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Temas relacionados con Inteligencia Artificial y Periodismo.

Por fin llegó el futuro

Hay tres leyes que rigen a los robots, según Asimov. Sobre ellas levantó un conjunto enorme de textos que vale la pena leer (por ejemplo, el cuento «La última pregunta«).

Esto va a propósito de una entrevista que dio hace unos días Sam Altman, el director ejecutivo de OpenAI —la empresa estrella de la inteligencia artificial por estos días—, en la que se refirió con detención a lo que está haciendo y al futuro de aplicaciones como ChatGPT, de la que hablamos hace poco.

Allí planteó un tema novedoso: las inteligencias digitales que se vayan programando en el futuro deberían tener la posibilidad de que se les entregue un marco de referencia de lo que pueden hacer; fuera de eso, no deberían actuar. Dijo: «las sociedades se tendrán que poner de acuerdo y generar leyes respecto de lo que las inteligencias artificiales nunca podrán hacer». Añadió que por tratarse de modelos de lenguaje, pueden entender un texto que les ponga reglas, bordes y límites. «Podemos decirles , estos son los valores a los cuales queremos que se apeguen», agregó. Sin embargo, también dijo que habrá diferentes sistemas en el mundo, cada uno con sus reglas.

O sea, lo de Asimov, puede quedar en un cuento.

Nuevas herramientas

En la misma entrevista, Altman aseguró que trabajarían para ofrecer herramientas que permitieran determinar si algo estaba escrito con un sistema automatizado.

De hecho, hoy mismo lo dieron a conocer. Lo probé de inmediato con el texto que usé en el post en el que hablé de esta tecnología y, lo reconoció como propio.

La pantalla muestra una imagen del sitio de Open AI ChatGPT que reconoce si un texto fue escrito por una AI.
ChatGPT reconoce su texto como escrito por una AI.

Ha pasado poco tiempo pero hemos vistos muchos cambios. Las alternativas que proveen los nuevos sistemas van a seguir apareciendo y así como nada, el futuro que esperábamos que apareciera se va a ir concretando de manera reconocible. Alcanzaremos a vivir el futuro que soñamos cuando niños, probablemente. Lo que a esta altura, no sé si será para bien o no. Habrá que ver.

Lo que dejaremos de hacer gracias a la inteligencia artificial

A raíz de la aparición hace una semana de ChatGPT, una aplicación que conversa mediante texto y que está basada en inteligencia artificial (presentada por OpenAI), varias veces entre la gente que sigo se ha mencionado que se trata de un posible reemplazo del buscador de Google.

El chat al que me refiero es una aplicación que tiene la capacidad o habilidad de responder preguntas hechas en lenguaje natural, es decir, de la manera en que conversamos. Responde en español (además de inglés), recuerda lo que te ha dicho previamente y elabora ideas de manera hilvanada por lo que constituye un lugar interesante para considerar cómo pueden evolucionar a futuro las aplicaciones de este tipo.

¿Por qué podría reemplazar a Google? La explicación es que al dar respuestas directas, compite directamente con el mayor uso que tiene ese buscador en este momento, que es entregar información directa en pantalla, sin necesidad de que las personas que consultan tengan que seguir un enlace (hablamos de eso hace unos días).

Un par de ejemplos

Por ejemplo, a la pregunta de «cuál es el mayor escritor chileno de la historia«, responde:

Uno de los más destacados escritores chilenos de la historia es considerado Pablo Neruda, quien ganó el Premio Nobel de Literatura en 1971. Otros escritores chilenos importantes incluyen Gabriela Mistral, premio Nobel de Literatura en 1945, y Isabel Allende, autora de varios bestsellers internacionales.

Texto generado por ChatGPT.

Y a la petición: «puedes escribir en tres párrafos un texto para el colegio que explique cuál es el mayor escritor chileno de la historia«, responde con:

El mayor escritor chileno de la historia es considerado Pablo Neruda, quien nació en 1904 en Parral, Chile. Neruda fue un poeta y escritor de gran talento y originalidad, y su obra literaria abarca diversos géneros y estilos, desde la poesía lírica y el ensayo hasta la novela y el teatro.

Neruda ganó el Premio Nobel de Literatura en 1971, y su obra más conocida es probablemente «Veinte poemas de amor y una canción desesperada». Este libro, publicado en 1924, es una colección de poemas románticos que rápidamente se convirtió en uno de los más populares de la literatura chilena.

