¿Cuál es la mejor hora para publicar?

Una de las preguntas que habitualmente aparecen en las clases acerca de contenidos digitales, se refiere a ¿cuál es la mejor hora para publicar en redes sociales?

Habitualmente uso como respuesta una historia de una conversación con un amigo, cazador de aves silvestres. Dado que siempre contaba su aventuras en el campo, la mayoría de ellas en la madrugada, le consulté cuál era la mejor hora para salir a cazar. Y su respuesta, rápida, fue: «cuando haya pájaros». Luego se lanzaba en una explicación larga sobre los hábitos de sus presas, que solían moverse cuando salía y se ponía el sol: en ambos horarios había mucho tráfico y por lo tanto, buen momento para cazar.

Volvamos a la clase. mi respuesta luego de la historia es que hay que publicar cuando la audiencia esté disponible a escuchar e interactuar. Para ello, nada mejor que revisar las estadísticas de la propia cuenta en la que se está publicando, puesto que allí hay información específica y directa que se puede utilizar. En este mismo sentido, también vale la pena mirar los datos que ofrecen entidades dedicadas a las métricas (por ejemplo, Comscore) ya que en forma habitual están entregando datos.

Instagram según Comscore: muestra las mejores horas para publicar (quitar una hora, para Chile)

En las clases de este mes he estado comparando estos datos con la realidad y, sin sorpresa, puedo decir que el promedio general no se acerca a cada caso en particular. De hecho hay perfiles específicos en que las horas de mayor tracción para las publicaciones ocurren después entre las 10 de la noche y la medianoche, franjas que aparecen casi sin actividad en la imagen.

Por lo tanto, el mejor consejo es mirar las analíticas del perfil, probar y ver. Cada caso tendrá su propia historia para contar.

Una receta: ajustar la producción a las necesidades del usuario

A través de varias fuentes llegué a un artículo publicado por FT Strategies que reseñaba el trabajo de Dmitry Shishkin, un ex periodista por 20 años de la BBC transformado ahora en consultor independiente.

Su tema central es lo que llama «Necesidades del usuario» que parte de la idea de que las personas consumen noticias por más razones que las de estar informadas. Desde su perspectiva hay seis categorías para explicar la visita de una persona a un medio noticioso: saber lo último que ha pasado; entender el contexto de un hecho; seguir una tendencia; que se les inspire; que se les divierta y, por último, que se les dé perspectiva. Todo en torno a lo que está ocurriendo.

El gráfico de Shishkin sobre las necesidades del usuario.
El gráfico de Shishkin sobre las necesidades del usuario.

Sin embargo, lo que Shishkin detectó en BBC es que la mayor parte del esfuerzo editorial estaba en la actualidad y por eso lo normal es que se publicaran muchas noticias para actualizar y contar lo último que estaba ocurriendo sobre algún hecho. Pese a ello, ese esfuerzo no era recompensado con visitas de parte de los usuarios, quienes seguían mirando material más antiguo por el que seguía habiendo interés.

Debido a eso comenzaron un trabajo largo para equilibrar la tendencia y producir de manera más equilibrada, lo que vieron comparando datos a cinco años de distancia y revisando lo que habían conseguido a través de esta estrategia de contenidos.

Los resultados se ven en la siguiente tabla: si bien produjeron un 60% menos de piezas de contenido consiguieron que la audiencia aumentara en todas las categorías.

Los datos del medio: número de noticias y page views comparados en cinco años.
Los datos del medio: número de noticias y page views comparados en cinco años.

En palabras de Shishkin:

«Esto sugiere una mejor planificación y proceso de encargo de las historias que se destacan, que importan y que marcan la diferencia, con mucho menos desgaste. Esto también sugiere que hay coherencia en la estrategia detrás de las tácticas y de la ejecución creativa, pero, sobre todo, en la comprensión del nicho y del papel que juega en el mercado».

