Archivo de la categoría: Redes sociales

Artículos que se refieren a temas de redes sociales.

¿Tener perfil en Redes sociales o tener un sitio web?

Una de las disyuntivas más interesantes del último tiempo es la que se ha renovado tras el eventual fin de Twitter, tiene que revisarse por partida doble. Por un lado, decidir qué hacer si se termina y por otro, valorar si la red social es el único espacio al que hay que dedicar el esfuerzo creativo.

Antes de seguir debo decir que estoy presente en Twitter desde 2007 y que me sirve de medio de comunicación, barómetro de temas y descubrimiento de personas.

La primera parte de la disyuntiva se refiere a sí mantenerse allí o migrar a otra red. Queda claro que si desaparece, la respuesta es obvia. Pero si sigue, ¿hay que quedarse con las nuevas reglas que de seguro van a aparecer? Para responder será útil apelar a la Ley de Metcalfe, creada por el autor de la red Ethernet quien señalaba que “el valor de una red de telecomunicación aumenta proporcionalmente al cuadrado del número de usuarios del sistema” lo que, llevado a una red social, se puede entender como que “la utilidad social de una red depende del número de nodos en contacto”. Entonces, moverse a otra red vale si lo haces con tus contactos o bien si en la red alternativa, ya hay un número adecuado de personas cuyos contenidos te interesan. 

Los riesgos de una red social

La segunda parte a considerar es la parte más interesante del tema y se refiere al hecho de que lo que consigas en la red social no te pertenece. Es decir, son tus contenidos (aunque le das una licencia a la red para que los utiliza y hasta los venda sin que participes del negocio) pero están instalados en un lugar que no te pertenece. Cuando quiera que ocurra, la red puede cerrar tu cuenta, cambiar las condiciones, modificar la forma de acceso o dejarte en una situación que te impida seguir en contacto con quienes te siguen. ¿Hay control ante ese tipo de daños? ¿Se puede mitigar ese riesgo? La respuesta en ambos casos es positiva, pero la posibilidad de actuar a tiempo es baja y por lo mismo, lleva a considerar que las ventajas son menores que los problemas que se avizoran.

De allí que mi consejo permanente para quienes crean contenidos digitales es que la red (sin importar cuál sea) debe ser secundaria a un espacio propio, un sitio web donde puedas publicar lo que te parezca, apoyado en un sistema de membresía (por ejemplo, un newsletter como el que comencé hace poco) que te ayude a tener contacto directo con tus usuarios. No tener esa capacidad te deja a merced de lo que la red decida, lo que siempre va a ser una lotería.

En resumen: tener un sitio web propio para las publicaciones, contar con un sistema de membresía para recoger los datos de tus seguidores y participar en una red amplia para difundir lo que haces. En ese orden y no al revés.

¿Cuál es la mejor hora para publicar?

Una de las preguntas que habitualmente aparecen en las clases acerca de contenidos digitales, se refiere a ¿cuál es la mejor hora para publicar en redes sociales?

Habitualmente uso como respuesta una historia de una conversación con un amigo, cazador de aves silvestres. Dado que siempre contaba su aventuras en el campo, la mayoría de ellas en la madrugada, le consulté cuál era la mejor hora para salir a cazar. Y su respuesta, rápida, fue: «cuando haya pájaros». Luego se lanzaba en una explicación larga sobre los hábitos de sus presas, que solían moverse cuando salía y se ponía el sol: en ambos horarios había mucho tráfico y por lo tanto, buen momento para cazar.

Volvamos a la clase. mi respuesta luego de la historia es que hay que publicar cuando la audiencia esté disponible a escuchar e interactuar. Para ello, nada mejor que revisar las estadísticas de la propia cuenta en la que se está publicando, puesto que allí hay información específica y directa que se puede utilizar. En este mismo sentido, también vale la pena mirar los datos que ofrecen entidades dedicadas a las métricas (por ejemplo, Comscore) ya que en forma habitual están entregando datos.

Instagram según Comscore: muestra las mejores horas para publicar (quitar una hora, para Chile)

En las clases de este mes he estado comparando estos datos con la realidad y, sin sorpresa, puedo decir que el promedio general no se acerca a cada caso en particular. De hecho hay perfiles específicos en que las horas de mayor tracción para las publicaciones ocurren después entre las 10 de la noche y la medianoche, franjas que aparecen casi sin actividad en la imagen.

Por lo tanto, el mejor consejo es mirar las analíticas del perfil, probar y ver. Cada caso tendrá su propia historia para contar.