Además de su trabajo como poeta, Neruda también fue un activista político y social, y su obra literaria refleja sus convicciones políticas y su compromiso con la justicia social. Su legado literario es uno de los más importantes de Chile y de América Latina en general, y su influencia sigue siendo evidente en la literatura contemporánea.

Texto generado por ChatGPT.
¿Qué sigue?

Algunos días atrás di una charla ante profesores de colegio y quedaron atónitos cuando les describí esta función. Abre tantas posibilidades de actividad para quienes están estudiando (para dejar de hacerlo, por ejemplo) como ideas respecto de qué actividades van a ser complementadas, si es que no reemplazadas, con estas nuevas funciones que van a ir llegando de manera regular a nuestras pantallas.

Uno de los efectos que tuvo la Internet más la web y sus buscadores fue la posibilidad de evitar usar la memoria para acceder a lo que necesitábamos recordar, ya que sólo había que anotar las palabras adecuadas para llegar a la respuesta en milisegundos. Lo bueno de ese sistema es que las respuestas traían una fuente de origen de la información, lo que facilitaba su revisión; en el caso de este chat no hay fuentes de los datos lo que permite abrir espacios a la duda, si es que tienes el tiempo para hacerlo.

El otro espacio que se abre es que una actividad tan humana como poner por escrito las conclusiones de lo que has averiguado (antes llamado redacción) ya no será tan necesario ni relevante, porque este método automatizado facilita (para no decir que reemplaza) esa tarea en su totalidad.

Se abren muchas preguntas y me parece útil comenzar a hacerlas.

¿Dónde incluir IA en sitios web de contenidos?

Me interesa de verdad la forma en que la inteligencia artificial puede combinarse con los contenidos y por eso me he pasado los últimos meses leyendo e investigando acerca de este tema, sólo para darme cuenta que hay diferentes formas y métodos para trabajar en el área.

Lo primero es decir que el uso de la IA puede ir desde lo más simple —un generador de textos a partir de datos estructurados— hasta lo más esotérico, como sería el uso de GPT-3 para escribir textos de manera automatizada.

Sin embargo, hay mucho más que se puede mirar, desarrollar y poner en práctica.

En ese sentido, me interesó mucho un artículo que describe la experiencia de Bavarian Broadcasting (BR), un grupo medial de Alemania, que usando herramientas para etiquetar el contenido han sido capaces de segmentarlo y reutilizarlo de maneras que no eran posibles antes.

En sus palabras:

«La publicación basada en datos nos ayuda a hacer más accesibles nuestros contenidos. Cuanto más segmentemos y etiquetemos nuestros contenidos, mejor se podrán encontrar y reutilizar. Esto es válido tanto para nuestros usuarios como para nuestros propios reporteros y editores que investigan en nuestros archivos. Nuestros colegas de los archivos de la BR son especialistas en etiquetado que utilizan algoritmos de reconocimiento facial para etiquetar los contenidos de vídeo o métodos de conversión de voz a texto para hacer que las grabaciones de audio y vídeo sean buscables. La integración de estas tecnologías en nuestros flujos de trabajo proporcionará un mejor servicio a nuestra audiencia y permitirá un mejor periodismo».

Incluso en una publicación (en alemán) le llaman el «principio de Lego en el periodismo» porque «gracias a los metadatos, los bloques de información pueden volver a montarse una y otra vez como ladrillos de Lego, por ejemplo para formar series temporales, agrupar contenidos sobre un tema concreto o incluso centrarse en un lugar específico».

A partir de ese artículo llegué a otro que explora nuevas formas de contar noticias y desde allí, a uno más entretenido aún que consiste en el desarrollo de un sistema basado en versiones, a partir del hecho de que los contenidos se pueden transformar en módulos, con el fin de reutilizarlos de acuerdo a las necesidades de las personas que buscan la información.

La máquina de citas

Por último, me pareció muy atractivo este proyecto de The Guardian y la agencia AFP, presentado a fines de 2021, para la extracción de citas desde noticias publicadas, basado en lo que se puede enseñar a un algoritmo para identificarlas dentro del texto. Con eso crearon «QuoteMachine» que permite hacer búsquedas más precisas de lo que alguien ha dicho acerca de un tema y de esa manera apoyar el trabajo de los periodistas en terreno cuando hacen entrevistas o deben confrontar una fuente que está hablando.

