Mis disculpas por la nota personal, pero acá vamos. Una de las deudas que tengo conmigo es tener un magíster. Por diversos motivos no tuve la posibilidad de hacerlo pero ya cumplidas las etapas que lo impedían, este año me lanzo.
En verano fui aceptado en el Magíster de Edición de la UDP que entrega los conocimientos necesarios para aprender a hacer libros, abarcando el proyecto completo desde el trabajo con el manuscrito hasta la impresión y venta. En mi caso ya he escrito algunos libros, por lo que conozco algo de lo que hay que hacer.
Pero, por lo mismo, creo entender que me falta mucho para entender el negocio del libro de manera integral. Más aún, cuando uno de mis planes es desarrollar una editorial de libros técnicos. Así que se vienen dos años intensos, comenzando por el efecto del Covid que ha hecho que el inicio de los cursos se haya aplazado. Pero hoy comenzamos.
Quería dejar anotados aquí dos ejemplos interesantes de divulgación de información, que ayudan a dar contexto al lector / usuario de un contenido y le permiten aumentar su confianza en la información que está recibiendo. Ambos ejemplos vienen del NYT, dado que es el diario que más frecuentemente leo (me suscribí hace algún tiempo).
Notas al margen
El primer ejemplo, es el uso de notas al margen del texto que sirven como apoyo para quien va escribiendo y para quien va leyendo, ya que contribuyen a dar más información acerca de lo que se está tratando, sin quitarle el ritmo al texto que se presenta. No había visto este tipo de intervenciones, hasta esto que encontré en la revista NYT Mag:
Notas al margen durante una entrevista, apoyan y entregan contexto.
Revelar una relación
El segundo ejemplo tiene que ver con entregar información que no está relacionada con el texto en forma directa, pero muestra que sí hay algo que el usuario / lector debe saber para entender por qué se dice una cosa de una forma y no de otra. O por qué alguien es entrevistado.
Entre paréntesis se explica que un entrevistado está relacionado con el medio de una manera directa.
Con soluciones de ambos tipos, gana la experiencia del usuario y aumenta la credibilidad del medio. Ambos son puntos a favor en la relación entre el diario y sus lectores.
Algo que hago habitualmente en clases de Periodismo Digital es preguntarle a las/los alumnos qué estaban haciendo en 1995. Eso lo hago cuando me estoy presentando y sirve para contarles algo de mi experiencia y para que se den cuenta cómo ha evolucionado la tecnología y para que se imagen cómo lo hará en el futuro.
La respuesta habitual que obtengo es “no había nacido en esa fecha, profe“. Son personas nacidas en el 98, 99 y más adelante.
En estos días, La Tercera me ayudó a recordar una de las historias digitales que recuerdo con más ganas por el vértigo, el compromiso y la novedad que generó. Fue en junio de 1997, cuando nos saltamos una prohibición judicial de informar en Chile creando un sitio web en Estados Unidos. Fue la primera vez que se hacía y tuve la oportunidad de aprovechar todas las capacidades del periodismo digital de la época para hacerlo.
Con este aviso en el diario de papel, La Tercera publicitó la edición en Internet en Estados Unidos.
Desde que lancé mi segundo libro, no había vuelto a escribir. Varias razones me retuvieron, pero quizás la principal, fue que necesitaba parar un rato en proponer ideas y temas y quería escuchar y leer de todo, lejos de mi permanente obsesión e interés por los contenidos digitales.
Así lo hice, me puse al día con una pila de libros que estaban al lado de mi cama, me dediqué con más ganas a la carpintería y salí de camping.
Libros, carpintería y camping, las tres tareas a las que me dediqué en estos meses.
