Como la semana anterior hablé de botones que no existían en comercio electrónico, tengo la tentación de aplicar lo mismo al consumo de las noticias.
Pero antes de eso, quiero darme una vuelta por un concepto que vi esta semana gracias a una publicación de elDiario.es que hace referencia a una conversación entre dos referentes del periodismo en español. Allí, Martín Caparrós responde una consulta de Gumersindo Lafuente y ensaya una nueva definición de periodismo. Ya no es “contar eso que alguien no quiere que se cuente”, sino que lo lleva más allá y dice: “periodismo es contar algo que muchos no quieren que les cuentes, porque no tienen ganas o no creen que les interese”.
Hay que juntar esta mirada con un dato que viene del estudio de las audiencias: “la cantidad de gente que evita las noticias, a menudo o a veces, permanece cerca de máximos históricos: es un 36% del total relevado. Notamos que este grupo se divide en dos: por un lado, quienes procuran evitar periódicamente todas las fuentes de noticias y por el otro, quienes tratan de restringir específicamente el consumo de noticias en determinados momentos o sobre ciertos temas”.
TikTok para informarse
Y, como si esto fuera poco, se lo debe mirar en conjunto con los datos que vienen desde EE.UU. donde se estudia a las personas que consumen información de manera muy habitual, y que permitió acceder al gráfico siguiente donde muestra cómo mientras casi todos los métodos para llevarle noticias a la audiencia joven caen, hay uno que sube. Ese es TikTok.
¿Habrá información parecida en Chile? Un trabajo reciente de la profesora Ximena Orchard (Periodismo UAH) reveló que “en los segmentos medios, medio bajo, bajo, y en audiencias más jóvenes, los consumos informativos son lejanos y presentan una “fatiga informativa” o evitación de noticias”. Es decir, lo que estábamos describiendo antes.
¿Algo sobre uso de TikTok para informarse? Sí, se usa, pero tiene bajo nivel de confianza. Dice el estudio: “La que genera mayor desconfianza es TikTok: un 67% de las personas encuestadas considera que la información que circula allí es poco o nada confiable. Y, a pesar de que se critica a los medios tradicionales, igualmente generan un poco más de confianza en términos de su contenido”.
Puedo agregar que en una encuesta informal entre mis alumnos de primer año de periodismo (19 a 20 años de edad), TikTok seguido por Instagram, son los canales favoritos.
Contenidos sintéticos
Pese a eso, creo que es cuestión de tiempo para que este tipo de redes encuentren la forma de llegar a sus audiencias de la manera que se espera y se consiga ese factor de confianza y seguimiento que antes poseían los medios.
Lo primero es que debido al uso de inteligencia artificial y la presión por completar la tarea de tener contenidos a bajo costo, habrá cada vez más elementos producidos vía software. Contenidos sintéticos, era el nombre tentativo que le daba en un texto en que estoy trabajando, pero luego vi que esa denominación ya está siendo usada para describir ese tipo de información. Corresponde a la situación en que se entrena un modelo de lenguaje (LLM) con contenido exclusivo de un medio y luego se le pide responder preguntas y crear diferentes salidas de contenidos a partir de esa base de información: todo lo que produzca será adecuado y casi sin problemas.
Contenidos en el formato ideal
Lo segundo, es que ante un escenario de mucha información, comienzan a aparecer los buenos intérpretes que te ayudan a entender una situación. De hecho, ya se habla de DJs de noticias como tendencia. Lo explican así: “Los artículos que escriben los periodistas se convertirán en material de partida que se remezclará y ofrecerá en presentaciones hiperpersonalizadas. (Un ejemplo sencillo es que la mayoría de la gente prefiere leer las noticias en su lengua materna). La creación de productos informativos extremadamente personalizados no requiere una tecnología que vaya más allá de la que ya ofrecen los LLM actuales: Sólo falta liderazgo innovador y financiación para empezar a hacer crecer la idea”.
¿Cómo podría funcionar? Pues, creo que encontré un ejemplo perfecto. Es el trabajo de Carlos Allende, un tiktokero mexicano que colaboró con el sitio Fábrica de Periodismo para dar cuenta de una gran investigación sobre los vuelos de la muerte, un caso en que una dictadura mata a sus opositores y los arroja desde un avión en vuelo.
El director del medio, Ignacio Rodríguez Reyna, contó en una entrevista con Ismael Nafria: “Hicimos una investigación y armamos un video en su cuenta (@sirallende), porque no teníamos nosotros, y estuvo muy bien, tuvo un millón de vistas. Repetimos el experimento en abril con otra investigación. Hicimos dos videos, y en uno de ellos funcionó muy bien, con más de 600.000 vistas”.
Hay algo allí, ¿no? Hay un valor en entregar la información en el formato que se espera, en la dosis adecuada y en el lenguaje que se espera. Que lo veo como algo complementario al gran trabajo de juntar, recopilar, investigar y contar historias que hay que saber, como dice Caparrós.
Tras ver toda esta evidencia que aparece, a su frase le agregaría: noticias contadas de la manera en la que estoy dispuesto a escuchar.