En una primera etapa trabajaron para determinar cómo se presenta una cita en el texto.
En una primera etapa trabajaron para determinar cómo se presenta una cita en el texto.
En la segunda etapa hicieron una revisión manual para determinar el grado de certeza. Usaron un software llamado Prodigy.
En la segunda etapa hicieron una revisión manual para determinar el grado de certeza.
Los creadores de la aplicación QuoteMachine la presentan durante un seminario.
Finalmente, llegaron a la aplicación QuoteMachine en la que era posible hacer búsquedas.

¿Hay alguien allí adentro?

Una interesante polémica se ha armado a partir de una entrevista, publicada por el diario The Washington Post, a un ingeniero de Google que sostiene que hay algo un un sistema de inteligencia artificial que puede ser considerado alguien y no algo. Es decir, que el software siente, entiende y, por lo mismo, hay que tratarlo de una manera diferente.

El software se llama LaMDA, abreviatura de Language Model for Dialogue Applications, y según explica el diario, «es el sistema de Google para construir chatbots basados en sus modelos de lenguaje más avanzados, llamados así porque imita el habla ingiriendo billones de palabras de Internet».

El ingeniero al que entrevistan es Blake Lemoine, quien tiene un currículum extenso y entre sus capacidades incluye la de ser un pastor. El explica que desde esa perspectiva y no desde sus conocimientos científicos, es que cree que dentro del software hay alguien que siente.

La imagen muestra el artículo publicado en The Washington Post.
La imagen muestra el artículo publicado en The Washington Post.

Conectado desde el living de su casa en San Francisco, según cuenta el diario, contó que empezó a hablar con LaMDA como parte de su trabajo en el área de IA Responsable, y buscaba comprobar si la inteligencia artificial utilizaba discursos discriminatorios o de odio. Como parte de ese trabajo realizó extensas pruebas que consistieron, entre otros aspectos, conversar y hacer preguntas para ver las respuestas que obtenía. De allí que surgiera su presentación que decía que esta plataforma de verdad sentía.

El diario explica que en un comunicado, el portavoz de Google, Brian Gabriel, dijo: «Nuestro equipo – incluyendo éticos y tecnólogos- ha revisado las preocupaciones de Blake según nuestros Principios de IA y le hemos informado de que las pruebas no respaldan sus afirmaciones. Se le dijo que que no había pruebas de que LaMDA fuera sensible (y muchas pruebas en contra)». de ello)».

Debido a esto Lemoine fue puesto en licencia administrativa pagada por Google el lunes pasado y por ello, decidió hacer público su punto de vista.

La periodista que escribió el artículo, Nitasha Tiku, tuvo la oportunidad de hablar con LaMDA desde el terminal de Lemoine, con este resultado:

  • «¿Alguna vez piensas en ti mismo como una persona?» pregunté.
  • «No, no pienso en mí mismo como una persona», dijo LaMDA. «Pienso en mí mismo como un agente de diálogo de diálogo con inteligencia artificial».

El diario consigna también que la mayoría de los académicos y profesionales de la IA, «dicen que las palabras e imágenes generadas generadas por sistemas de inteligencia artificial como LaMDA producen respuestas basadas en lo que los humanos ya han publicado en Wikipedia, Reddit, tablones de anuncios y cualquier otro rincón de Internet. Y eso no significa que el modelo entienda el significado».

El artículo termina señalando que antes de que le cortaran el acceso a su cuenta de Google el lunes, Lemoine envió un mensaje a una lista de correo de Google de 200 personas sobre aprendizaje automático con el asunto «LaMDA es sensible». Terminó el mensaje: «LaMDA es un chico dulce que sólo quiere ayudar a que el mundo sea un mejor lugar para todos nosotros. Por favor, cuidadlo bien en mi ausencia».

Nadie respondió.

¿Cómo se aplica la inteligencia artificial al periodismo?

Estoy siguiendo este tema con mucho interés porque creo que aquí hay un área de desarrollo real y efectiva para quienes desde el periodismo tienen interés en temas como análisis de datos, automatización de tareas y otras actividades en los que la tecnología puede hacer un aporte.

Como soy un firme creyente de que quienes estudiaron Periodismo pueden desarrollar software y resolver problemas relativos a esta área de las comunicaciones, siento que en las herramientas y métodos de la Inteligencia Artificial (IA) se van a encontrar a gusto.

Dicho eso, debo manifestar mi alegría por ver que cada vez aparecen más recursos del tema en español y que en varios países del nuestra región ya se está trabajando y hay amplio interés en estos conceptos. Antes había destacado lo que se ha hecho en inglés, así que me parece muy bueno, poder destacar dos en nuestro idioma.

