Lo que sabemos de contenidos digitales

Desde que empecé a trabajar en contenidos digitales tuve la necesidad de entender tanto los materiales como los métodos de producción. La premisa inicial a mediados de los 90s era que si bien se trataba de contenidos, había que adaptarlos a los materiales en que se iba a presentar y ofrecerlos de acuerdo a las necesidades de las personas que lo iban a consumir.

Con el paso del tiempo adoptamos la arquitectura de la información como el método para organizarla, la experiencia de usuario como el mecanismo para ofrecerla y la usabilidad como la medida de la calidad de lo que estaba ocurriendo en la pantalla. Esos tres conceptos siguen estando vigente y, con algunas mejoras y adaptaciones, las seguimos enseñando y presentando a quienes se internan en estos ámbitos.

Asimismo, hay otros elementos permanentes que se siguen enseñando con algunas adaptaciones. Por ejemplo, que las personas leen poco y por eso hay que escribir de acuerdo a esa realidad. Que la tipografía aparece como un material clave para ayudar a la lectura. Que los enlaces son el material mínimo indispensable para contar historias. Y que se debe pensar en el negocio, ya que hacer sostenible la práctica de la profesión es lo único que permitirá su supervivencia.

El gráfico muestra el paywall de The New York Times, que es la guía de la industria.
Aprender lo nuevo

Lo que ha cambiado y que para este curso constituye material nuevo, es el uso de nuevas tecnologías para crear contenidos, como son los modelos de lenguaje e inteligencia artificial para crear textos o imágenes.

Otro aspecto al que hay que darle espacio es el rol que tiene la desinformación y fake news en la forma en que las personas entienden el mundo, llevamos muchos años enfrentando el problema y pocos resolviendo ese tema.

Adicional a esto hay que abordar el concepto de estrategia de contenidos, cuyo objetivo es vincular lo que se muestra y entrega en la web y redes sociales, con los objetivos que tiene el negocio del que habla la información.

Pero, lo central y a lo que hay que dedicar tiempo, es a la necesidad de contar mejores historias. Quizás sea lo más relevante que vamos a trabajar y aunque esté al final, sea lo que tenga la mayor prioridad. Las historias son las que nos mueven, por ellas vivimos, creemos y avanzamos en la vida. Así que, sin más, que comience el semestre.