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Posts sobre el diario The New York Times

Dos ejemplos de baja tecnología y alto impacto

Como parte habitual de mi trabajo está la búsqueda de nuevas herramientas y capacidades que le den soporte y le aporten sentido y valor a las narraciones que se hacen mediante plataformas digitales. Por lo mismo, me encanta cuando encuentro ejemplos de espacios en los que se usan tecnologías de baja intensidad pero de alto impacto.

Pero antes de seguir, digamos que por “baja intensidad” me refiero a aquellas capacidades que no se toman toda la pantalla sino que generan interacciones a nivel mínimo y a medida que la persona va consumiendo el contenido. Un ejemplo contrario, es decir de alta intensidad, sería algo como Snowfall o la revisión política del vecindario en que vives. En ambos casos, la historia se cuenta alrededor de la tecnología.

En los casos que me interesa destacar en esta entrega, los gestos técnicos ayudan a contar la historia y le aportan elementos de valor, pero lo importante es que lo que se relata no se construye en torno a un prodigio de software sino que se apoya en esa capacidad. Y esa diferencia me parece interesante.

Dos ejemplos recientes

Los dos ejemplos de este tipo vienen de publicaciones realizadas hace algunos días en The New York Times, un medio que sigo con interés por su calidad de contenidos y su capacidad de innovación permanente.

El primero es The Art of Translation que narra la permanente lucha de los traductores por llevar un texto de un idioma a otro. La gracia de su actividad es que dudan mucho y eso es lo que recoge el artículo y, gracias a su capacidad tecnológica, se reproduce esa tensión permanente entre el autor y el texto. De hecho, desde el título en adelante, está presente lo complejo de su tarea.

La imagen muestra un ejemplo del artículo sobre cómo se hacen las traducciones.

El segundo es el artículo How the Manga Was Translated for America que cuenta cómo se han presentado en Estados Unidos las obras de Manga, que es el nombre que reciben las historietas ilustradas de origen japonés. Lo interesante en este caso es que se utiliza la información gráfica de manera creativa, partiendo desde el hecho de que los libros japoneses se leen de atrás hacia adelante como que los globos con los textos de los relatos se escriben de arriba hacia abajo y no de izquierda a derecha.

La imagen muestra una parte del artículo sobre cómo se traducen las historietas japonesas.

Lo interesante es que en ambos casos la interacción que se ofrece genera una conversación entre el contenido y la persona que va siguiendo el relato, que es impulsado y facilitado por pequeños gestos interactivos.

Creo que este tipo de elementos son los que hacen la diferencia y que van permitiendo ofrecer una nueva gramática digital que le saca todo el provecho posible a las capacidades que la tecnología le agrega a las características del relato.

Cuando el futuro pintaba bueno

Hace 10 años el equipo digital del The New York Times publicó Snow Fall, un especial acerca de una tragedia en las montañas que daba cuenta de una avalancha que destruyó todo a su paso y mató a tres esquiadores de alto nivel.

Publicada seis meses después de que ocurrieran los hechos, fue una historia presentada en seis partes que incluía relatos en video de los protagonistas y espectadores e incluía gráficos interactivos y simulaciones animadas, además de unas increíbles vistas en video de la nieve moviéndose.

Imagen de la portada del especial Snow Fall en The New York Times

Todos los que vimos eso, me incluyo, por cierto, nos dimos cuenta que el potencial que podía alcanzar el periodismo digital se estaba cumpliendo con ese tipo de trabajo. Ganó varios premios relevantes en Estados Unidos, incluyendo el Pulitzer.

Sin embargo, salvo excepciones, este tipo de demostraciones no siguieron ocurriendo. Hubo trabajos similares (basta ver los finalistas de cada año del Online Journalism Awards) pero la norma fue que el tipo de trabajo habitual del periodismo digital empleara otros métodos para contar historias. De allí que viéramos aparecer fenómenos como los listicles o artículos hechos como listas (al estilo de las 10 cosas que no sabías de…) o el clickbait, esas historias con un título cautivador que luego no tenía un correlato en la historia que lo acompañaba. Además de una carrera sin fin por contar la última novedad, abriendo paso al clásico “noticia en desarrollo”.

Las explicaciones

Hay buenas explicaciones, en todo caso, para que no hubiera más trabajos con ese tipo de despliegue.