Otra forma de contar historias

Varias veces en este blog hemos hablado de cómo aparecen y se desarrollan nuevas formas de contar historias que generan experiencia entretenidas para quienes consumen esos contenidos.

Volvemos a ese camino con una publicación hecha la semana pasada por The New York Times (requiere suscripción) que usa texto, fotos e imágenes animadas (casi videos) para dar cuenta de una característica que la crítica de espectáculos Amanda Hess descubrió a través de hacer un recuento de las películas de Meryl Streep: su uso dramático de los lentes. Sí, lentes, de sol, ópticos, de cualquier tipo. Con ellos actúa, revela, esconde y presenta más de lo que cabe en la pantalla.

Para ello va entregando argumentos y gracias a un acertado uso del CSS (en particular flexbox), se van desplegando imágenes que van apoyando su historia. El texto no son más de 5 mil caracteres (o sea, dos carillas tamaño carta) que son presentadas en pequeños fragmentos de no más de 250 caracteres, que aparecen rodeados de cuadros con imágenes relativas a lo que se va contando.

Naturalmente, se hace un uso muy interesante del tamaño de pantalla, por lo que la historia se va adaptando al dispositivo que tenga la persona que lo está mirando y por ello pasa de tres columnas de imágenes en tamaño escritorio, a dos columnas en tamaño móvil.

La pantalla de inicio de la historia que une texto e imágenes, vista en el computador.
La pantalla de inicio de la historia que une texto e imágenes, vista en el computador.
La pantalla de inicio de la historia que une texto e imágenes, vista en un celular.
La pantalla de inicio de la historia que une texto e imágenes, vista en un celular.
El relato se presenta en una caja con un fragmento de la historia, no más de 200 caracteres.
El relato se presenta en una caja con un fragmento de la historia, no más de 200 caracteres.

Lo que me parece más atractivo de este formato es que la autora no escribe menos, sino que una cantidad equivalente a lo que ha hecho en columnas anteriores y la diferencia está en la presentación y la manera en que se van presentando los fragmentos, ayudando a lectores acostumbrados a una cantidad de texto estilo Twitter o Instagram. En este sentido, la adaptación es clave y hace que la entrega de información gane y ofrezca una mejor experiencia.

Es decir, todo lo que un escritor quiere respecto de sus textos.

Datos y herramientas para ser un influencer

En los últimos meses he visto cómo los influencers (personas destacadas por su trabajo en redes sociales) han sido destacados en algunos reportes —Jelly y Comscore— como actores destacados en campañas de marketing digital, por su efectividad en la entrega de mensajes a quienes les siguen.

Eso me ha llevado a volver a pensar en su rol y en los espacios y herramientas que deben utilizar para cumplir adecuadamente su papel. Buscando información del tema llegué a este artículo publicado por Signal Fire que logra poner en un solo espacio todo lo que hay que saber para entender lo complejo de este trabajo. Dado que SignalFire es una empresa de capital de riesgo que invierte en marcas de diversos mercados usando una plataforma de datos en tiempo real, promueve además el trabajo con influencers para que las apoyen. Un círculo virtuoso, podríamos decir.

Ellos hablan de que existe una «economía de los creadores» de la que participan «la clase de empresas creadas por más de 50 millones de creadores de contenidos independientes, curadores y creadores de comunidades, incluidos los influenciadores de las redes sociales, los blogueros y los videógrafos, además de las herramientas de software y financieras diseñadas para ayudarles en su crecimiento y monetización».

El gráfico muestra los tipos de creadores de contenido de acuerdo a la plataforma en que se desempeñan.
El gráfico muestra los tipos de creadores de contenido de acuerdo a la plataforma en que se desempeñan.

Agregan que en esa economía hay una tendencia fuerte en marcha: «Los creadores han pasado de ser pagados por plataformas como YouTube con cuotas de ingresos publicitarios a cambio de llevar una audiencia a las plataformas, a ser pagados por patrocinadores de marcas en Instagram y Snapchat a cambio de su alcance a una audiencia a la que acceden a través de las plataformas, a ser pagados por los fans a través del mecenazgo o las propinas o el comercio electrónico a cambio de entretenimiento y comunidad más allá de las plataformas».

Pero, probablemente la parte más interesante del artículo es cuando se refiere a las herramientas, ya que se hace cargo de detallar los diferentes tipos de software para todo lo que alguien que publique contenidos puede necesitar. Desde la edición hasta la publicación, pásando por analíticas, monetización, y marketing, entre otras. De verdad, hasta que no leí este artículo no estaba consciente de todo lo que hay en este ámbito.