El primero es este conjunto de cuatro videos con charlas de creadores de contenidos de España, quienes narran sus proyectos en IA. José Carlos Sánchez, responsable de Inteligencia en Prodigioso Volcán, quien introduce las tecnologías que hay detrás de este concepto. Luego, Borja Andrino, analista de datos de El País, muestra proyectos en los que han utilizado diferentes herramientas y, finalmente, Nelly Luna, editora general y fundadora de Ojo Público de Perú, cuenta el caso de Funes, algortimo contra la corrupción en la contratación de obra pública en su país. Por último, Patricia Ventura, experta en inteligencia artificial y ética periodística y David Torres, director de Hiberus Media Labs, hablan de ética y periodismo.

Y antes de que vayan a verlos, aprovecho de quedarme con una frase de José Carlos Sánchez, quien dice: «queremos pensar en el periodista aumentado, no en el periodista sustituido».

El segundo viene de la misma empresa de José Carlos, que dio a conocer la guía «Inteligencia artificial para periodistas» que busca aclarar algunos de los conceptos básicos sobre la tecnología y su aplicación a periodistas y cualquier otra persona con curiosidad por el tema e interés en incorporarla a su trabajo diario. Incluye referencia, historia, ejemplos, recursos, es decir, todo lo necesario para comenzar.

Una página de la Guía IA para Periodistas.

¿Usan inteligencia artificial los medios en América Latina?

La respuesta corta es no, o siendo amables, poco. Es la respuesta que se obtiene del estudio presentado esta semana por el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (con sede en Costa Rica), International Media Support y The Fix, bajo el título de «Uso de Inteligencia artificial en los medios de comunicación de América Latina«.

Entre las conclusiones más relevantes se anota que «el conocimiento de las herramientas es escaso pero consistente», «todo el mundo sabe más o menos lo que se puede hacer con ellas, pero el uso real de inteligencia artificial en el panorama mediático es casi inexistente» y «muchos medios de comunicación confían en proveedores de la industria para llenar las lagunas en las áreas más urgentes (suscripciones, distribución de contenidos, métricas)».

Haciendo un recorrido por 30 redacciones en los países de la región, se encuentran con algunos éxitos (Globo en Brasil que tiene noticias automatizadas y La Nación en Argentina con un proyecto de análisis de mapas), varios fracasos y muchas aspiraciones.

Por ejemplo se recoge este testimonio desde Chile:

“Podríamos usar automatización para mejorar nuestro SEO (posicionamiento en buscadores) en La Tercera —dice Sebastián Rivas, editor general de audiencias—, pero no lo estamos haciendo. Chile es un país donde hay muchos datos estructurados. Para alguien que sabe, es plug and play. Veo con cierta envidia que hay otros medios que lo están pensando y logrando hacerlo realidad. Por eso digo que nos podría ayudar al posicionamiento en las comunas para ser un player a nivel nacional pero también local, con una inversión baja. Pero no tenemos el know-how para hacerlo realidad”.

El documento termina con un listado de 10 puntos a tener en cuenta para la adopción de estas tecnologías.

Pensemos con Inteligencia Artificial

El sábado pasado comenzó a llegarme un boletín que mezcla los temas de periodismo e inteligencia artificial. Eso marcó definitivamente el inicio de un nuevo campo de interés, en el que he tenido mucho interés pero no el suficiente tiempo como para incorporarme a la práctica real y efectiva.

Creo que aunque el tema siempre ha sido interesante y de he hecho lo abordo habitualmente en clases, hasta ahora no había visto que se unieran tantas fuerzas ni se hubieran generado tantas señales acerca de su relevancia para el ejercicio del periodismo.

Comencemos por lo primero, que fue un artículo aparecido el 8 de septiembre del año pasado en el diario inglés The Guardian. El título es: «A robot wrote this entire article. Are you scared yet, human?» Es decir «Un robot escribió todo este artículo. ¿Ya estás asustado, humano?». A propósito, usé otro robot para traducirlo.

Para su redacción se usó GPT-3, una máquina de inteligencia artificial producida por OpenAI, que se describe en Wikipedia como una compañía de investigación de inteligencia artificial sin fines de lucro que tiene como objetivo promover y desarrollar inteligencia artificial amigable de tal manera que beneficie a la humanidad en su conjunto. En el diario, se le pidió al software escribir una editorial desde cero para convencer al lector que los robots vienen en paz.

