Al comienzo fue una sorpresa: un grupo de íconos en mi celular quedó de color gris, impidiendo el acceso directo; había que dar una serie de pasos para poder usar cada aplicación.
Luego recordé que yo mismo me había infligido ese “castigo”, al activar los límites de tiempo disponibles en la sección Bienestar Digital que viene integrada en la marca de celular que uso. Su función principal consiste en elegir un grupo de aplicaciones del teléfono y determinar por cuánto tiempo quieres usarlas. Cuando la suma de tiempo de uso para el grupo alcanza el límite, se desactivan.
Yo había estado probando los límites por aplicación, como comenté a comienzos de año, y había descubierto crecientes ventajas en el uso del tiempo. Por ejemplo, retomé la lectura de libros de papel en los que he encontrado la profundidad que estaba buscando.
Debo decir que me ayudó mucho en eso el nuevo rol que tomó X (el reemplazo de Twitter), al ofrecer contenidos cada vez más intrascendentes para mis intereses, al reemplazar mi curatoría de personas y temas para mostrarme aquellos que más le interesan promover a su dueño. Simplemente, ya no es lo que era.
¿Cómo seguir?
Las redes sociales llegaron para atender una necesidad muy concreta y me parece que lo hicieron bien: ponernos en contacto con quienes tenemos cerca, pero no tanto como para verlos diariamente. Ver sus fotos y comentarios fue y seguirá siendo interesante.
Pero las personas de ese grupo habitualmente son un grupo reducido y por eso, apareció la categoría amigos, donde se incluyen a todos las personas que nos interesan por algún motivo. Y donde todo se derrumbó fue cuando la propia red social decidió que ellos eran mejores que nosotros decidiendo lo que nos interesa.
Incluso en Estados Unidos existe la figura del Cirujano General, que en el pasado ha tomado decisiones como la de poner advertencias a las cajetillas de cigarrillos para informar que fumar mata a quien lo hace. En una columna de junio pasado, anunciaba:
Es hora de exigir una etiqueta de advertencia del cirujano general en las plataformas de redes sociales, indicando que están asociadas con daños significativos para la salud mental de los adolescentes.
En Chile ya hay estudios que levantan la preocupación acerca del tiempo de uso de las redes sociales, por lo que diversos profesionales entregan consejos en la línea de informar que “es fundamental promover la idea de desconexión saludable y no estar constantemente pendiente del celular”, especialmente en niños y adolescentes.
Me parece que esto es muy parecido a otras áreas de la vida: hay que entender los límites y actuar para atenderlos como lo que son: el exceso va a ser siempre un problema.
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