Una razón es que se requiere de habilidades que cuesta mucho juntar. En el caso de Snowfall, el equipo gráfico y de diseño se integró por once personas (incluyendo un fotógrafo, tres personas en video y un investigador), a los que les tomó más de seis meses armar todo el especial.

Una segunda razón es que se requiere tiempo para hacer buenas investigaciones que permitan conseguir y juntar las historias que se van a contar.

La tercera, es que se requiere de liderazgo para enfrentar el problema de tener a un grupo trabajando un largo tiempo sin posibilidad de hacer algo más. 

Todo lo anterior, cruzado con la crisis de la industria, imposibilitada de hacer inversiones mayores en las historias y por ello sólo llegaron hasta la investigación (amplia y rigurosa, como se vio en Panamá Papers en 2016 o en Pandora Papers en 2021), sin cruzar el espacio hacia la puesta en escena de la que SnowFall sacó tanto provecho.

Podemos decir que hay y seguirá habiendo periodismo, con buenas historias y un trabajo fuerte por llegar con lo que se debe saber. De seguro tendremos que trabajar extra para lograr que la forma de contarlo le haga sentido a los medios que los usuarios tienen para acceder a esa información. Allí queda mucho por hacer.

Los medios enfrentan un fin largamente anunciado

Buscando vía Google, se define un evento catastrófico como un “riesgo que tiene su origen en sucesos extraordinarios e improbables pero que, por su magnitud, implican una elevada cuantía de los daños que ocasionan”. Más allá se explica que es una situación de “baja probabilidad y de muy alto impacto”, aunque se incluyen entre ellos los terremotos, maremotos, tsunamis, ciclones, huracanes, erupciones volcánica y ahora, un virus de alcance mundial.

Si uno mira la situación de los medios de comunicación, un ámbito en el que me desempeño como profesor de una escuela de Periodismo, es claro que estamos ante un escenario en que se están conjugando una serie de circunstancias para configurar un evento de este tipo.

Audiencia y confianza

El primero es la pérdida de audiencia y junto con eso, de validación pública. Para eso, hay que mirar la encuesta de Cadem (Estudio Medios de Comunicación Post Crisis) de enero pasado. En una línea resumen lo mal posicionados que quedaron tras los eventos el 18/O en Chile:

Sobre el rol de los distintos medios de comunicación, un 80% cree que la televisión es quien más se ha centrado en la violencia y los destrozos de las movilizaciones y un 61% considera que representa más los intereses de la elite. Asimismo, 90% cree que a los medios de comunicación les importa más mostrar las noticias que convienen para tener más audiencia y mejores resultados económicos.

Negocios a la baja

Durante el verano fuimos testigos cómo, nuevamente, varios medios se vieron afectados por las mermas que están experimentando en sus negocios. Cierres y despidos fueron parte de las malas noticias. Por ejemplo, el 3 de febrero de 2020 el grupo Copesa anunció el cierre definitivo de las versiones impresa y digital del diario La Hora.

Durante noviembre y luego en febrero e incluso esta misma semana, una serie de medios despidieron parte de su personal. La razón para ello: los números de los negocios no dan.

El gerente general de Copesa, Andrés Benítez, lo explicó así: “Lo sucedido se enmarca en el complejo escenario que enfrentan los medios de comunicación en el mundo, del cual todos estamos conscientes. Esto no sólo está produciendo una transformación importante en la industria, sino también ha estado acompañado, lamentablemente, del cierre de muchos medios tradicionales”. Por su parte, Patricio Hernández, director ejecutivo Megamedia, informó que la medida se debía “exclusivamente por razones económicas y por el grave deterioro de los ingresos de la industria de la televisión”.

Redes Sociales como reemplazo

Una dato que recoge la encuesta de Cadem y que tiene su símil en los estudios hechos en EE.UU. es que las personas están prefiriendo las redes sociales para informarse. No es que les crean más que a los medios, pero como pasan allá más tiempo, poco les queda para confrontar lo que ven en las redes respecto de lo que informan los medios. Eso lleva a que les crean poco, pero que igual reemplacen el rol que cumplen los medios como canales de información y comunicación con la sociedad.