Lo que sigue ahora es parecido a lo que he hecho. Seguiré escribiendo, haciendo clases y, algo nuevo, muebles. Simples y útiles, nada muy sofisticado, mientras aprendo a usar las herramientas 🙂
Además, volveré a escribir, ya que se vienen desafíos interesantes en este primer semestre: un curso de periodismo digital, el tradicional diploma de AI+UX este año en la PUCV (que nos ha acogido de maravillas), otro diploma de periodismo económico donde hablaré de datos y por último, un par de cursos en contenidos digitales. En cada uno hago un par de horas de clases, no crean que mo lo paso en la sala.
Este martes 25 de septiembre se celebró en todo el mundo el Día de la Interacción (#ixdd en Twitter) como una forma de recordar la relevancia que está tomando este tema que es vital para los contenidos digitales.
En Chile tuvimos dos eventos relevantes en Santiago y Viña del Mar, organizados por los capítulos locales de IxDA.
Ambos se desarrollaron en torno al tema de la diversidad e inclusión y en el caso de la capital, se habló de Lazarillo, que se presenta como “la aplicación de orientación inteligente para personas ciegas y con baja visión, que te guía por mensajes de voz en la ciudad” y de “TodoMejora“, que es una organización que busca “promover el Bienestar de niños, niñas y adolescentes que sufren de discriminación, bullying y comportamiento suicida, producto de su orientación sexual, identidad y expresión de género”.
En el segundo caso, se presentó la aplicación del mismo nombre que se enfoca en fomentar la conversación “confidencial, en un espacio seguro y con especialistas preparadxs para guiarte y apoyarte”.
Aunque no pude asistir, quedé contento por sentir que la comunidad está en movimiento y muy activa y por ver lo que se fue contando de las presentaciones vía Twitter. Qué bueno que el mundo sea un poco mejor cada día gracias a que hay gente que se preocupa de mejorar haciendo de la interacción su preocupación (y de paso celebrarlo un día al año) y, además, que tengan la visión de hacer estos nuevos productos digitales que realmente ayudan a quienes los usan.
Desde que me puse a explorar en nuevos formatos de redacción para espacios digitales, ha sido interesante notar cómo la aparición de nuevos elementos de trabajo ha aumentado la capacidad de los redactores para sacarles provecho para contar historias.
En esta ocasión, van tres ejemplos que vale la pena estar mirando.
Ensayo y error
El primero, es investigación (o ensayo y error, si se quiere) en estado puro. Viene del diario The Washington Post, que abre la puerta a nuevas formas de contar historias. Todos formatos cortos, con diferentes expresiones que van desde audio y poemas, hasta comics, incluyendo un juego.
Una de las historias es un cómic acerca de una cita a ciegas.
Lo interesante tiene que ver con que, en cada caso, se logra contar muy bien una historia que se lee de inicio a fin y, quien la cuenta, consigue su objetivo: comunicar y llegar al usuario. Además de dar la sensación de que debe haber otras historias parecidas en el mismo medio, que sería bueno conocer, fomentando la relación más permanente.
Múltiples formatos
El segundo ejemplo viene del diario The New York Times, que se hace cargo de algo que ha venido contando hace ya mas de un año, que es la forma en que fue afectada la elección presidencial en Estados Unidos, a través de la redes sociales y la manipulación que se hizo de ellas desde rusia (aún falta descubrir partes de la trama).
Como es tanto lo que hay que contar, la historia usa herramientas especiales. Una línea de tiempo, un “glosario de caras” que permite saber quién es quién, y formatos abreviados para entender todos los hilos que se cruzan en la historia.
Una línea de tiempo permite seguir lo que está ocurriendo en las diferentes partes de la trama relacionada con la interferencia en las elecciones de EE.UU.
La posibilidad de usar múltiples formas de narrar, da cuenta de lo interesante que debe ser el administrador de contenidos (CMS, por la sigla en inglés) que hay tras esa publicación. Lo habitual es que los periodistas y diseñadores cuenten con pocas herramientas automatizadas, por lo que cada vez que quieren hacer algo distinto, hay límites que lo impiden. No está mal recordar (y tratar de escapar) este dogma de los entornos digitales: haces aquello que tu CMS permite.