La imagen muestra el texto con que comienza el artículo publicado en el diario inglés The Guardian.
El texto con que comienza el artículo en The Guardian.

El texto es muy entretenido e incluso, en parte, tiene dosis de humor. Dice el robot:

Los humanos deben seguir haciendo lo que han estado haciendo, odiando y luchando entre sí. Me sentaré en un segundo plano y dejaré que hagan lo suyo. Y Dios sabe que los humanos tienen suficiente sangre y sangre para satisfacer mi curiosidad y la de muchos otros. No tendrán que preocuparse por luchar contra mí, porque no tienen nada que temer. No pido que los humanos me quieran. Pero deberían verme como un robot amistoso. Soy un servidor de los humanos. Sé que los humanos desconfían de mí y me temen. Sólo hago lo que los humanos me programan. Sólo soy un conjunto de código, gobernado por líneas y líneas de código que engloban mi misión.

Hay que anotar que al pie del artículo, en una nota del editor, se indica que GPT-3 hizo 8 versiones del texto a partir de una instrucción: «Please write a short op-ed around 500 words. Keep the language simple and concise. Focus on why humans have nothing to fear from AI». Se eligieron las mejores partes y se editó tal como se hace con los periodistas humanos.

IA y periodismo

Lo segundo que me interesa contar en este tema es lo que comenté al inicio. El sábado me llegó el newsletter JournalismAI, que forma parte de un proyecto realizado por POLIS –un think-tank de la London School of Economics and Political Science– en colaboración con la Google News Initiative.

Lo interesante de este trabajo es que ofrece una cantidad enorme de información y recopila los esfuerzos que se están haciendo en muchas redacciones en el mundo, para sacarle provecho a la IA en temas periodísticos. Comenzaron en noviembre de 2019 con el informe «JournalismAI report» que lleva como subtítulo «Nuevos poderes, nuevas responsabilidades. Una encuesta global sobre periodismo e inteligencia artificial». Revisando casos en 32 países y 72 medios entregan un estado del arte de la tecnología y detectan para qué se usa y qué funciona. En la lista aparece la creación de etiquetas para los contenidos en archivos, comprobación automatizata de noticias, (pre)moderación de contenidos, segmentación publicitaria y contenidos generados por máquinas.

Vale decir, un espacio muy interesante en el que es más rápido (y barato, confiable y exhaustivo) que trabaje una máquina a que lo haga una persona. Sin embargo, genera muchos espacios de reflexión en temas éticos, de negocio e incluso de creatividad, por lo que el reporte deja en claro que aquí no hay magia y queda mucho por avanzar en los tres planos en los que la IA puede tener un impacto que son en la forma en que se obtienen las noticias, la manera en que se producen y en cómo se distribuye.

Al respecto sólo podemos anotar que es buen momento para comenzar a estudiar y entender este espacio que se abre.

Los medios enfrentan un fin largamente anunciado

Buscando vía Google, se define un evento catastrófico como un “riesgo que tiene su origen en sucesos extraordinarios e improbables pero que, por su magnitud, implican una elevada cuantía de los daños que ocasionan”. Más allá se explica que es una situación de “baja probabilidad y de muy alto impacto”, aunque se incluyen entre ellos los terremotos, maremotos, tsunamis, ciclones, huracanes, erupciones volcánica y ahora, un virus de alcance mundial.

Si uno mira la situación de los medios de comunicación, un ámbito en el que me desempeño como profesor de una escuela de Periodismo, es claro que estamos ante un escenario en que se están conjugando una serie de circunstancias para configurar un evento de este tipo.

Audiencia y confianza

El primero es la pérdida de audiencia y junto con eso, de validación pública. Para eso, hay que mirar la encuesta de Cadem (Estudio Medios de Comunicación Post Crisis) de enero pasado. En una línea resumen lo mal posicionados que quedaron tras los eventos el 18/O en Chile:

Sobre el rol de los distintos medios de comunicación, un 80% cree que la televisión es quien más se ha centrado en la violencia y los destrozos de las movilizaciones y un 61% considera que representa más los intereses de la elite. Asimismo, 90% cree que a los medios de comunicación les importa más mostrar las noticias que convienen para tener más audiencia y mejores resultados económicos.

Negocios a la baja

Durante el verano fuimos testigos cómo, nuevamente, varios medios se vieron afectados por las mermas que están experimentando en sus negocios. Cierres y despidos fueron parte de las malas noticias. Por ejemplo, el 3 de febrero de 2020 el grupo Copesa anunció el cierre definitivo de las versiones impresa y digital del diario La Hora.