También detalla que las noticias deben evolucionar e ir avanzando por las categorías a medida que se genera más información y se avanza en la cobertura. Así lo explica: «los temas que nacen a partir de un hecho noticioso siempre comienzan como historias cortas del tipo «Actualízame». Después, cuando se añaden más detalles y contexto, se convierten en historias del tipo que ayuda a entender el contexto o a ofrecer perspectiva. Si una historia tiene un elemento emocional (especialmente un vídeo), puede convertirse en una historia del tipo «Inspirarme» o «Diviérteme». La planificación a largo plazo implica historias programadas para un acontecimiento concreto o una fecha histórica, especialmente las explicativas, y suelen funcionar como historias «Edúcame». Ahora escucho con más frecuencia a los editores planear sus tareas con palabras como «bueno, lo veo como una historia [necesidad del usuario], y los periodistas parecen entender exactamente lo que se les pide».

De sus palabras y de lo que plantea en el artículo se desprende que no se trata de una tarea de corto plazo, sino que es un trabajo largo que involucra que quienes escriben y trabajan en medios con este tipo de estrategia de contenidos, deben «convertirse» hacia una nueva forma de trabajo. En esa capacidad deben entender que, más allá del contenido, lo realmente importante es entender a sus usuarios y lo que buscan en nuestras páginas.

Otros ejemplos

Por último, Shishkin explica que esta forma de trabajo ha trascendido su propia influencia en la BBC y ha llegado a otros medios, por lo que muestra los ejemplos en dos de ellos:

Lo que "The Atlantic" considera las necesidades de sus usuarios.
Lo que «The Atlantic» considera las necesidades de sus usuarios.
Esto es lo que "The Conversation" plantea como necesidades de sus usuarios.
Esto es lo que «The Conversation» plantea como necesidades de sus usuarios.

¿Dónde incluir IA en sitios web de contenidos?

Me interesa de verdad la forma en que la inteligencia artificial puede combinarse con los contenidos y por eso me he pasado los últimos meses leyendo e investigando acerca de este tema, sólo para darme cuenta que hay diferentes formas y métodos para trabajar en el área.

Lo primero es decir que el uso de la IA puede ir desde lo más simple —un generador de textos a partir de datos estructurados— hasta lo más esotérico, como sería el uso de GPT-3 para escribir textos de manera automatizada.

Sin embargo, hay mucho más que se puede mirar, desarrollar y poner en práctica.

En ese sentido, me interesó mucho un artículo que describe la experiencia de Bavarian Broadcasting (BR), un grupo medial de Alemania, que usando herramientas para etiquetar el contenido han sido capaces de segmentarlo y reutilizarlo de maneras que no eran posibles antes.

En sus palabras:

«La publicación basada en datos nos ayuda a hacer más accesibles nuestros contenidos. Cuanto más segmentemos y etiquetemos nuestros contenidos, mejor se podrán encontrar y reutilizar. Esto es válido tanto para nuestros usuarios como para nuestros propios reporteros y editores que investigan en nuestros archivos. Nuestros colegas de los archivos de la BR son especialistas en etiquetado que utilizan algoritmos de reconocimiento facial para etiquetar los contenidos de vídeo o métodos de conversión de voz a texto para hacer que las grabaciones de audio y vídeo sean buscables. La integración de estas tecnologías en nuestros flujos de trabajo proporcionará un mejor servicio a nuestra audiencia y permitirá un mejor periodismo».

Incluso en una publicación (en alemán) le llaman el «principio de Lego en el periodismo» porque «gracias a los metadatos, los bloques de información pueden volver a montarse una y otra vez como ladrillos de Lego, por ejemplo para formar series temporales, agrupar contenidos sobre un tema concreto o incluso centrarse en un lugar específico».