Abro hilo
El ejemplo final tiene que ver con un reportaje publicado hace unos días en El Periódico de España. El periodista Juan Fernández usa el concepto de los hilos de Twitter, para explicar qué son y para qué se usan, explicando de paso qué es la “twitteratura”.
Publicado como tal en la red social y en el diario impreso, muestra las ventajas de esta forma de trabajo que ayuda a una interacción rápida, multimedial y con feedback inmediato con el usuario.
Un consejo que viene en el reportaje y que se puede usar en cualquier medio: siempre escribir entendiendo la plataforma y adaptando los contenidos a lo que se puede hacer en ella.
El reportaje de El Periódico acerca de la twitteratura, puede ser leído impreso o seguido como hilo en Twitter.
Quiero hablar de algo diferente de lo habitual en este blog por esta semana, a propósito de la fecha.
En marzo del ’80 entré a estudiar Periodismo en la PUC, en Santiago. En junio, tras vivir los primeros meses en una escuela que intentaba guiarnos por el camino de ser comunicadores, nos estremeció una noticia terrible. Uno de nuestros compañeros de los años superiores, había fallecido. José Eduardo Jara, era su nombre.
Creo haberlo visto una vez, no lo conocía. Su muerte, no obstante, abrió ante nosotros la realidad que en esa escuela y en la propia universidad no se trataba. Lo habían torturado y la causa de muerte fue un paro cardiaco producido debido a los golpes recibidos. Pero, lo que nos dijeron entonces, era otra historia. No había nada claro, no se sabía mucho y era mejor no preguntar.
Hoy, 11 de septiembre de 2018, en la entrada de la Facultad de Comunicaciones de la UC y gracias a un trabajo apoyado por la FEUC, se instaló una placa en su recuerdo y en el de otros ex compañeros de estudios, víctimas de la dictadura.
La placa que recuerda a José Eduardo Jara en Periodismo UC.
Es bueno que haya memoria, que recordemos, que volvamos y entendamos lo que pasó, por qué pasó, cuándo, dónde y quienes participaron. Saber quiénes reaccionaron bien, mal, indolentemente. Porque siempre hay que buscar la forma de aprender de lo vivido. La memoria hace bien.
Por eso, creo que también es bueno replicar acá la Carta Abierta que entonces firmaron tres alumnos y un profesor (nuestro maestro de fotografía), en recuerdo de José Eduardo Jara. Dice:
Carta abierta a José Eduardo Jara
Ciertamente no podríamos decir, Eduardo, que eras el mejor alumno de la Escuela… pero sí el con mayor ilusión y el de mayor esfuerzo. Y casi nos acostumbramos, Eduardo, a verte de repente en esa dulzura que pocas miradas pueden transmitir. Llegabas a la escuela sembrando pan entre quienes te rodeábamos. Y luego de ibas con apenas unos pesos y un pan en el bolsillo para visitar Villarrica en lo álgido de tu triste enfermedad. Con un apretón de manos te sabíamos de nuevo cerca. Hoy no podemos conformarnos. Tu viaje es demasiado trágico, tu partida demasiado injusta. El dolor que hoy nos une a tus profesores y compañeros es tu propio dolor que ahora es nuestro, amigo de la mirada tan dulce.
Encerando, haciendo pequeñas clases, fotografíando, mantuviste a tu mujer y a tu hijo con la ilusión de un título que te alejaría de los vidrios y cera. Y nos duele a los que te quisimos, Eduardo, que te traten de “mujeriego” ya sabemos que le duele a tu esposa y algún día le dolerá a tu hijo. Y tú que vivías y estudiabas para ellos. Nos duele que digan que siempre llegabas tarde. ¿Cómo no hacerlo cuando se anda a pie y no quedan todos los vidrios limpios? A tu muerte llegaste tan temprano. Nos duele que se te trate de extremista porque jamás hubo en tu boca palabras de odio. No fue fácil tu vida, Eduardo; y a un semestre de terminar, un monstruoso equívoco, uno más de la violencia, la segó para siempre.
