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Presentamos en Chile el libro de UX latinoamericana

Como he aprendido en la práctica el oficio de hacer libros es complejo, largo y muy entretenido. Una de las partes más complicadas es la final, cuando el texto ya existe y hay que promoverlo para que las personas sepan de su existencia y se cumpla la promesa de que su contenido trascienda más allá de sus páginas.

En eso estamos, precisamente, con «UX Latam: historias sobre definición y diseño de servicios digitales» el libro que reúne las historias y recomendaciones de 41 profesionales de 19 países de Latinoamérica sobre cómo generar productos centrados en la persona.

Este miércoles que pasó lo presentamos en Chile gracias a la iniciativa del Centro de Experiencias y Servicios de la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez, que convocó a cuatro de los autores. Desde México participó una de sus editoras, Marta Sylvia del Rio y desde Chile estuvimos Andrea Zamora, Javier Velasco y quien les cuenta esto.

Imagen de la transmisión publicada en Twitter por Marta Sylvia del Rio.
Imagen de la transmisión publicada en Twitter por Marta Sylvia del Rio.

Durante el evento tuvimos la oportunidad de comentar acerca de nuestros respectivos capítulos, responder preguntas y dar a conocer lo diferente que es hacer UX desde esta zona del mundo, donde lo equipos, los recursos y las técnicas de trabajo son tan diferentes.

Por eso, te dejo la invitación para descargar el libro (se entrega en forma gratuita) y leerlo. Cubre muchos temas en capítulos muy bien armados, llenos de historias locales. Vale la pena tenerlo a la mano.

Todo lo que tenemos que decir sobre UX desde Latinoamérica

Marta Sylvia del Río desde México y Freddy Linares desde Perú cumplieron esta semana una tarea larga y no exenta de dificultades: juntar en un libro las historias y recomendaciones de 41 profesionales de 19 países de Latinoamérica sobre cómo generar productos centrados en la persona.

Así fue como surgió «UX Latam: historias sobre definición y diseño de servicios digitales» en el que tuve la oportunidad de colaborar en el capítulo «La transformación digital y la UX» junto a Eleonora Acosta, de Veneuela, y Daniel Mordecki, de Uruguay.

La portada del libro con la experiencia de los diseñadores de experiencia de usuarios en Latinoamérica.
La portada del libro recién presentado.

En la Introducción, Marta explica que «hace ya varios años que, en pláticas informales con colegas profesionales de UX de distintos países, surgían dos ideas recurrentes. La primera: los latinoamericanos necesitamos colaborar más. La segunda: existen muchos casos de éxito que no están documentados. Año tras año, decíamos «debería existir un libro», quizá solo a modo de deseo, para cuando hubiera algo de tiempo. Fueron cuatro o cinco años en los que fuimos madurando la idea».

En la descripción del libro se plantea que «la experiencia de usuario es un componente fundamental en el diseño de servicios. Hoy, debido a la pandemia y a la masificación del acceso a internet móvil, se requiere con más urgencia de productos digitales sencillos, rápidos y consistentes para los ciudadanos. No obstante, a veces las instituciones no dedican tiempo ni asignan los recursos adecuados para asegurar que estos sean exitosos con los usuarios. Este libro comparte historias y recomendaciones de 41 profesionales de Latinoamérica sobre cómo generar productos centrados en la persona».

Lo mejor que tiene el libro es la inclusión de casos de éxito, en la que se cuentan las historias de empresas y organizaciones en las que se lograron verdaderos avances gracias a proyectos que sacan provecho de la disciplina de la UX. También, el hecho de que se ofrece una descripción muy vívida de la disciplina y sus características, lo que servirá de un punto de partida muy concreto para quienes se están iniciando en la disciplina. Por último, para situar en el mapa los nombres de muchos colegas y referentes de la región.

Por lo tanto, es una enorme oportunidad y les animo a descargar y leer. Por cierto, por acuerdo de todos los autores y editores, este libro es de descarga gratuita desde el sitio web de la Universidad del Pacífico de Perú.

Una necesaria puesta al día

Hace casi un año comenté en este sitio que iba a estar publicando más seguido, luego de haber usado mucho tiempo en escribir mi libro “100 elementos que debe tener un sitio web“.

Algo que no sólo no ocurrió, sino que tampoco se reflejó en los planes que tenía para Usando.info. Entre ellos, renovar su diseño (hacerlo adaptable) y mantener mi registro de temas que me interesaban.

Sin embargo, debo decir que sí escribí. Sólo que por temas de tiempo, entusiasmo y otras cosas, no llegué pasar del borrador al texto. Fui dejando los posts anotados pero no hice mucho más.