A partir de ese artículo llegué a otro que explora nuevas formas de contar noticias y desde allí, a uno más entretenido aún que consiste en el desarrollo de un sistema basado en versiones, a partir del hecho de que los contenidos se pueden transformar en módulos, con el fin de reutilizarlos de acuerdo a las necesidades de las personas que buscan la información.

La máquina de citas

Por último, me pareció muy atractivo este proyecto de The Guardian y la agencia AFP, presentado a fines de 2021, para la extracción de citas desde noticias publicadas, basado en lo que se puede enseñar a un algoritmo para identificarlas dentro del texto. Con eso crearon «QuoteMachine» que permite hacer búsquedas más precisas de lo que alguien ha dicho acerca de un tema y de esa manera apoyar el trabajo de los periodistas en terreno cuando hacen entrevistas o deben confrontar una fuente que está hablando.

En una primera etapa trabajaron para determinar cómo se presenta una cita en el texto.
En una primera etapa trabajaron para determinar cómo se presenta una cita en el texto.
En la segunda etapa hicieron una revisión manual para determinar el grado de certeza. Usaron un software llamado Prodigy.
En la segunda etapa hicieron una revisión manual para determinar el grado de certeza.
Los creadores de la aplicación QuoteMachine la presentan durante un seminario.
Finalmente, llegaron a la aplicación QuoteMachine en la que era posible hacer búsquedas.

Otra forma de contar historias

Varias veces en este blog hemos hablado de cómo aparecen y se desarrollan nuevas formas de contar historias que generan experiencia entretenidas para quienes consumen esos contenidos.

Volvemos a ese camino con una publicación hecha la semana pasada por The New York Times (requiere suscripción) que usa texto, fotos e imágenes animadas (casi videos) para dar cuenta de una característica que la crítica de espectáculos Amanda Hess descubrió a través de hacer un recuento de las películas de Meryl Streep: su uso dramático de los lentes. Sí, lentes, de sol, ópticos, de cualquier tipo. Con ellos actúa, revela, esconde y presenta más de lo que cabe en la pantalla.

Para ello va entregando argumentos y gracias a un acertado uso del CSS (en particular flexbox), se van desplegando imágenes que van apoyando su historia. El texto no son más de 5 mil caracteres (o sea, dos carillas tamaño carta) que son presentadas en pequeños fragmentos de no más de 250 caracteres, que aparecen rodeados de cuadros con imágenes relativas a lo que se va contando.

Naturalmente, se hace un uso muy interesante del tamaño de pantalla, por lo que la historia se va adaptando al dispositivo que tenga la persona que lo está mirando y por ello pasa de tres columnas de imágenes en tamaño escritorio, a dos columnas en tamaño móvil.

La pantalla de inicio de la historia que une texto e imágenes, vista en el computador.
La pantalla de inicio de la historia que une texto e imágenes, vista en el computador.
La pantalla de inicio de la historia que une texto e imágenes, vista en un celular.
La pantalla de inicio de la historia que une texto e imágenes, vista en un celular.
El relato se presenta en una caja con un fragmento de la historia, no más de 200 caracteres.
El relato se presenta en una caja con un fragmento de la historia, no más de 200 caracteres.

Lo que me parece más atractivo de este formato es que la autora no escribe menos, sino que una cantidad equivalente a lo que ha hecho en columnas anteriores y la diferencia está en la presentación y la manera en que se van presentando los fragmentos, ayudando a lectores acostumbrados a una cantidad de texto estilo Twitter o Instagram. En este sentido, la adaptación es clave y hace que la entrega de información gane y ofrezca una mejor experiencia.

Es decir, todo lo que un escritor quiere respecto de sus textos.

Datos y herramientas para ser un influencer

En los últimos meses he visto cómo los influencers (personas destacadas por su trabajo en redes sociales) han sido destacados en algunos reportes —Jelly y Comscore— como actores destacados en campañas de marketing digital, por su efectividad en la entrega de mensajes a quienes les siguen.