Tu muerte, Eduardo, que no sea en vano, que nos aclare la conciencia, que el mensaje escrito con ella sea el editorial más profundo que nos despierte a la paz. Porque no puede ser, porque el silencio y la palabra que se quiebra nos invita este oscuro amanecer de invierno a gritar por la vida, simplemente por la vida, la misma que te quitaron.
Es tan profunda la huella que deja tu herida porque pareciera que tu bondad causó menosprecio; y tus gritos, golpes. Y una vez más los hombres nos equivocamos. Para Eduardo no habrá vengadores porque tu vida no se paga con la de nadie.
Andrea Vial
Cecilia Serrano
Juan Domingo Marinello
Liliana Martínez
La instalación fue destacada además por la publicación de la Facultad de Comunicaciones, a través de su red social:
Anoche, alumnos de @fcomuc y @feuc, inauguraron una placa que recuerda a Diana Arón, Carmen Bueno y José Jara, todos víctimas de la dictadura y exalumnos de esta Facultad. Sala COM 104, frente al patio de Comunicaciones. pic.twitter.com/3iJtaAjYKA
Para los que no lo sabían, el pasado jueves 4 de octubre y con el apoyo del grupo IxDA Santiago, realizamos el lanzamiento de mi nuevo libro, del que algo había adelantado.
Su nombre es “100 elementos que debe tener un sitio web” y se trata de un trabajo que hice en los últimos tres años para crear una guía de aquellos objetos, aplicaciones y contenidos que considero que son los mínimos que deben ser incluidos en un espacio digital que funcione, es decir, que cumpla los objetivos para los que fue creado.
La tapa del libro 100 elementos que debe tener un sitio web.
La presentación fue realizada en un ambiente muy entretenido, junto a amigos antiguos y nuevos, y permitió mostrar el sitio web y la presencia en redes sociales (Twitter y Facebook), que ayudan a difundir el trabajo que estamos haciendo. Asimismo, comenté que a diferencia de mi libro anterior, 100 Elementos se puede comprar en papel a través de Amazon en versión Kindle y papel, con impresión a pedido. Para qué les cuento todo lo que he aprendido acerca de cómo publicar libros 🙂
¿Qué sigue? Como conté en el lanzamiento del libro, mi interés es seguir escribiendo. Tengo previta la versión actualizada de “Tienes 5 Segundos” para el próximo año (cumple 10) y cerrar y publicar la investigación que hice sobre cómo llegó Internet a Chile. Así que, trabajo hay.
Si leen el libro, por favor, cuéntenme. Quiero ver qué les pareció.
Hay que ser francos: estamos en un tiempo en que la lectura es breve. Hay que pelear por la atención del usuario. Por lo que capturar su tiempo es clave.
Sin embargo, he leído dos largos textos de The New York Times y gastado más de media hora en participar de lo que me ofrecen.
¿Seré yo? O, ¿será que lograron interesarme?
Interactivo y personal
En el artículo sobre los efectos del cambio climático, el artículo pide al lector entregar un par de datos personales antes de comenzar. Se titula algo así como ¿Cuánto más cálida es tu ciudad natal desde el tiempo en que naciste? y te pide ingresar la ciudad y el año de nacimiento. Tras hacer scroll, muestra cuántos días con más de 32 grados había entonces en tu ciudad; luego, avanza para mostrar cuántos hay ahora y, con un avance más, cuántos habrá más adelante (en mi caso, cuando cumpla 80 años).
Todo eso, ilustrado bellamente:
El gráfico muestra la situación de Santiago, con el año de mi nacimiento.
Más abajo, en la misma crónica, usa el dato de mi ciudad para entregar información personalizada a la localidad y sigue abundando en detalles referidos a la selección realizada. Es una crónica hecha a mi medida, combinada con datos generales.