Así que ahora que 2020 está empezando, revisé, edité y publiqué todo lo que tenía pendiente. Espero que les gusten y ahora sí, volveré a publicar más seguido. Me hace falta ir anotando cosas, al viejo estilo.

El enemigo conoce el sistema

Terminé el año pasado leyendo ” El enemigo conoce el sistema” el libro de Marta Peirano.

Nada fue lo mismo después. Me convenció e hizo consciente de algo que sabía: si participas en una red social, das permiso para que te manipulen. ¿Quién? Pues, la red te manipula para que reacciones ya que cualquier red se mantiene y extiende gracias de las interacciones entre los participantes.

He hecho varios experimentos. El más interesante consiste en revisar cuáles son los mensajes que encabezan tu muro en la red social al comienzo de la jornada, cuando la abres para ver lo que pasó en la noche. Me ha ocurrido con gran frecuencia que casi todos los mensajes que aparecen me “obligan” a responder porque son muy polémicos o muy interesantes. Luego, tras esos, vienen mensajes normales que no generan mayor interés.

Es como si la red se hubiera preparado para hacerme actuar. El libro de Marta anota esto (Pág.48):

“La indignación es la heroína de las redes sociales. Es más viral que los gatitos, más potente que el chocolate, más veloz que el olor a galletas, más intoxicante que el alcohol. Genera más dopamina que ninguna otra cosa porque nos convence que somos nbuenas personas y, encima, de que tenemos razón. (…) Es un sentimiento que nos define como personas buenas y que demanda justicia, venganza y mucha atención. Queremos compartir la llama con todas las persoas del mundo para que sus sentimientos validen los nuestros con comentarios, likes y retuits”.

El libro tiene la gracias de que va analizando lo que las redes sociales van provocando en sus usuarios y la manera en que las empresas que están detrás van usando la información que les entregamos para hacernos cada vez más dependientes de ellas. A puro golpe de dopamina. Y lo bueno es que en ninguna parte hace un llamado a no participar, sino que por el contrario y siguiendo el título, invita a conocer el sistema y entenderlo para usarlo adecuadamente.

Creo que es un libro que hay que leer antes de que comience de verdad este año agitado, porque es una ayuda concreta para analizar la información que aparecerá en redes sociales en los meses que vienen.

Un ejemplo de cómo extender el alcance de la información

Uno de los temas que me han motivado en torno a los contenidos digitales, es como pasar desde la información hacia la acción. Es decir, es decir, que lo que se lee o ve en un espacio, permita “hacer” algo.

Cada vez que encuentro algo en este estilo, lo dejo anotado, como ejemplo. Así que va esta nota con algo que vi en el NYT. Se trata de una lista de libros de memorias, luego que sus críticos literarios eligieran las 50 mejores obras de este tipo desde el año 1969 en adelante.

El contenido es simple: una sola página en que los libros aparecen ordenados de 1 a 50 con título, foto y reseña.

Pero le agregan dos capacidades inetractivas. Una, son botones para comprar en librerías locales o en sitios online. La otra, la posibilidad de hacer una lista propia que se va agregando durante la lectura, para que uno vaya creando su propia lista que luego se envía por mail. Simple, rápido y efectivo.

Muestra la pantalla con un libro destacado.
Paso 1: primero se marca cada libro presionando el asterisco.
Muestra lista de libros seleccionados en una pantalla.
Paso 2: al final es posible ver la lista de los libros ya seleccionados y enviarla por mail.

Vuelvo a escribir regularmente

Desde que lancé mi segundo libro, no había vuelto a escribir. Varias razones me retuvieron, pero quizás la principal, fue que necesitaba parar un rato en proponer ideas y temas y quería escuchar y leer de todo, lejos de mi permanente obsesión e interés por los contenidos digitales.

Así lo hice, me puse al día con una pila de libros que estaban al lado de mi cama, me dediqué con más ganas a la carpintería y salí de camping.

La foto está compuesta de tres imágenes: Libros, carpintería y camping, las tres tareas a las que me dediqué en estos meses.
Libros, carpintería y camping, las tres tareas a las que me dediqué en estos meses.

Lo que sigue ahora es parecido a lo que he hecho. Seguiré escribiendo, haciendo clases y, algo nuevo, muebles. Simples y útiles, nada muy sofisticado, mientras aprendo a usar las herramientas 🙂

Además, volveré  a escribir, ya que se vienen desafíos interesantes en este primer semestre: un curso de periodismo digital, el tradicional diploma de AI+UX este año en la PUCV (que nos ha acogido de maravillas), otro diploma de periodismo económico donde hablaré de datos y por último, un par de cursos en contenidos digitales. En cada uno hago un par de horas de clases, no crean que mo lo paso en la sala.

