Historias antiguas y lecciones permanentes

Tengo este blog desde hace un tiempo para ir registrando ideas, casos y temas, que luego me sirven para hacer clases. Soy de las personas que recuerda porque deja cosas escritas. Hago listas. Es decir, lo mío es el recuerdo con letras. Últimamente lo he renovado, principalmente las etiquetas, para conseguir agrupar algunos elementos que me sirvan para propósitos actuales.

Eso me llevó a redescubrir estas dos historias escritas en los veranos previos, que aquí las cuento resumidas para ofrecer una idea general al final. Así que, las historias primero.

El ingeniero de Xerox PARC, Lawrence Tesler, aparece usando el Xerox Alto.

Xerox Alto

Es el nombre de una máquina que fue desarrollada en unas instalaciones de Xerox en Palo Alto, California; en la foto, el ingeniero de Xerox PARC, Lawrence Tesler, aparece usando el Xerox Alto.

Estuvo lista en marzo de 1973 y contaba con interfaz gráfica, íconos, el menú en la parte superior de la pantalla, impresión del tipo WYSIWYG (lo que se ve en pantalla es lo que sale por la impresora), mouse, comando deshacer y comandos para cortar y pegar. Todo eso antes de Apple y Windows. Una maravilla que no se vendió sino que sirvió para inspirar muchos desarrollos, pero que no se transformó en el computador increíble que estaba llamado a ser.

Apple iPhone

Es el nombre de otra máquina, presentada en febrero de 2007 por Steve Jobs. Reunió en un solo dispositivo un teléfono, un computador para acceder a Internet y un sistema para almacenar y tocar música digital. Los tres servicios, hasta ese año, requerían de aparatos diferentes para ser activados. En su momento escribí: “La apuesta es alta: Jobs espera que sea un aparato que le dé tantas satisfacciones a Apple, Inc. como lo hizo el iPod.”

¿Qué hizo la diferencia entre esas máquinas? Ambas compartían el hecho de ser revolucionarias; llegaban a mercados que no estaban preparados y a los que había que explicar para qué servían; permitían hacer actividades que no se necesitaban de manera prioritaria, porque solucionaban problemas que ni siquiera estaban declarados.

Jobs, el contrapeso

Me atrevo a apostar a que la respuesta es que la diferencia estuvo en quiénes estuvieron al frente de los productos.

Por ejemplo, Jobs aprovechó el lanzamiento del iPhone para sacarle el Computer como apellido a la marca Apple. Y se plantó frente a todos los que querían escuchar (y los que no) para presentar un mundo nuevo, que cambiaba a partir de ese instante gracias a su producto; no aceptó una interpretación diferente. En el caso de Xerox, Alto no tuvo apoyo porque la empresa estaba enfocada en las fotocopiadoras y otros productos bastante rentables.

Como casi todo en la vida, no hay una respuesta nítida que explique el éxito de uno y el fracaso del otro, porque hubo muchos otros factores que incidieron en cada caso.

Lo que sí podemos obtener es una lección clara: si vas a lanzar un producto nuevo, que sea como lo hizo Jobs.