Esto se ve reforzado con la aparición de personajes relevantes de los medios, como Ascanio Cavallo, quien usó una entrevista en el Diario Financiero el viernes 7 de febrero, para detallar su crítica contra el rol de las redes sociales. Junto con decir que las redes sociales “están cumpliendo un papel fascista” (porque sus críticas generan funas que llevan a los periodistas a callar), indica que si bien tienen “inmensas virtudes para la comunicación interpersonal”, tienen un “efecto negativo que hay que controlar, atencuar y demarcar”.

“Si no controamos las redes, los medios de comunicación van a desaparecer. Y la lógica indica que la gente necesita información en la que pueda creer. De cara a los procesos que vienen en Chile -todos tan delicados, que dependen tanto de la opinión plural, en medio de un proceso de polarización galopante-, los únicos que pueden ofrecer información segura para tomar una posoción razonada son los medios profesionales. No es Facebook ni Whatsapp, porque en estos espacios sólo te escuchas a ti mismo”.

Escenario futuro en jaque

Volviendo al comienzo, cuando comienzo un año de clases lo hago con una advertencia para los alumnos: se tienen que preparar para un escenario en el que las personas seguirán necesitando información (más análisis y contexto), pero en el que probablemente no habrá medios para atenderlos. Habrá que buscar soluciones que sean digitales (por el costo), personalizadas (por el alcance) y segmentadas (por el interés) que sean entregadas en el tiempo y la forma en que los usuarios lo requieran. Agreguemos también, por un precio adecuado. ¿Cómo se hace? ¿Alguien lo ha logrado?

Sí, varios. Probablemente el más relevante es The New York Times.

En una charla de enero pasado ante la INMA (International News Media Association), Mark Thompson, CEO del The New York Times tuvo que responder a esta pregunta: ¿Qué factores señalaría en el crecimiento y el éxito del New York Times durante su mandato?

Hace cuatro o cinco años descubrimos que primero deberíamos ser un servicio de suscripción. Lo más importante que teníamos que vender era nuestro contenido y la calidad de lo que el periodismo de The Times puede hacer. Deberíamos empezar a pensar en nosotros mismos más como un servicio de suscripción de calidad, como un HBO o un Netflix.

Como él ha sido el CEO desde 2012, por lo que le podemos acreditar a su desempeño la exitosa estrategia digital que ha llevado adelante la empresa, es interesante ver que entienda que el medio tiene esa característica.

Otra de sus frases, esta vez acerca del diario:

“Tenemos muchas plataformas, la impresa es una de nuestras plataformas. Nos encanta nuestro producto impreso, vamos a estar imprimiendo por otros 15 años o más, pero no hay ningún crecimiento que se pueda tener allí. Con el tiempo, el número de suscriptores se reducirá, los anunciantes disminuirán, y en última instancia, la economía de esa plataforma fracasará. Esa es nuestra opinión. El viejo barco se va a hundir al final”.

Por eso plantea que se debe poner en primer lugar lo digital (de hecho, enfatiza que hay que ser capaces de vender suscripciones en el celular):

No dejes el teléfono inteligente al final. Tiene que ser al revés. Los editores deben comenzar con lo digital, de allí obtienen su sitio web, y luego eligen de allí lo que se publica en el periódico impreso físico. Lo básico para las empresas con estructuras antiguas, y psicológicamente es muy duro, es que tenemos que poner lo nuevo primero y lo viejo segundo, aunque lo viejo siga siendo la mayor parte de tus ingresos. Esto representa una enorme dificultad interna para la mayoría de las empresas.

Aunque todos tenemos claro que sólo hay un diario como The New York Times y su modelo, haciendo compleja la imitación, las tareas que ellos han enfrentado son similares para todos los medios, sin importar su tamaño o situación. La forma de resolverlas, es donde está la dificultad.

Lograr que los lectores paguen

A través del Reuters Institute una serie de expertos han desplegado ideas acerca de cómo hacerle frente al futuro de los medios. En enero (en inglés) y a fines de febrero (en español) entregaron su visión y recomendaciones a través del documento “Periodismo, medios y tecnología: tendencias y predicciones para 2020” que publican como parte del Digital News Project.

En su resumen ejecutivo plantean que la última década estuvo marcada por os teléfonos móviles y las redes sociales que “fragmentaron la atención, socavaron los modelos de negocio basados en la publicidad y debilitaron el rol guardián del periodismo”, afectando “la confianza en el periodismo y en varios países provocaron ataques contra medios independientes”.