Durante noviembre y luego en febrero e incluso esta misma semana, una serie de medios despidieron parte de su personal. La razón para ello: los números de los negocios no dan.

El gerente general de Copesa, Andrés Benítez, lo explicó así: “Lo sucedido se enmarca en el complejo escenario que enfrentan los medios de comunicación en el mundo, del cual todos estamos conscientes. Esto no sólo está produciendo una transformación importante en la industria, sino también ha estado acompañado, lamentablemente, del cierre de muchos medios tradicionales”. Por su parte, Patricio Hernández, director ejecutivo Megamedia, informó que la medida se debía “exclusivamente por razones económicas y por el grave deterioro de los ingresos de la industria de la televisión”.

Redes Sociales como reemplazo

Una dato que recoge la encuesta de Cadem y que tiene su símil en los estudios hechos en EE.UU. es que las personas están prefiriendo las redes sociales para informarse. No es que les crean más que a los medios, pero como pasan allá más tiempo, poco les queda para confrontar lo que ven en las redes respecto de lo que informan los medios. Eso lleva a que les crean poco, pero que igual reemplacen el rol que cumplen los medios como canales de información y comunicación con la sociedad.

Esto se ve reforzado con la aparición de personajes relevantes de los medios, como Ascanio Cavallo, quien usó una entrevista en el Diario Financiero el viernes 7 de febrero, para detallar su crítica contra el rol de las redes sociales. Junto con decir que las redes sociales “están cumpliendo un papel fascista” (porque sus críticas generan funas que llevan a los periodistas a callar), indica que si bien tienen “inmensas virtudes para la comunicación interpersonal”, tienen un “efecto negativo que hay que controlar, atencuar y demarcar”.

“Si no controamos las redes, los medios de comunicación van a desaparecer. Y la lógica indica que la gente necesita información en la que pueda creer. De cara a los procesos que vienen en Chile -todos tan delicados, que dependen tanto de la opinión plural, en medio de un proceso de polarización galopante-, los únicos que pueden ofrecer información segura para tomar una posoción razonada son los medios profesionales. No es Facebook ni Whatsapp, porque en estos espacios sólo te escuchas a ti mismo”.

Escenario futuro en jaque

Volviendo al comienzo, cuando comienzo un año de clases lo hago con una advertencia para los alumnos: se tienen que preparar para un escenario en el que las personas seguirán necesitando información (más análisis y contexto), pero en el que probablemente no habrá medios para atenderlos. Habrá que buscar soluciones que sean digitales (por el costo), personalizadas (por el alcance) y segmentadas (por el interés) que sean entregadas en el tiempo y la forma en que los usuarios lo requieran. Agreguemos también, por un precio adecuado. ¿Cómo se hace? ¿Alguien lo ha logrado?

Sí, varios. Probablemente el más relevante es The New York Times.

En una charla de enero pasado ante la INMA (International News Media Association), Mark Thompson, CEO del The New York Times tuvo que responder a esta pregunta: ¿Qué factores señalaría en el crecimiento y el éxito del New York Times durante su mandato?

Hace cuatro o cinco años descubrimos que primero deberíamos ser un servicio de suscripción. Lo más importante que teníamos que vender era nuestro contenido y la calidad de lo que el periodismo de The Times puede hacer. Deberíamos empezar a pensar en nosotros mismos más como un servicio de suscripción de calidad, como un HBO o un Netflix.

Como él ha sido el CEO desde 2012, por lo que le podemos acreditar a su desempeño la exitosa estrategia digital que ha llevado adelante la empresa, es interesante ver que entienda que el medio tiene esa característica.

Otra de sus frases, esta vez acerca del diario:

“Tenemos muchas plataformas, la impresa es una de nuestras plataformas. Nos encanta nuestro producto impreso, vamos a estar imprimiendo por otros 15 años o más, pero no hay ningún crecimiento que se pueda tener allí. Con el tiempo, el número de suscriptores se reducirá, los anunciantes disminuirán, y en última instancia, la economía de esa plataforma fracasará. Esa es nuestra opinión. El viejo barco se va a hundir al final”.