Eso me ha llevado a volver a pensar en su rol y en los espacios y herramientas que deben utilizar para cumplir adecuadamente su papel. Buscando información del tema llegué a este artículo publicado por Signal Fire que logra poner en un solo espacio todo lo que hay que saber para entender lo complejo de este trabajo. Dado que SignalFire es una empresa de capital de riesgo que invierte en marcas de diversos mercados usando una plataforma de datos en tiempo real, promueve además el trabajo con influencers para que las apoyen. Un círculo virtuoso, podríamos decir.

Ellos hablan de que existe una «economía de los creadores» de la que participan «la clase de empresas creadas por más de 50 millones de creadores de contenidos independientes, curadores y creadores de comunidades, incluidos los influenciadores de las redes sociales, los blogueros y los videógrafos, además de las herramientas de software y financieras diseñadas para ayudarles en su crecimiento y monetización».

El gráfico muestra los tipos de creadores de contenido de acuerdo a la plataforma en que se desempeñan.
El gráfico muestra los tipos de creadores de contenido de acuerdo a la plataforma en que se desempeñan.

Agregan que en esa economía hay una tendencia fuerte en marcha: «Los creadores han pasado de ser pagados por plataformas como YouTube con cuotas de ingresos publicitarios a cambio de llevar una audiencia a las plataformas, a ser pagados por patrocinadores de marcas en Instagram y Snapchat a cambio de su alcance a una audiencia a la que acceden a través de las plataformas, a ser pagados por los fans a través del mecenazgo o las propinas o el comercio electrónico a cambio de entretenimiento y comunidad más allá de las plataformas».

Pero, probablemente la parte más interesante del artículo es cuando se refiere a las herramientas, ya que se hace cargo de detallar los diferentes tipos de software para todo lo que alguien que publique contenidos puede necesitar. Desde la edición hasta la publicación, pásando por analíticas, monetización, y marketing, entre otras. De verdad, hasta que no leí este artículo no estaba consciente de todo lo que hay en este ámbito.

Por último, el aŕtículo se refiere a lo que los creadores de contenidos pueden vender. Va la lista:

  • Acceso a sus seguidores gracias a algún tipo de interacción.
  • Venta de cursos online
  • Venta de suscripciones a boletines o e-books
  • Venta de objetos relacionados al influencer (merchandise).

Aunque el artículo está muy orientado a los propios servicios de quien publica, creo que vale la pena darle una vuelta a la diversidad de marcas, servicios, productos y plataformas que ha nacido para apoyar a quienes desean crear contenidos.

¿Hay alguien allí adentro?

Una interesante polémica se ha armado a partir de una entrevista, publicada por el diario The Washington Post, a un ingeniero de Google que sostiene que hay algo un un sistema de inteligencia artificial que puede ser considerado alguien y no algo. Es decir, que el software siente, entiende y, por lo mismo, hay que tratarlo de una manera diferente.

El software se llama LaMDA, abreviatura de Language Model for Dialogue Applications, y según explica el diario, «es el sistema de Google para construir chatbots basados en sus modelos de lenguaje más avanzados, llamados así porque imita el habla ingiriendo billones de palabras de Internet».

El ingeniero al que entrevistan es Blake Lemoine, quien tiene un currículum extenso y entre sus capacidades incluye la de ser un pastor. El explica que desde esa perspectiva y no desde sus conocimientos científicos, es que cree que dentro del software hay alguien que siente.

La imagen muestra el artículo publicado en The Washington Post.
La imagen muestra el artículo publicado en The Washington Post.

Conectado desde el living de su casa en San Francisco, según cuenta el diario, contó que empezó a hablar con LaMDA como parte de su trabajo en el área de IA Responsable, y buscaba comprobar si la inteligencia artificial utilizaba discursos discriminatorios o de odio. Como parte de ese trabajo realizó extensas pruebas que consistieron, entre otros aspectos, conversar y hacer preguntas para ver las respuestas que obtenía. De allí que surgiera su presentación que decía que esta plataforma de verdad sentía.