Guiños al detalle
La otra crónica interesante y que leí más allá de lo que esperaba, fue una en la que varios autores explicaban por qué les gustaba un detalle de una obra en particular: una banda de sonido, escultura o un video, por citar algunos. ¿Por qué amo …? (los puntos suspensivos se rellenan con una imagen).
En la zona superior, se puede elegir la crónica que se quiera leer, entre los diferentes tipos de obras destacadas.
La gracia de este texto, está en lo que comienza en el título. Hay una relación muy directa entre la cantidad de texto y las imágenes, que se ofrecen como fotos, gif animados, pequeños videos con o sin audio y otros elementos gráficos que hacen guiños al espectador e impiden que se aburra o escape. No hay monotonía en el relato, sino que por el contrario, hay una permanente sorpresa, haciendo que uno vaya buscando la forma en que quien escribe va dirigiendo el relato hacia partes de la obra, hacia detalles cuya visión es apoyada por una imagen.
En la interacción está la clave
Qué simple forma de contar una historia, pero a la vez, qué compleja la producción que eso significa.
Probablemente, en la primera como en la segunda historia, lo que conquista al lector es que lo transforma en el operador de la historia. La persona que lee tiene que activar el relato y no sólo leer. Se consigue algo parecido a esos antiguos libros de cuentos, en que al abrir las páginas, se creaban dioramas que daban una sensación de introducción en la historia, que se desenvolvía frente a nuestros ojos, generando sorpresa e interés en el relato.
Por lo mismo, la clave está en la interacción que propone y en la forma simple de llevarla a cabo. No se trata de elementos complejos de activar para el usuario, lo que ayuda a que no haya barreras de uso y que conquisten el espacio y permitan que se mantenga la atención mucho más allá de lo que se espera.
Y que incluso terminen recomendando a otros pasar por la experiencia y relatando lo bien que lo pasaron al hacerlo (como yo ahora con ustedes). ¿A qué más podría aspirar un buen contador de historias?
En las dos semanas anteriores he estado escribiendo acerca de los temas en los que me ha tocado trabajar en las últimas semanas, vale decir, cómo conseguir que los usuarios puedan sacar mas provecho del contenido que se ofrece, a través de la entrega de contenidos que sean lo más cercano a lo que está viendo. Esto se logra primero mediante la generación de un espacio fácil de usar y luego, con la oferta de actividades a partir de lo que se está mirando.
Lo que sigue, por lo tanto, es comenzar a generar el contenido, plantearse estrategias en relación con lo que se espera que hagan los usuarios, medir los resultados y esperar que todo resulte como uno se lo plantea. En el siguiente gráfico, tomado de Google Analytics, se puede ver cómo fluyen los visitantes dentro de un sitio (en este caso en el sitio de mi primer libro) para entender si el comportamiento es el esperado.
El flujo de las visitas muestra cómo van pasando entre páginas y ayuda a comprobar si ocurre lo que uno espera.
En el caso de este diagrama, lo que es espera es que un usuario que llegue a la portada, acceda a la sección “Libro” y dentro de ella le haga click al enlace de descarga del libro (gratuito, por cierto). Los números a la vista indican que la conversión está un poco más arriba del 10% de las visitas (1.3K terminan en 176 descargas). Para tener una comparación, la tasa de conversión en comercio electronico en Chile, alcanza al orden del 2%.
Hace muchos años que no voy de pesca, pero creo que es lo más parecido a ese deporte/pasatiempo. Ir a un lugar, ofrecer una recompensa, ver si hay interesados y capturarlos. Si ocurre como uno espera, se devuelve el ejemplar al río y se vuelve a intentar. Lo interesante es cuando eso no ocurre, ya que allí hay que ponerse a trabajar y mejorar en todo, desde la técnica hasta la hora en que se intenta.
Sólo queda seguir el ciclo del software, es decir, crear-probar-mejorar hasta llegar al mejor resultado posible. Aunque suene complejo, con el contenido se debe hacer lo mismo.