Por último, el aŕtículo se refiere a lo que los creadores de contenidos pueden vender. Va la lista:

  • Acceso a sus seguidores gracias a algún tipo de interacción.
  • Venta de cursos online
  • Venta de suscripciones a boletines o e-books
  • Venta de objetos relacionados al influencer (merchandise).

Aunque el artículo está muy orientado a los propios servicios de quien publica, creo que vale la pena darle una vuelta a la diversidad de marcas, servicios, productos y plataformas que ha nacido para apoyar a quienes desean crear contenidos.

Redes sociales: así vamos

Siempre es interesante conocer los números actualizados de la actividad que hacen las personas en redes sociales en nuestros países de acá abajo (el sur del sur) en Latinoamérica. Y qué mejor que escucharlo de quienes están habitualmente midiendo el comportamiento de estas audiencias, como es Comscore, una empresa dedicada al tema.

Por ello que me gustó asistir a la charla que dictó Fernando Vega, Social Manager para América Latina de la empresa y que hizo un recorrido por lo que está pasando. Esta empresa que en 2019 ya había adquirido a Certifica, una empresa chilena de medición de audiencias en sitios web, y que a fines de 2021 compró Shareablee ya tiene a su haber las herramientas más completas para acceder a esa información.

¿Qué presentó? Que las redes sociales son los espacios de comunicación con mayor alcance (82,5% de la población); que hay un aumento sostenido del uso de esas plataformas (de 40 a 100 publicaciones anuales) y que Instagram aparece como el espacio con mayor audiencia, duplicando a Facebook en Argentina, Brasil y Chile. Lo otro interesante es el rol de los influencers, cuyas publicaciones representaron el 8.7% del total en América Latina pero son responsables del 49% de todas las interacciones en la región.

La imagen muestra un gráfico con datos de la interacción en redes sociales para cada país según Comscore.
Datos de la interacción en redes sociales para cada país según Comscore.

Recomiendo pedir su presentación (hay que dejar los datos a cambio) porque entrega una serie de recomendaciones para el uso de las diferentes plataformas de redes, que hay que tener en cuenta.

Una luz de esperanza sobre el futuro de las noticias y de quienes las consumen

Esta semana fue presentado el informe final del trabajo realizado por el profesor Arturo Arriagada de la UAI acerca del consumo de noticias por parte de adolescentes chilenos. Con el título de «Flujos de curatoría informativa en adolescentes«, su objetivo fue investigar lo que conoce como «flujos de curatoria» que se define como aquellos «procesos de producción, selección, filtro, relevancia y enmarcamiento de contenidos» realizados por diferentes grupos que van desde medios y redes sociales hasta familia y amigos de las personas estudiadas.

En un trabajo realizado mediante entrevistas y conversaciones en las que participaron 2.684 estudiantes de 1° a 3° medio (pertenecientes a 29 establecimientos de todas las dependencias del Gran Santiago y la conurbación Valparaíso – Viña del Mar), se logra tener una mirada completa sobre cómo consumen las noticias y qué hacen con ellas.

Entre los hallazgos se encuentran temas desalentadores desde la perspectiva de los medios, ya que los encuestados declaran un bajo uso de los medios como fuente de información, lo que se refleja en este gráfico:

La imagen muestra un gráfico que compara el grado de confianza en diferentes canales para recibir información. Muestra que los medios tradicionales son los menos usados por los adolescentes para informarse.
Los medios tradicionales son los menos usados por los adolescentes para informarse.

Sin embargo, la buena noticia viene más adelante ya que declaran que las noticias que vienen de los medios son las que les merecen la mayor confianza: «La confianza en las noticias de medios tradicionales (radios, revistas y diarios) tiende a ser más alta que en las plataformas digitales, pero el consumo de las primeras tiende a ser más bajo que en éstas últimas. La excepción es la televisión que, pese a no ser la fuente preferida de noticias, sigue siendo importante en frecuencia de consumo y en confianza».

Pese a ello, declaran que el escepticismo es su forma de enfrentarse a toda información que reciben, sin importar el medio: «se evidencia una actitud crítica sistemática hacia los contenidos noticiosos que se extiende tanto a medios tradicionales como a sus redes sociales. Esta actitud se traduce en un comportamiento de triangulación de fuentes ampliamente descrito por los participantes de los grupos focales».