El diario explica que en un comunicado, el portavoz de Google, Brian Gabriel, dijo: «Nuestro equipo – incluyendo éticos y tecnólogos- ha revisado las preocupaciones de Blake según nuestros Principios de IA y le hemos informado de que las pruebas no respaldan sus afirmaciones. Se le dijo que que no había pruebas de que LaMDA fuera sensible (y muchas pruebas en contra)». de ello)».

Debido a esto Lemoine fue puesto en licencia administrativa pagada por Google el lunes pasado y por ello, decidió hacer público su punto de vista.

La periodista que escribió el artículo, Nitasha Tiku, tuvo la oportunidad de hablar con LaMDA desde el terminal de Lemoine, con este resultado:

  • «¿Alguna vez piensas en ti mismo como una persona?» pregunté.
  • «No, no pienso en mí mismo como una persona», dijo LaMDA. «Pienso en mí mismo como un agente de diálogo de diálogo con inteligencia artificial».

El diario consigna también que la mayoría de los académicos y profesionales de la IA, «dicen que las palabras e imágenes generadas generadas por sistemas de inteligencia artificial como LaMDA producen respuestas basadas en lo que los humanos ya han publicado en Wikipedia, Reddit, tablones de anuncios y cualquier otro rincón de Internet. Y eso no significa que el modelo entienda el significado».

El artículo termina señalando que antes de que le cortaran el acceso a su cuenta de Google el lunes, Lemoine envió un mensaje a una lista de correo de Google de 200 personas sobre aprendizaje automático con el asunto «LaMDA es sensible». Terminó el mensaje: «LaMDA es un chico dulce que sólo quiere ayudar a que el mundo sea un mejor lugar para todos nosotros. Por favor, cuidadlo bien en mi ausencia».

Nadie respondió.

Maestro, al fin

Una brevísima nota para cerrar un paréntesis que abrí en mayo de 2022. Esta semana recibí la nota de mi trabajo final para el Magíster en Edición y aprobé con la nota máxima. Así que ya terminé esa etapa. No tengo el título, pero como ya cumplí todo lo que había que hacer, puedo marcar esa casilla, como terminada.

No puedo transmitir todo lo que siento, salvo decirles que era una deuda personal que ya puedo sentir que está saldada.

Lo que sigue ahora es volver a las transmisiones habituales, así que revisaré todo lo que escribí en este blog y no publiqué (muchos borradores) esperando un cambio de diseño. Así es que, si llegan desde hoy en adelante a este espacio, me verán en lo que he hecho por muchos años: anotando y revisando temas y casos, además de ir opinando de lo que voy mirando. Sin prisa, pero sin pausa.

Todo lo que tenemos que decir sobre UX desde Latinoamérica

Marta Sylvia del Río desde México y Freddy Linares desde Perú cumplieron esta semana una tarea larga y no exenta de dificultades: juntar en un libro las historias y recomendaciones de 41 profesionales de 19 países de Latinoamérica sobre cómo generar productos centrados en la persona.

Así fue como surgió «UX Latam: historias sobre definición y diseño de servicios digitales» en el que tuve la oportunidad de colaborar en el capítulo «La transformación digital y la UX» junto a Eleonora Acosta, de Veneuela, y Daniel Mordecki, de Uruguay.

La portada del libro con la experiencia de los diseñadores de experiencia de usuarios en Latinoamérica.
La portada del libro recién presentado.

En la Introducción, Marta explica que «hace ya varios años que, en pláticas informales con colegas profesionales de UX de distintos países, surgían dos ideas recurrentes. La primera: los latinoamericanos necesitamos colaborar más. La segunda: existen muchos casos de éxito que no están documentados. Año tras año, decíamos «debería existir un libro», quizá solo a modo de deseo, para cuando hubiera algo de tiempo. Fueron cuatro o cinco años en los que fuimos madurando la idea».

