Jesse James Garrett es un nombre que no requiere presentación en el campo de la Experiencia del Usuario. Pero si fuera necesario explicar quién es, habría que decir que su diagrama de cinco capas y su posterior fundamentación, a través del libro «Elementos de la experiencia del usuario«, son la base sobre la que se fundamenta la práctica de la UX.
A quienes hemos seguido su trabajo, nos parece habitual que cada cierto tiempo patee el tablero y nos diga que todo está mal. O que llame a sospechar de la calidad de lo que se está haciendo. Lo hizo el 2000 cuando mediante su trabajo separó aguas entre quienes sostenían que la Arquitectura de Información era suficiente e introdujo la necesidad de diseñar la interacción dentro de un mismo proceso de desarrollo de sitios web. Volvió a hacerlo 2002 cuando le dio la bienvenida a la comunidad del Diseño de la Interacción y dijo que no teníamos que decidir quién era más puro, si ellos o los arquitectos de información para obligarnos a trabajar juntos. Y vuelve ahora con un artículo publicado recientemente, para decirnos que la UX está cayendo en un error enorme al trabajar de manera ágil.
Aunque suene hereje (sus propuestas anteriores sonaron siempre así), Garrett plantea derechamente que al trabajar con métodos ágiles sólo se cumple con usar la etiqueta UX, pero no cumplir con lo que busca el diseño de la experiencia del usuario.
Yendo directo al punto, Garrett dice que «centrarse en la UX sólo para hacer productos permite a las organizaciones marcar la casilla «UX» sin tener que lidiar con el desorden que a veces se produce cuando se contrata a personas encargadas de hacer preguntas que nunca se han planteado, preguntas para las que los líderes senior pueden no saber las respuestas, o no querer hacerlo. La fábrica prefiere las piezas intercambiables y reemplazables.»
Allí agrega que «en la UX básica es donde se producen las cosas que hacen las personas a la que de verdad le interesa la UX: las percepciones humanas, la exploración colaborativa, la experimentación creativa». Por lo mismo, explica, para los nuevos practicantes en este campo se produce una discrepancia entre el sueño y la realidad: «Cuando se les vende la UX en la escuela como una actividad noble y creativa, llegan al mercado de trabajo y se encuentran con puestos en los que toda posibilidad de nobleza y creatividad se ha eliminado en nombre de la generación del producto».
Si lo entiendo bien, Garrett llama a hacer un cambio y volver a lo que importa: que la UX se dedique a lo que sabe hacer bien, que es resolver problemas más allá del producto, las situaciones que se entienden sólo cuando se hacer verdadera investigación.
De allí que también plantee que «el descontento parece aumentar cuanto más tiempo lleva alguien en este campo: Cuanto más veterano y experimentado es un experto en UX, más probable es que se pregunte si la realización de los valores centrados en el usuario es posible en el capitalismo».