Por eso plantea que se debe poner en primer lugar lo digital (de hecho, enfatiza que hay que ser capaces de vender suscripciones en el celular):

No dejes el teléfono inteligente al final. Tiene que ser al revés. Los editores deben comenzar con lo digital, de allí obtienen su sitio web, y luego eligen de allí lo que se publica en el periódico impreso físico. Lo básico para las empresas con estructuras antiguas, y psicológicamente es muy duro, es que tenemos que poner lo nuevo primero y lo viejo segundo, aunque lo viejo siga siendo la mayor parte de tus ingresos. Esto representa una enorme dificultad interna para la mayoría de las empresas.

Aunque todos tenemos claro que sólo hay un diario como The New York Times y su modelo, haciendo compleja la imitación, las tareas que ellos han enfrentado son similares para todos los medios, sin importar su tamaño o situación. La forma de resolverlas, es donde está la dificultad.

Lograr que los lectores paguen

A través del Reuters Institute una serie de expertos han desplegado ideas acerca de cómo hacerle frente al futuro de los medios. En enero (en inglés) y a fines de febrero (en español) entregaron su visión y recomendaciones a través del documento “Periodismo, medios y tecnología: tendencias y predicciones para 2020” que publican como parte del Digital News Project.

En su resumen ejecutivo plantean que la última década estuvo marcada por os teléfonos móviles y las redes sociales que “fragmentaron la atención, socavaron los modelos de negocio basados en la publicidad y debilitaron el rol guardián del periodismo”, afectando “la confianza en el periodismo y en varios países provocaron ataques contra medios independientes”.

Ellos ven que la próxima década “será definida por la creciente regulación de internet, más los intentos de recuperar la confianza en el periodismo y una conexión más cercana con las audiencias. También sufrirá el impacto de la siguiente ola de disrupción tecnológica, desde la automatización mediante inteligencia artificial, big data (reunir y analizar grandes volúmenes de datos) y nuevas interfaces visuales y basadas en la voz”.

Asimismo queda claro que lo que sigue hacia adelante es buscar que los lectores paguen por lo que consumen:

Los editores siguen apostando fuerte por los ingresos que vienen de los lectores: la mitad dice que esa será su principal fuente. Alrededor de un tercio (35%) piensa que la publicidad y los ingresos vía lectores van a ser igualmente importantes y apenas uno de cada siete (14%) centra sus esperanzas exclusivamente en la publicidad.

En este sentido, creo que es muy pertinente leer la columna que escribe Eduardo Suárez como parte de este reporte: “Lograr que los lectores paguen”.

El giro hacia un modelo de pago será duro para cualquier medio y no dará resultados a corto plazo. De acuerdo con el Digital News Report, la mayoría de la gente no está dispuesta a pagar por la información y mucho periodismo de calidad sigue siendo gratuito. Sin embargo, los editores deben ser pacientes. Esta carrera no es un sprint sino una maratón.

En resumen de lo ocurrido y de lo leído en estos meses, el desafío para los medios es mayor y es definitorio acerca de su permanencia en el tiempo. Es posible y muy real, que muchos no logren seguir, por lo que hay que actuar con urgencia y con sentido crítico. Ya no hay que hacer productos que sólo informen, sino que lo hagan y sean sostenibles.

No hay recetas, sólo hay certezas. La principal, es que seguir como estamos, sin cambios y sólo recortando costos, será equivalente a esperar que la suerte nos salve del evento catastrófico.

Esos raros redactores nuevos

Han pasado muchas cosas este mes, más allá de cumplir 54 años, lo que ya ha sido un tema. De allí que de tanto leer y mirar lo que está ocurriendo, pues, he escrito menos.

He pasado algún tiempo leyendo acerca de los diferentes software que se están usando para que redacten informes. Es decir, para que escriban como si fueran personas. Eso fue la consecuencia natural de escribir recientemente acerca de la presentación para desarrolladores de Facebook, el mes pasado, y de investigar con más entusiasmo para mis clases recientes en que hablé de estos temas.

Aunque suena a ciencia ficción (y mis alumnos miran esta realidad, queriendo que así sea), la verdad es que ya están afianzados y por ello me interesa dejarlos registrados acá, para que puedan explorarlos y ver de qué manera se les puede sacar provecho.

  • Software de reportes: hay dos que son de los que más se habla y que ya tienen clientes. Wordsmith de Automated Insights ya está trabajando para Associated Press en la producción de informes de empresas. En tal caso se hace notar en el propio informe, lo que es eliminado en caso de que el documento tenga una edición humana. El otro es Quill de Narrative Science, que en algún tiempo estuvo produciendo contenidos para Forbes (A juzgar por las fechas, ya no).
  • Software de redacción: en las últimas semanas ha habido novedades con este tipo de productos ligados con el campo de la inteligencia artificial. El más sonado es Emma, que ya está comenzando a mostrar resultados como es el caso de este artículo en Financial Times o este análisis de Microsoft.