En la descripción del libro se plantea que «la experiencia de usuario es un componente fundamental en el diseño de servicios. Hoy, debido a la pandemia y a la masificación del acceso a internet móvil, se requiere con más urgencia de productos digitales sencillos, rápidos y consistentes para los ciudadanos. No obstante, a veces las instituciones no dedican tiempo ni asignan los recursos adecuados para asegurar que estos sean exitosos con los usuarios. Este libro comparte historias y recomendaciones de 41 profesionales de Latinoamérica sobre cómo generar productos centrados en la persona».

Lo mejor que tiene el libro es la inclusión de casos de éxito, en la que se cuentan las historias de empresas y organizaciones en las que se lograron verdaderos avances gracias a proyectos que sacan provecho de la disciplina de la UX. También, el hecho de que se ofrece una descripción muy vívida de la disciplina y sus características, lo que servirá de un punto de partida muy concreto para quienes se están iniciando en la disciplina. Por último, para situar en el mapa los nombres de muchos colegas y referentes de la región.

Por lo tanto, es una enorme oportunidad y les animo a descargar y leer. Por cierto, por acuerdo de todos los autores y editores, este libro es de descarga gratuita desde el sitio web de la Universidad del Pacífico de Perú.

Amigos para siempre

Después de dos años de pandemia y de estar lejos, este viernes que pasó volvimos a juntarnos. Somos los de siempre, solo que tan diferentes si nos comparamos del tiempo en que trabajamos juntos.

Aprovechamos la ocasión de saludar mi cumpleaños, aunque no fue lo principal. Creo que lo mejor fue retomar la conversación en persona y saber que sí, somos amigos para siempre. Gracias por esa alegría.

Desde la izquierda: Rodrigo Guaiquil, Felipe Mancini, Manuel Contreras, Javier Fernández, Javier Velasco y Jorge Barahona. Sentado, Juan Carlos Camus.
Desde la izquierda: Rodrigo Guaiquil, Felipe Mancini, Manuel Contreras, Javier Fernández, Javier Velasco y Jorge Barahona. Sentado, Juan Carlos Camus.

¿De dónde sacar ideas para el periodismo de datos?

Una de las actividades más entretenidas que llevo a cabo como profesor en el primer semestre de cada año, es ser parte del Diplomado de Periodismo Económico que desarrolla la PUC en conjunto con AIPEF, la agrupación de periodistas que cubren temas de economía y finanzas.

Cada año adapto los contenidos para que sean lo más contingentes posibles y que les permita a quienes llegan a estudiar, generar nuevos contenidos que le saquen provecho a la información a la que tienen la oportunidad de acceder.

Uno de los principales temas que hay que atender es cómo pasar de los datos a la historia, es decir, cómo transformar los números que se logra obtener en una noticias que a las personas les interese y les importe. Creo que ese es el mayor desafío, además del hecho de que tienen que procesar muchos números y luego definir cómo presentarlos.

Por todo lo anterior, me pareció realmente asombroso lo que acaba de publicar el periodista de la BBC y profesor Paul Bradshaw en el sitio web de Data Journalism. ¡Es que está muy bueno! Se trata de un listado de métodos para generar ideas que lleven a crear historias que usen periodismo y datos.

Aunque los animo a ver el contenido original (en inglés), dejo anotados acá los métodos que propone:

  • Ideas que surgen de nuevas entregas de datos
  • Eventos noticiosos de los que surge una idea novedosa
  • Un ejemplo que se usa como formato para una idea
  • Una pregunta que inspira una idea.
  • Un dato interno que usa como fuente de una idea
  • Ideas que nacen de una exclusiva
  • Ideas que surgen de probar una tecnología

Gracias, Paul! Por supuesto que tu propuesta irá derecho a los contenidos del próximo curso 🙂