De allí que como conclusión del trabajo, el investigador se ofrezca lo siguiente: «los resultados cualitativos y cuantitativos muestran desconfianza de los escolares hacia casi todos los actores y medios. Por eso creen necesaria la triangulación, pero esta práctica puede ser agotadora si se debe estar realizando de forma constante – quizás por lo mismo, las y los jóvenes declaran que les faltan recursos y formación para hacerlo. En suma, estos resultados señalan posibles vías de intervención en cuanto a la alfabetización digital y mediática de las y los jóvenes en Chile».

El fact-checking funciona para las personas, no para los medios

Un interesante estudio acerca de la práctica del fact-cheking y sus efectos fue presentado esta semana por sus autores, Ingrid Bachmann y Sebastián Valenzuela de la Facultad de Comunicaciones de la Pontificia Universidad Católica, permitiendo entender mucho mejor qué se puede esperar de esta interesante práctica.

Lo primero es decir que el fact-cheking o chequeo de hechos y datos, y que en este trabajo se quería ver qué efecto causaba su realización. ¿Aminoraba la desinformación? ¿Aumentaba la confianza en los medios? Los investigadores hicieron dos experimentos por cuestionario a población adulta en Chile para examinar la efectividad de la verificación y la corrección de (des)información, además del impacto del fact-checking en las actitudes de los usuarios de noticias en actitudes y comportamientos sobre el quehacer periodístico.

Ingrid Bachmann y Sebastián Valenzuela aparecen durante la presentación del estudio.
Ingrid Bachmann y Sebastián Valenzuela aparecen durante la presentación del estudio.

Comentan en el sitio web sobre el trabajo que un primer estudio examinó el impacto de ‘fact-checks’ en el contexto de la pandemia del COVID-19. Los resultados confirman que el ‘fact-checking’ funciona, ya que aumenta significativamente la precisión de las creencias de las personas. Sin embargo, ninguno de los fact-checks tuvo un efecto directo en las percepciones de confianza de los medios de comunicación.

Un segundo estudio examinó el impacto de ‘fact-checks’ en el contexto de la las elecciones presidenciales chilenas. Los resultados vuelven a confirmar la efectividad del ‘fact-checking’, que cumple su objetivo de reducir la desinformación. El efecto de este tipo de verificaciones es más fuerte para los fact-checks consistentes con las creencias propias, esto es, a favor del propio candidato y en contra de su oponente. También hay evidencia de la exposición a fact-checking tiene un impacto negativo moderado en la confianza en los medios, y puede alterar la percepción de medios hostiles en las personas.

Todo sobre este trabajo se puede ver en el sitio web preparado para su difusión: Efecto Fact Check

Los bots proliferan en las elecciones (y no se van a ir)

La utilización de las redes sociales ha traído un importante aporte a las investigaciones en comunicaciones gracias a la capacidad de acceder a grandes volúmenes de datos que se producen por estos medios, que luego pueden ser analizados mediante sistemas automatizados.

Es el caso del trabajo presentado hoy por los investigador del Instituto Milenio Fundamentos de los Datos (IMFD), Marcelo Mendoza, Marcelo Santos y Sebastián Valenzuela acerca de la participación de bots (cuentas automatizadas en Twitter) en la campaña presidencial que culmina en las elecciones de este fin de semana.

Ellos acaban de publicar una revisión al comportamiento de las interacciones entre las cuentas de los candidados J. A. Kast y Gabriel Boric a través de un análisis computacional hecho con una herramienta llamada Botcheckcl. Al respecto explican que esta herramienta «usa técnicas de inteligencia artificial para detectar patrones en los perfiles, contenidos y timelines de cuentas de Twitter. Con una precisión del 95% en datos del benchmark, Botcheckcl entrega un puntaje de confianza de la predicción, que varía entre 0 y 1. Confianzas cercanas a 1 indican con alta probabilidad la detección de una cuenta bot. Calibramos el método, para alcanzar una confianza acumulada superior al 95%».

¿Qué hallaron? Lo sintetizan al inicio del artículo publicado a través del sitio web Tercera dosis: «Un análisis computacional a las cuentas bots que siguen a cada candidato en Twitter muestra que la proporción de bots de izquierda que siguen a Kast es mucho menor (4%) que los bots de derecha que siguen a Boric (30%). Estos datos son consistentes con el tipo de campaña planteada desde cada comando, “con tendencia a polarizar la conversación, más que promover la deliberación”, concluyen los autores».