Ellos ven que la próxima década “será definida por la creciente regulación de internet, más los intentos de recuperar la confianza en el periodismo y una conexión más cercana con las audiencias. También sufrirá el impacto de la siguiente ola de disrupción tecnológica, desde la automatización mediante inteligencia artificial, big data (reunir y analizar grandes volúmenes de datos) y nuevas interfaces visuales y basadas en la voz”.

Asimismo queda claro que lo que sigue hacia adelante es buscar que los lectores paguen por lo que consumen:

Los editores siguen apostando fuerte por los ingresos que vienen de los lectores: la mitad dice que esa será su principal fuente. Alrededor de un tercio (35%) piensa que la publicidad y los ingresos vía lectores van a ser igualmente importantes y apenas uno de cada siete (14%) centra sus esperanzas exclusivamente en la publicidad.

En este sentido, creo que es muy pertinente leer la columna que escribe Eduardo Suárez como parte de este reporte: “Lograr que los lectores paguen”.

El giro hacia un modelo de pago será duro para cualquier medio y no dará resultados a corto plazo. De acuerdo con el Digital News Report, la mayoría de la gente no está dispuesta a pagar por la información y mucho periodismo de calidad sigue siendo gratuito. Sin embargo, los editores deben ser pacientes. Esta carrera no es un sprint sino una maratón.

En resumen de lo ocurrido y de lo leído en estos meses, el desafío para los medios es mayor y es definitorio acerca de su permanencia en el tiempo. Es posible y muy real, que muchos no logren seguir, por lo que hay que actuar con urgencia y con sentido crítico. Ya no hay que hacer productos que sólo informen, sino que lo hagan y sean sostenibles.

No hay recetas, sólo hay certezas. La principal, es que seguir como estamos, sin cambios y sólo recortando costos, será equivalente a esperar que la suerte nos salve del evento catastrófico.

Escribir para la web: más y nuevos formatos

Desde que me puse a explorar en nuevos formatos de redacción para espacios digitales, ha sido interesante notar cómo la aparición de nuevos elementos de trabajo ha aumentado la capacidad de los redactores para sacarles provecho para contar historias.

En esta ocasión, van tres ejemplos que vale la pena estar mirando.

Ensayo y error

El primero, es investigación (o ensayo y error, si se quiere) en estado puro. Viene del diario The Washington Post, que abre la puerta a nuevas formas de contar historias. Todos formatos cortos, con diferentes expresiones que van desde audio y poemas, hasta comics, incluyendo un juego.

La imagen muestra una de las historias, que muestra un cómic acerca de una cita a ciegas.
Una de las historias es un cómic acerca de una cita a ciegas.

Lo interesante tiene que ver con que, en cada caso, se logra contar muy bien una historia que se lee de inicio a fin y, quien la cuenta, consigue su objetivo: comunicar y llegar al usuario. Además de dar la sensación de que debe haber otras historias parecidas en el mismo medio, que sería bueno conocer, fomentando la relación más permanente.

Múltiples formatos

El segundo ejemplo viene del diario The New York Times, que se hace cargo de algo que ha venido contando hace ya mas de un año, que es la forma en que fue afectada la elección presidencial en Estados Unidos, a través de la redes sociales y la manipulación que se hizo de ellas desde rusia (aún falta descubrir partes de la trama).

Como es tanto lo que hay que contar, la historia usa herramientas especiales. Una línea de tiempo, un “glosario de caras” que permite saber quién es quién, y formatos abreviados para entender todos los hilos que se cruzan en la historia.

La imagen muestra una línea de tiempo que permite seguir lo que está ocurriendo en las diferentes partes de la trama relacionada con la interferencia en las elecciones de EE.UU.
Una línea de tiempo permite seguir lo que está ocurriendo en las diferentes partes de la trama relacionada con la interferencia en las elecciones de EE.UU.

La posibilidad de usar múltiples formas de narrar, da cuenta de lo interesante que debe ser el administrador de contenidos (CMS, por la sigla en inglés) que hay tras esa publicación. Lo habitual es que los periodistas y diseñadores cuenten con pocas herramientas automatizadas, por lo que cada vez que quieren hacer algo distinto, hay límites que lo impiden. No está mal recordar (y tratar de escapar) este dogma de los entornos digitales: haces aquello que tu CMS permite.

