Apple Vision Pro es el nombre del nuevo producto que presentó Apple la semana pasada. Se trata de un dispositivo parecido a lentes de buceo que tiene la capacidad de ofrecer una interfaz a pocos centímetros de los ojos y que usa como espacio todo el ambiente que la persona tiene frente a ella.
Dadas esas características, la empresa ha buscado crear una categoría nueva para declararse como su líder. Le llama “computación espacial«. El mensaje de marketing escogido es: un revolucionario ordenador espacial que combina a la perfección los contenidos digitales con el mundo físico, al tiempo que permite a los usuarios permanecer presentes y conectados con los demás.
Con un precio muy alto, promete una serie de capacidades interesantes, tales como usar la voz, los dedos y las manos como elementos de trabajo para darle órdenes; a eso suma una gran capacidad de imagen y audio como medios para dar respuesta. En los videos que se muestran se refleja cómo esas prestaciones ayudan a una experiencia de usuario novedosa.
Alguien que conoce de este tipo de dispositivos comenta algunos detalles, que aunque están en el video, no se notan si no tienes esa mirada experta; los lentes funcionan siempre que se cumplan algunas condiciones: que la persona esté sola, que esté en un lugar oscuro y que no tenga que hacer tareas complejas.
La difícil tarea de innovar
Quienes creemos en Apple -aunque no usemos habitualmente sus productos- mantenemos la esperanza en su capacidad de innovar.
Escribí cuando sacó el iPod, iPhone, el iPad y cuando Steve Jobs partió. Siempre con la fe puesta en ellos. Pero, ahora, no les creo.
Las veces anteriores se encontraba el Sr. Jobs, lo que ya daba alguna garantía de que había una brújula y una estrategia. Estaba además la capacidad técnica de entregar dispositivos que, sin duda, se adaptaban a la experiencia de la persona usuaria y le entregaban herramientas que hacían más rica su integración con el espacio en el que estaban insertas. Agregaban elementos a la experiencia y no la suplantaban.
Sin ir más lejos, el Sr. Jobs nunca dejó que sus dispositivos tuvieran un lápiz para apuntar o escribir porque él sostenía que para eso estaban los dedos que eran más exactos y simples de usar. Tras su partida apareció el “Apple pencil” que, por precios que van desde algunas decenas de miles de pesos chilenos, permiten hacer lo mismo.
Cómo saber cuál será el destino de este nuevo artefacto que acaba de aparecer. Hay que darle tiempo al tiempo pero tengo la esperanza que a futuro lo miremos como un dispositivo que no prendió, aunque quizás sirva como modelo para lo que aparezca más adelante. Ya que sí creo que la “computación espacial» será algo que fructificará, pero con máquinas que sí contribuyan a conectar y mejorar la experiencia de la persona y su entorno.