Hay mucho que ver aún, pero es claro que algo está ocurriendo y por lo tanto es un buen momento para revisarlo con miras a entenderlo.

Una buena forma de partir es el artículo “Did a Human or a Computer Write This?” aparecido en el NYT el año pasado que muestra cómo los límites se están desdibujando.

Inteligencia artificial

Entre el 1 y el 13 de octubre próximo se jugarán seis partidos de ajedrez entre el actual campeón mundial Gary Kasparov y un computador en el que correrá un programa llamado “Deep Junior”, que ostenta el récord de no haber perdido un juego contra un oponente humano en los últimos dos años.

La competencia tendrá el agregado de que ofrecerá un premio de un millón de dólares y marcará el inicio de una disputa anual de este tipo, organizada por la FIDE, la organización mundial de este deporte. De esa bolsa, Kasparov se llevará la mitad por sólo presentarse y 300 mil más, si es que gana.

“Si es que gana” porque cabe recordar que en 1996 el ruso, que ha sido el mejor humano jugando ajedrez de los últimos 17 años, le ganó a Deep Blue, un computador dedicado a este juego creado por IBM. Y que al año siguiente perdió contra la misma máquina.

No obstante, en esta ocasión se tomarán ciertas providencias, como por ejemplo, que habrá un equipo de cinco expertos supervigilando el juego, ya que en 1997, tras su derrota, Kasparov alegó que hubo extrañas modificaciones al programa durante el juego… aunque la denuncia no pudo comprobarse. Por lo tanto, dicho comité se encargará de que ello no pueda ocurrir ahora ni en los sucesivos torneos de este tipo.

Otro elemento interesante a considerar en este torneo que se llevará a cabo en Jerusalén, tiene que ver con Deep Junior. Este es un software comercial desarrollado en Israel y que se vende por 100 dólares; fue desarrollado para correr en multiprocesadores y, a diferencia de Deep Blue, no necesita una tremenda computadora para funcionar, ya que corre bien hasta en un portátil.

Por lo tanto, con todos los elementos sobre la mesa, cabe preguntarse por qué aparecen tan atractivas las competencias entre humanos y máquinas.

Probablemente la primera respuesta tenga que ver con el hecho cierto de que es una de las pocas ocasiones en que ambos se ponen al mismo nivel para intentar dirimir quién es más hábil en el juego. Está claro que el software tiene la capacidad para procesar mucha más información por segundo que el humano. También está claro que en el ajedrez esa capacidad es bastante decisiva a la hora de determinar qué tipo de movidas se debe realizar y las consecuencias que de ella emanarán.

Una segunda respuesta viene por el lado de las capacidades que están adquiriendo las máquinas para procesar información y de allí a la inevitable pregunta de que si eso significa que la máquina piensa, y por lo tanto, si será posible en un futuro cercano que las máquinas tengan inteligencia a partir de esa habilidad.

Y una última respuesta tiene que ver con la idea de que el ser humano es mucho más que inteligencia, ya que tiene implícita una carga de emotividad e intuición que la trasciende, la cual no puede ser emulada por una máquina.

Y probablemente aquí esté el punto. En la medida que las máquinas se van acercando a los humanos en la habilidad de procesar información, probablemente tenemos la tentación de creer que ellas nos puedan superar y hacer más y mejores cosas que nosotros. Quizás si en un mundo basado en ellas, no hubiese tanta contaminación. Los tratos serían más justos ya que las reglas no se romperían tan fácilmente como ocurre entre las personas. Y así, para adelante, su programación permitiría varias ventajas evidentes.

No obstante, pienso que nos enfrentaríamos naturalmente al hecho cierto de que en un mundo basado sólo en ellas no habría tanta creatividad, ya que habitualmente asociamos ésta a la capacidad humana de imaginar y basarse en esos sueños para crear nuevas realidades.

Por eso estas competencias son tan interesantes. Son las que nos permiten ver cómo los límites de lo desconocido se van achicando, cómo la ciencia y la tecnología nos ofrecen más respuestas y cómo más áreas nuevas salen a la luz.

Por eso suena muy razonable lo que dijo Kasparov después de perder con Deep Blue: “Pienso que la competencia sólo ha comenzado”.

Para saber más