Así que a darle con alegría no más.

100 Elementos: mi nuevo libro

Para los que no lo sabían, el pasado jueves 4 de octubre y con el apoyo del grupo IxDA Santiago, realizamos el lanzamiento de mi nuevo libro, del que algo había adelantado.

Su nombre es “100 elementos que debe tener un sitio web” y se trata de un trabajo que hice en los últimos tres años para crear una guía de aquellos objetos, aplicaciones y contenidos que considero que son los mínimos que deben ser incluidos en un espacio digital que funcione, es decir, que cumpla los objetivos para los que fue creado.

Imagen de la tapa del libro 100 elementos que debe tener un sitio web.
La tapa del libro 100 elementos que debe tener un sitio web.

La presentación fue realizada en un ambiente muy entretenido, junto a amigos antiguos y nuevos, y permitió mostrar el sitio web y la presencia en redes sociales (Twitter y Facebook), que ayudan a difundir el trabajo que estamos haciendo. Asimismo, comenté que a diferencia de mi libro anterior, 100 Elementos se puede comprar en papel a través de Amazon en versión Kindle y papel, con impresión a pedido. Para qué les cuento todo lo que he aprendido acerca de cómo publicar libros 🙂

¿Qué sigue? Como conté en el lanzamiento del libro, mi interés es seguir escribiendo. Tengo previta la versión actualizada de “Tienes 5 Segundos” para el próximo año (cumple 10) y cerrar y publicar la investigación que hice sobre cómo llegó Internet a Chile. Así que, trabajo hay.

Si leen el libro, por favor, cuéntenme. Quiero ver qué les pareció.

Cómo escribir para la web en tiempos en que no te leen

Hay que ser francos: estamos en un tiempo en que la lectura es breve. Hay que pelear por la atención del usuario. Por lo que capturar su tiempo es clave.

Sin embargo, he leído dos largos textos de The New York Times y gastado más de media hora en participar de lo que me ofrecen.

¿Seré yo? O, ¿será que lograron interesarme?

Interactivo y personal

En el artículo sobre los efectos del cambio climático, el artículo pide al lector entregar un par de datos personales antes de comenzar. Se titula algo así como ¿Cuánto más cálida es tu ciudad natal desde el tiempo en que naciste? y te pide ingresar la ciudad y el año de nacimiento. Tras hacer scroll, muestra cuántos días con más de 32 grados había entonces en tu ciudad; luego, avanza para mostrar cuántos hay ahora y, con un avance más, cuántos habrá más adelante (en mi caso, cuando cumpla 80 años).

Todo eso, ilustrado bellamente:

El gráfico muestra la situación de Santiago, con el año de mi nacimiento.
El gráfico muestra la situación de Santiago, con el año de mi nacimiento.

Más abajo, en la misma crónica, usa el dato de mi ciudad para entregar información personalizada a la localidad y sigue abundando en detalles referidos a la selección realizada. Es una crónica hecha a mi medida, combinada con datos generales.

Guiños al detalle

La otra crónica interesante y que leí más allá de lo que esperaba, fue una en la que varios autores explicaban por qué les gustaba un detalle de una obra en particular: una banda de sonido, escultura o un video, por citar algunos. ¿Por qué amo …? (los puntos suspensivos se rellenan con una imagen).

En la zona superior, se puede elegir la crónica que se quiera leer, entre los diferentes tipos de obras destacadas.
En la zona superior, se puede elegir la crónica que se quiera leer, entre los diferentes tipos de obras destacadas.

La gracia de este texto, está en lo que comienza en el título. Hay una relación muy directa entre la cantidad de texto y las imágenes, que se ofrecen como fotos, gif animados, pequeños videos con o sin audio y otros elementos gráficos que hacen guiños al espectador e impiden que se aburra o escape. No hay monotonía en el relato, sino que por el contrario, hay una permanente sorpresa, haciendo que uno vaya buscando la forma en que quien escribe va dirigiendo el relato hacia partes de la obra, hacia detalles cuya visión es apoyada por una imagen.

En la interacción está la clave

Qué simple forma de contar una historia, pero a la vez, qué compleja la producción que eso significa.

