Creo que una cosa ha llevado a la otra y no me he logrado sustraer de ese ritmo. Me refiero a que en las semanas pasadas he abordado un tema que me ha movido a tratar otro adicional que está cerca y relacionado. Así que vamos de nuevo con esta explicación de datos y metadatos, que para efectos de lo que ha pasado en las últimas semanas se vuelve relevante.
Comencemos con los datos. Nos referimos con este nombre a cualquier objeto que está publicado y de lo que podemos ver sus características. Por ejemplo, de una foto tenemos datos concretos como su fecha, su contenido, su autor. Podríamos decir que los datos en este caso corresponden a lo visual.
Junto a eso, aparecen los metadatos que habitualmente se producen y entregan información de apoyo. Los metadatos de una foto son su tamaño, la descripción de su contenido (en varias redes sociales eso lo genera un algoritmo), la fecha de publicación, el texto con el que se acompaña, el tema del que se trata ese texto y así en adelante. Podemos decir, por lo mismo, que los metadatos son aquellos elementos que acompañan y describen al dato.
Por ejemplo, si se trata de una red social, los metadatos que se agregan son aquellos que ayudan a explicar las principales interacciones que se generan a partir de una publicación. En un post anterior describí algunas de ellas y corresponden, como en el caso de Instagram, el tiempo que el usuario estuvo detenido ante una foto, si la agrandó para verla con más detalle, si hizo click en la foto de perfil para ver a quien la publicó. Todo eso queda registrado y ayuda a definir qué más se le muestra a continuación a la persona que está haciendo esas acciones.
Como se entenderá, la recopilación de metadatos es lo más relevante porque permite registrar los intereses y a partir de eso, es posible perfilar a la persona con ciertas características que ayudan luego a mostrarle publicidad y ligar a nuevos contenidos que le sean relevantes y adictivos.
La velocidad de respuesta
Lo que viene asociado a esto es algo un poco más interesante. Es el hecho de que a medida que se cuenta con más metadatos, es posible que se puedan programar respuestas automáticas que se gatillan cuando se cumplen determinadas condiciones. En este sentido, en la medida que se obtengan más de este tipo de “anotaciones” sobre los contenidos, será más directa la acción de los algoritmos disponibles.
En este tiempo que estamos viviendo, en que cada vez tenemos más datos pero peor información debido a la existencia de noticias falsas que se producen a propósito para desviar la atención de las personas, queda más en evidencia la necesidad de que se puedan generar metadatos que ayuden a separar lo real de lo falso mediante procesos automáticos.
Por ejemplo, si hubiera un metadato tipo “huella digital” de lo que se produce por inteligencia artificial, sería más simple marcar ese tipo de contenidos para separarlo de lo real. Un paso simple y concreto que ayudaría en la entrega de información que por estos días es rápida y sin demasiado espacio para la verificación.
Basarse en metadatos no es una solución simple, pero tengo la sensación de que es un camino real que puede ayudar en esa tarea.
Comentarios
Una respuesta a «Para entender los datos necesitamos metadatos»
[…] recopilar toda la información posible, ya que era más fácil ofrecer algo mientras más datos y metadatos tuvieran de nosotros. De allí que en las redes que más uso (X e Instagram), en los últimos meses […]