Luego en las conclusiones ofrecen más datos:

  • Se puede inferir que los bots identificados ideológicamente con la derecha evocan emociones significativamente más negativas con su vocabulario comparados con los bots identificados con la izquierda.
  • Aunque hay bots que se presentan como tales, hay otros que ocultan ser un bot, engañan a los usuarios respecto de quiénes son y cuál es su propósito, y tienen por función contaminar las redes sociales con ataques, desinformación u otro tipo de contenido malicioso.
  • Nuestro análisis presenta indicios que refuerzan la hipótesis de comportamiento inauténtico coordinado por parte de la campaña de Kast, con bots que lo siguen y que presentan tintes ideológicos y emocionales afines a su candidatura. En otras palabras, el estudio revela que el uso de lenguaje negativo en el caso de los bots de derecha se correlaciona con el tipo de campaña desplegada por el comando de Kast.

Por lo visto y como seguiremos en varias jornadas políticas en el año que viene, se puede sospechar que los bots serán una presencia permanente y que será muy adecuada la existencia de herramientas que los revelen. Bueno sería, además, que quienes informan y quienes distribuyen material en redes se dieran cuenta si lo que ofrecen viene de alguien que siente y cree lo que dice, o solo están siendo manipulados por algo.

The facebook papers: sabían pero no hicieron nada

Un nuevo escándalo remece a Facebook. Esta vez y usando sus propios documentos, la empresa ha sido acusada de que pese a que sabía acerca de los múltiples problemas que estaba ocasionando su plataforma en diversos países debido a sus propias investigaciones internas, no hizo nada para remediarlos.

La imagen muestra la noticia en The Guardian, con la foto de Frances Haugen hablando en 60 minutes.

La acusación fue hecha formalmente por Frances Haugen, una científica de datos que trabaja en Facebook hasta mayo pasado y que, al ver esta situación, decidió hacer copias de todos los reportes y hacer una presentación formal ante un organismo fiscalizador en Estados Unidos: la Securities Exchange Comission (SEC), que es el regulador de todas las compañías abiertas. Su acusación presentada inicialmente por un estudio de abogados y sin dar su nombre, sostenía que «nuestro cliente anónimo está revelando pruebas originales que demuestran que Facebook … ha violado, durante años pasados y en curso, las leyes de valores de Estados Unidos al hacer tergiversaciones y omisiones materiales en las declaraciones a los inversores y posibles inversores» y las realizadas ante la SEC, testimonios ante el Congreso, declaraciones en línea e historias de los medios de comunicación.

La historia completa fue entregada a través del diario The Wall Street Journal que desarrolló un reportaje en varias entregas y luego, la propia Frances dio a conocer su identidad en una entrevista en el programa 60 Minutos que se transmite a nivel nacional. Entre los temas que la empresa sabía pero ante los que no hizo algo significativo se refiere al uso de la plataforma para fomentar discursos de odio (controla solo el 3-5% del total); no se preocupa de los efectos de la salud mental (en especial en adolescentes que usan Instagram); no tiene control sobre publicaciones que ayudan al tráfico de personas o la promoción de la violencia étnica y, pór último, que se les da un tratamiento especial para celebridades, a las que no se les controla nada de lo que dicen o muestran.

En su presentación explica que «durante años, Facebook ha falseado las métricas principales a los inversores y anunciantes, incluyendo la cantidad de contenido producido en sus plataformas y el crecimiento de los usuarios individuales».

La publicación ha tenido el trato habitual de parte de la empresa, que ha informado que estará lista para responder ante el regulador.

Qué hacer (y no hacer) en redes sociales

Aunque el sentido común debería tener mucho que decir en este aspecto, la BBC (una entidad pública británica de comunicaciones) acaba de emitir una guía que deben seguir sus empleados cuando empleen redes sociales tanto profesionales como personales. Indican que lo que buscan no es evita el uso de las redes sociales, sino garantizar que lo hagan teniendo en cuenta los valores de la organización.

Para ello dan cuatro líneas a seguir que son:

  1. Comportarse siempre de forma profesional, tratando a los demás con respeto y cortesía en todo momento: seguir los valores de la BBC.
  2. No desprestigies a la BBC.
  3. Si tu trabajo requiere que mantengas tu imparcialidad, no expreses una opinión personal sobre asuntos de política pública, política o «temas controvertidos» (son los temas políticos o industriales sobre las que debaten los políticos, la industria y/o los medios de comunicación).
  4. No critiques a tus colegas en público. Respeta la privacidad del lugar de trabajo y la confidencialidad de los comunicados internos.

Adicionalmente entregan algunos consejos específicos tales como que se debe asumir que lo que se diga será recibido críticamente; que no habrá diferencia entre lo que se diga en una cuenta personal y una oficial porque las explicaciones que se den no ofrecerán protección ante las críticas; si se comete un error se debe corregir rápido y abiertamente y, ante todo, hay que evitar el conflicto.