Abro hilo

El ejemplo final tiene que ver con un reportaje publicado hace unos días en El Periódico de España. El periodista Juan Fernández usa el concepto de los hilos de Twitter, para explicar qué son y para qué se usan, explicando de paso qué es la “twitteratura”.

Publicado como tal en la red social y en el diario impreso, muestra las ventajas de esta forma de trabajo que ayuda a una interacción rápida, multimedial y con feedback inmediato con el usuario.

Un consejo que viene en el reportaje y que se puede usar en cualquier medio: siempre escribir entendiendo la plataforma y adaptando los contenidos a lo que se puede hacer en ella.

La imagen muestra el reportaje de El Periódico acerca de la twitteratura, puede ser leído impreso o seguido como hilo en Twitter.
El reportaje de El Periódico acerca de la twitteratura, puede ser leído impreso o seguido como hilo en Twitter.

Cómo escribir para la web en tiempos en que no te leen

Hay que ser francos: estamos en un tiempo en que la lectura es breve. Hay que pelear por la atención del usuario. Por lo que capturar su tiempo es clave.

Sin embargo, he leído dos largos textos de The New York Times y gastado más de media hora en participar de lo que me ofrecen.

¿Seré yo? O, ¿será que lograron interesarme?

Interactivo y personal

En el artículo sobre los efectos del cambio climático, el artículo pide al lector entregar un par de datos personales antes de comenzar. Se titula algo así como ¿Cuánto más cálida es tu ciudad natal desde el tiempo en que naciste? y te pide ingresar la ciudad y el año de nacimiento. Tras hacer scroll, muestra cuántos días con más de 32 grados había entonces en tu ciudad; luego, avanza para mostrar cuántos hay ahora y, con un avance más, cuántos habrá más adelante (en mi caso, cuando cumpla 80 años).

Todo eso, ilustrado bellamente:

El gráfico muestra la situación de Santiago, con el año de mi nacimiento.
El gráfico muestra la situación de Santiago, con el año de mi nacimiento.

Más abajo, en la misma crónica, usa el dato de mi ciudad para entregar información personalizada a la localidad y sigue abundando en detalles referidos a la selección realizada. Es una crónica hecha a mi medida, combinada con datos generales.

Guiños al detalle

La otra crónica interesante y que leí más allá de lo que esperaba, fue una en la que varios autores explicaban por qué les gustaba un detalle de una obra en particular: una banda de sonido, escultura o un video, por citar algunos. ¿Por qué amo …? (los puntos suspensivos se rellenan con una imagen).

En la zona superior, se puede elegir la crónica que se quiera leer, entre los diferentes tipos de obras destacadas.
En la zona superior, se puede elegir la crónica que se quiera leer, entre los diferentes tipos de obras destacadas.

La gracia de este texto, está en lo que comienza en el título. Hay una relación muy directa entre la cantidad de texto y las imágenes, que se ofrecen como fotos, gif animados, pequeños videos con o sin audio y otros elementos gráficos que hacen guiños al espectador e impiden que se aburra o escape. No hay monotonía en el relato, sino que por el contrario, hay una permanente sorpresa, haciendo que uno vaya buscando la forma en que quien escribe va dirigiendo el relato hacia partes de la obra, hacia detalles cuya visión es apoyada por una imagen.

En la interacción está la clave

Qué simple forma de contar una historia, pero a la vez, qué compleja la producción que eso significa.

Probablemente, en la primera como en la segunda historia, lo que conquista al lector es que lo transforma en el operador de la historia. La persona que lee tiene que activar el relato y no sólo leer. Se consigue algo parecido a esos antiguos libros de cuentos, en que al abrir las páginas, se creaban dioramas que daban una sensación de introducción en la historia, que se desenvolvía frente a nuestros ojos, generando sorpresa e interés en el relato.

Por lo mismo, la clave está en la interacción que propone y en la forma simple de llevarla a cabo. No se trata de elementos complejos de activar para el usuario, lo que ayuda a que no haya barreras de uso y que conquisten el espacio y permitan que se mantenga la atención mucho más allá de lo que se espera.

Y que incluso terminen recomendando a otros pasar por la experiencia y relatando lo bien que lo pasaron al hacerlo (como yo ahora con ustedes). ¿A qué más podría aspirar un buen contador de historias?