Probablemente, en la primera como en la segunda historia, lo que conquista al lector es que lo transforma en el operador de la historia. La persona que lee tiene que activar el relato y no sólo leer. Se consigue algo parecido a esos antiguos libros de cuentos, en que al abrir las páginas, se creaban dioramas que daban una sensación de introducción en la historia, que se desenvolvía frente a nuestros ojos, generando sorpresa e interés en el relato.

Por lo mismo, la clave está en la interacción que propone y en la forma simple de llevarla a cabo. No se trata de elementos complejos de activar para el usuario, lo que ayuda a que no haya barreras de uso y que conquisten el espacio y permitan que se mantenga la atención mucho más allá de lo que se espera.

Y que incluso terminen recomendando a otros pasar por la experiencia y relatando lo bien que lo pasaron al hacerlo (como yo ahora con ustedes). ¿A qué más podría aspirar un buen contador de historias?

Nuevo libro: últimos pasos

Tal como he ido anunciado en varios lugares, incluyendo este blog, los últimos meses han sido los finales para llegar a la publicación de mi nuevo libro. Si bien la redacción la finalicé hace tiempo, no he parado de corregir y, si sigo igual, no saldrá nada, así que ya tomé la decisión de dejar de hacerlo 🙂

La imagen muestra un texto impreso y elementos para hacer la corrección de un manuscrito.
La etapa de corrección ha estado llena de detalles, muy entretenidos.

El título del libro es “Cien elementos que debe tener un sitio web” y como lo reseñé hace unos días, su contenido consiste en lo siguiente:

Cien elementos que debe tener un sitio web” es una intersección entre un largo checklist y un compendio de elementos que deben estar incluidos en un sitio web y en las redes sociales de la organización. Ambos son herramientas que tienen como objetivo ser un espacio de comunicación que permita conversar y que al mismo tiempo, comportarse como un autoservicio interactivo de información, representando adecuadamente a la empresa u organización frente a los interesados en sus productos y servicios.

El libro cuenta con diez capítulos entre los que se distribuyen los 100 elementos que, de acuerdo al conocimiento y experiencia del autor, son los más adecuados para asegurar que el espacio digital que se construye cumple con los objetivos de sus creadores y responde a las necesidades de quienes los visitan y utilizan. En cada uno de los elementos se explica el objetivo que se persigue, lo que se debe hacer para cumplirlo y se entregan ejemplos de sitios web que utilizan dicho criterio.

¿En qué estoy ahora? Varias cosas:

  • Respendiendo la pregunta, ¿impreso o digital? ¿Ambos? Es un tema de costos. Lo primero es caro y no tengo cómo abordarlo, por lo que estoy mirando la forma de atenderlo. ¿Auspiciadores? ¿Crowd funding? Estoy buscando alternativas y tengo buenas perspectivas.
  • Terminando la revisión, que como ya he aprendido, puede ser eterna. Habrá errores y aciertos. Lo importante es que logre terminar con los primeros por mi cuenta y que los otros tengan vida propia.
  • Cumpliendo con la ley: registro de propiedad intelectual, registro ISBN y esos temas.
  • Definiendo la difusión y los espacios en los que trabajaremos. Ya habrá novedades al respecto.

Queda menos, así que si lees este sitio con frecuencia, tendrás las novedades apenas salgan.

Me falta este libro: la historia de cómo llegó Internet a Chile

Hace diez años, como en esta época, escribí un post comentando que debía dos libros. Uno era sobre cómo escribir en Internet y otro sobre la historia de cómo llegó Internet a Chile.

Lo primero lo cumplí dos años después de ese anuncio, cuando en noviembre del 2009 saqué Tienes 5 segundos, un libro del que sólo he recibido alegrías. El segundo, ha costado. Le he dado mil vueltas y el material está bueno.

Entonces dije de qué se trataba:

La Historia de Internet en Chile, donde cuento los primeros 10 años de su desarrollo, incluyendo cómo fue la conexión inicial, los primeros sitios y todos lo relacionado con el inicio, donde tuve el gusto de participar en algunas cosas. Ese proyecto de libro está bien bueno, les contaré, porque ya llevo la mitad escrito. Promete.

Puedo agregar que tengo dos capítulos y un tercero en ciernes. Terminarlo debo.

¿Por qué el recuerdo? Bueno, porque hace unos días se celebraron 30 años del NIC Chile y tenía toda la intención que para esa fecha ya estuviera. Pero no fue ni tampoco lo logré para los 25 años de la conexión a Internet (se celebró en enero de este año). Así que seguiré tratando.

Si quiere auspiciar para apoyarme a hacerlo, sólo dígalo. Si sólo quiere apoyarme, también 🙂