Lo interesante no es el destino, sino el viaje. Esa frase, que muchas personas asocian con un poema de Kavafis, es la que quiero usar de partida para hablar respecto de algo que me obsesiona y que he mencionado antes en estas columnas, que es lo que se puede aprender a partir de lo que muestran las páginas de resultado de Google. Que pasaron de ser simples listados de diez enlaces, a un método de cautivar y dirigir la atención de quienes llegan al buscador.
En esas páginas ya está establecido que una parte importante de la audiencia no sigue ninguno de los enlaces que se ofrecen (estrategia de cero clicks), sino que se queda revisando lo que aparece desplegado y se conforma con esa respuesta. Por ejemplo, si preguntas la hora, el tiempo o la fecha, Google va a responder de manera contextual con el dato concreto que corresponda. No hay para qué ir más allá.
Si preguntas algo más complejo, el buscador ha ido afinando la experiencia de usuario y hoy entrega una respuesta que se forma con dos elementos. Primero muestra un resumen que obtiene gracias a que rescata unas líneas provenientes del sitio que tiene la respuesta (lo que se conoce como snippet), pero agrega algo interesante. Un poco más abajo muestra lo que los demás buscaron en relación con lo que se busca. Muestra cada pregunta con una interacción que se activa con un click y que permite ver un párrafo y seguir el enlace respectivo; pero si no lo sigues y cierras esa zona interactiva, hay un premio: preguntas adicionales y sus respuestas, que te permiten profundizar.
Lo que enseña la interacción
Lo que empieza a ocurrir es que la pregunta inicial, sin importar cuál sea, se ve rodeada de atributos y descripciones que provienen de las palabras que se van agregando gracias a la capacidad del buscador de ofrecer contexto.
En este sentido, lo atractivo del modelo es que Google va enriqueciendo la oferta de resultados, ya que te mueve desde la idea inicial, hacia los elementos relacionados y si tienes la paciencia necesaria, existe la posibilidad de mejorar tu primera consulta con los elementos necesarios para que de verdad veas el fondo de lo que quieres preguntar. Google se comporta como un creyente del método socrático, en el que a través de preguntas te ayuda avanzar en el conocimiento.
¿Qué podríamos aprender de esta capacidad del buscador? Creo que lo primero es que hay que partir desde la noción de que es necesario establecer la capacidad de ofrecer contexto cuando cualquier persona llega a un contenido. Si es una noticia, ofrecer explicar mediante una línea de tiempo de eventos (cada uno con su enlace) para entender cómo llegamos a la situación novedosa que se reporta o establecer, mediante un despliegue de rostros, una explicación convincente de quién es quién y de qué manera se relacionan con la historia que contamos. Si es un producto, explicar en simple para qué sirve, con qué se complementa, de qué manera se usa (además de lo básico como precio, dimensiones o colores, por ejemplo). Si es un servicio, en qué consiste, cómo se pide, con qué y para que se utiliza.
No se trata de considerar a las personas usuarias como poco conocedoras o incluso ignorantes, sino que lo que propongo es que todo contenido sea visto como parte de una experiencia, de un viaje hacia una mejor comprensión, Y que cada elemento que se muestre, sea parte de un aprendizaje en lugar de tratarse como un destino concreto y final con el que se cierra la búsqueda.
Google nos muestra que el aprendizaje es permanente y que siempre nos interesa saber un poco más; hay que aprovechar esa circunstancia a nuestro favor y ayudar a quienes nos visitan en su camino a entender mejor el mundo sobre el que quieren saber un poco más.