Los cambios que esperamos en las pantallas que muestran noticias

The New York Times está llevando adelante un rediseño que forma parte de su trabajo por ofrecer una mejor forma de contar lo que está pasando en todo el mundo.

Antes hemos hablado de este tema y lo que vemos ahora forma parte de lo que hace para potenciar las características que le han permitido aumentar el número de sus suscriptores a un nivel tal, que esos ingresos ya han superado a los que recibe por publicidad, que es su fuente original de ingresos.

El diario ha ido comunicando estos cambios a sus suscriptores, quienes además, ya pueden verlos al ingresar al diario mediante un enlace especial. Los sustenta en tres características:

  • Experiencia similar, que se explica en que sin importar el dispositivo que se use, la interfaz funciona de la misma manera aunque se muestre de forma diferente. Para ello usan el concepto de “seamless experience” que de acuerdo a lo que plantea NNGroup, es lo que se debe conseguir cuando se trabaja en múltiples canales (lo que se conoce como omnicanalidad).
  • Facilidad de uso, que se refiere a que los editores tendrán más capacidades de agrupar temas similares, para ayudar a entregar contexto en tópicos que sean relevantes para cada persona.
  • Ayuda para tus intereses: recomendaciones, cada vez mejores de acuerdo a los intereses de quien visita el diario.

La diferencia en la diagramación del medio se pueden ver en las imágenes que se muestran en este post, los que se caracterizan, visualmente hablando, por contar con mayor espacio para las noticias (ocupando toda la pantalla disponible); más zonas vacías que generan descanso y resaltan la relevancia de ciertos contenidos y por último, mayor despliegue de elementos de apoyo al contenido que se revisa.

Esta es la portada del diario antes del cambio.
Esta es la portada del diario antes del cambio.
Así queda la portada luego del cambio.
Así queda la portada luego del cambio.

Lo que falta

Aunque lo que se está mostrando es un avance muy interesante y esperado, queda la sensación de que es la primera parte de los cambio que se deben hacer a la experiencia de informarse.

Sigo creyendo que para que ésta sea completa, más allá de que nos cuenten una historia que se refiera a ¿qué pasó? y ¿quiénes participaron?, hay espacios para hacer más y responder a más preguntas. Por citar algunas, ¿por qué pasó esto?, ¿qué puede pasar ahora?, ¿tengo algo que hacer o decir al respecto? y ¿quiero saber qué dijo alguien al respecto?

Creo que las respuestas a estas preguntas comenzarán a ser secciones de las interfaces de noticias en los próximos tiempos.

Cómo te cambia lo que aprendes

Este post tiene que ver con algo que leí hace un rato, pero que vuelvo a revisar cada cierto tiempo. Se trata de las reflexiones que hizo la periodista española María Ramírez, a la que sigo en Twitter y que ha hecho cosas muy entretenidas (como Politibot), una vez que terminó un año de estudios en Harvard en junio pasado.

Llegó con una beca de la Fundación Nieman y tras permanecer un año, siguió con su carrera y actividades. Pero al partir, tras estudiar herramientas que ayudan a recobrar la confianza en los medios, dejó también en Medium un listado de cosas que aprendió.

Son 43 cosas. Algunas interesantes, como que China tiene una sola zona horaria (pese a su tamaño) y que no hay que tratar de imitar a The New York Times. Pero lo que me cautivó, es ver puesto como consejo lo relevante que es la interacción con otras personas, otros conocimientos y la posibilidad de simplemente seguir aprendiendo a partir de escuchar a los demás.

Aprender siempre

Sin querer, la lista me llevó a recordar mi propia experiencia queriendo ser un becado para un postgrado fuera de Chile. Lo intenté en Navarra en el 84 pero no quedé. Luego, tuve que trabajar, pagar la Universidad, me casé y llegaron mis lindos hijos y, todo eso quedó fuera del alcance. Han pasado un par de años, ¿no? Ya el año que viene mis hijos salen de la U y volveré a estudiar (eso espero).

Porque como dice el último consejo de María al terminar su año en Harvard, si quieres tener éxito en tu carrera, sigue aprendiendo. Tomando las palabras de un profesor, anota: “Pregúntate, cada cierto tiempo, qué estoy aprendiendo, de quién estoy aprendiendo y cuánto estoy aprendiendo. Si la respuesta es ‘no mucho’, entonces muévete de alli“.

En breve partiré como profesor con un nuevo curso en la U, cambiando lo que he estado haciendo en los últimos seis años. De nuevo sigo aprendiendo, para seguir enseñando y buscando nuevas preguntas. Eso es lo que hace entretenida la vida.

NYT: jugando en Rusia 2018

En casi todos los medios ha habido una cobertura interesante del Mundial de Fútbol que se desarrolla en Rusia durante este mes. Por eso, me interesó mirar lo que se estaba haciendo en un medio ubicado en un país donde el fútbol no es el deporte principal y que, incluso, tiene un nombre alternativo (soccer, le llaman), debido a que el nombre del juego con balón y pie, lo usa otra actividad deportiva (FIFA vs NFL).

Elegí The New York Times, porque es el medio que más leo actualmente y encontré algo muy entretenido para hacer. A propósito, como Chile no llegó a Rusia y lo nuestro ha sido seguir todo por televisión sin demasiado apego (además de ir siempre por los latinoamericanos en juego), ha habido tiempo para mirar algo más que resultados.

Así llegue a “Spot the ball“, que podría traducir libremente como “Adivina dónde está la pelota“, que permite ver muy buenas fotos y dedicarse a ver justo eso: dónde está el balón que los jugadores luchan por tocar.

Spot the ball, un juego de adivinanzas gráficas propuesto por The New York Times durante la Copa Mundial Rusia 2018.
Spot the ball, un juego de adivinanzas gráficas propuesto por The New York Times durante la Copa Mundial Rusia 2018.

En el juego, se usa el indicador circular para señalar dónde debería estar el balón. Luego de ubicarlo y decidir que esa es la mejor ubicación, la interfaz muestra qué tan cerca estuvimos y cómo lo hicimos respecto de los demás.

La zona verde indica dónde se eligió ubicar el balón y luego en la foto aparece la pelota. Luego hay una nueva oferta para seguir jugando.
La zona verde indica dónde se eligió ubicar el balón y luego en la foto aparece la pelota. Luego hay una nueva oferta para seguir jugando.

En resumen, fácil de usar, reglas simples para jugar y usuarios felices, recomendando el juego a más lectores. Una solución sencilla que atrae miradas, clicks y genera una experiencia interesante. Todo lo que se debe pedir de los buenos contenidos digitales.

Las lecciones de Ismael Nafria

Ismael Nafria pasó por Santiago, dejando una estela de comentarios y buenas sensaciones acerca del futuro de los medios digitales periodísticos. Este periodista, autor, consultor, profesor y conferenciante especializado en medios digitales, autor de “La reinvención de The New York Times“, fue invitado por la Universidad del Desarrollo en el marco de la III Cumbre del Periodismo, un seminario anual dedicado a debatir sobre la actualidad y futuro de esta industria.

Como comentaristas de su charla hubo representantes de nivel ejecutivo de los principales medios chilenos, lo que permitió saber de primera mano lo que piensan acerca de lo que Nafria descubrió en su investigación sobre el diario estadounidense y, de paso, acerca de lo que viene en términos de innovación en esta área.

Ismael Nafria durante su charla en la UDD (Foto Periodismo UDD).
Ismael Nafria durante su charla en la UDD (Foto Periodismo UDD).

Conclusiones y preguntas

Usando como base su libro, que puede obtenerse en PDF y papel, Nafria dio cuenta a partir de lo que está haciendo el NYT, acerca de las lecciones que deben ser aprendidas por toda la industria, ya que representan pasos necesarios para enfrentar la realidad de todos los que conocen la industria: la publicidad está dejando de llegar y por lo tanto no hay inversión y las audiencias se están diseminando hacia diferentes espacios, alejándose de los medios.

Apoyándose en gráficos que dan cuenta de los altos y bajos de la industria, el presentados destacó que el problema no es que las personas no estén usando los medios, sino que por el contrario, entendiendo que la necesidad de información es cada vez mayor, el problema radica en la forma en que los medios llegan a esa audiencia cuando son necesarios.

Por lo mismo, varias veces destacó que el rol de los medios es ser imprescindibles en la vida de las personas y por lo tanto la tarea principal, es conseguirlo, día a día.

Entre las conclusiones que entregó, recopiladas en un hilo de Twitter por el profesor Patricio Contreras (@pfcontrerasv), se encuentran las siguientes:

  • Los medios deben buscar el modo de seguir siendo imprescindibles para su audiencia.
  • Importa más la calidad que la cantidad.
  • La publicidad no será suficiente para pagar por el periodismo de calidad.
  • Conocer muy bien a los usuarios.
  • Los medios deben acelerar la generación de ingresos digitales.
  • ¿Sabemos qué valor aporta nuestro medio a la audiencia?
  • Fijar objetivos claros y públicos.
  • Formar permanentemente a los profesionales.
  • Prioridad: lo móvil.

Reacciones locales

Como anotaba al comienzo, hubo un panel posterior, donde los ejecutivos locales comentaron la presentación. Luego de escuchar todo lo que ha hecho el NYT, queda claro que estamos lejos.

Nafria lo explicó de esta manera: no todos pueden ser el New York Times, pero al menos pueden aspirar a ser el New York Times del área geográfica en la que están ubicados. Es decir, es muy probable que no sea posible pensar en el nivel de inversión e innovación que tiene el diario investigado por Nafria. Pero, sí es interesante ver un medio que tiene claridad acerca de cómo viene el futuro.

Sin embargo, eso no fue lo que se vio en el seminario.

Varias de las conclusiones locales escuchadas en el panel, demuestran que seguimos anclados en una forma de negocio que se basa en la publicidad y que sigue pensando que el modelo seguirá dependiendo de esa variable.

Asimismo, quedó claro no hay capacidad de inversión para hacer algo diferente y, tampoco, de apostar acerca de qué se puede hacer para tener alternativas a futuro. De hecho, uno de los presentes señaló que en un directorio comparó su situación a la del Titanic, cuya orquesta seguía tocando la misma música pese a que se hundía el barco. En esa ocasión pidió recursos para tener muchos “botecitos” que permitieran salvar a los futuros náufragos, pero tampoco se los otorgaron.

Por último, que aunque el diagnóstico de crisis es compartido, al menos en público no hay luces de cómo salir de él, como no sea recortando presupuesto, achicando medios, pidiendo a los profesionales hacer más por menos paga y tratando de aguantar por más tiempo para ver qué pasa.

No hay mucho más, lo que deja una mirada preocupante acerca de cómo sigue esta industria.

Pulitzer: dos premios para revisar

El Premio Pulitzer se entrega cada año para destacar el mejor periodismo de Estados Unidos. De la interesante lista de este año, me gustaría destacar a dos de los ganadores.

La sección con los reportajes sobre acoso sexual que dio el Pulitzer a The New York Times y The New Yorker.
La sección con los reportajes sobre acoso sexual que dio el Pulitzer a The New York Times y The New Yorker.

Reporteros que cambiaron el mundo: los últimos meses han sido especiales gracias a la visibilidad que ha alcanzado el problema que representa el acoso contra las mujeres. De ser un tema ignorado, pasó a ser una prioridad en muchos países, incluyendo Chile, gracias al trabajo de un grupo de periodistas encabezados por dos mujeres en The New York Times (Jodi Kantor y Megan Twohey) y un periodista de The New Yorker (Ronan Farrow). Un año de trabajo para producir lo necesario para crear las historias que finalmente demostraron que el acoso no era un tema aislado, sino que un patrón que se repetía. Desde su trabajo se inició un movimiento mundial con el lema #MeToo, que se inició en el ámbito del cine, pero que ha afectado positivamente a todos los espacios en que se ha mostrado.

Personalmente y como padre de una hija que ha tenido que lidiar con el privilegio que tienen los hombres por el solo hecho de serlo, me alegra que este trabajo haya sido premiado. Y me enorgullece que este premio se entregue en la categoría de “servicio público”. Porque verdaderamente, eso fue.

En su discurso de agradecimiento, ambas periodistas dijeron cosas significativas. Por ejemplo, al dedicar el premio a sus hijas, ambas unas bebés, declaran que esperan que el mundo sea diferente cuando ellas sean adultas. Además, agradecen a sus fuentes: “Estas mujeres no hicieron nada para ser acosadas o asaltadas o humilladas. Ellas tenían todo el derecho de preservar su privacidad, mantenerse en silencio. En su lugar, dieron un salto de fe y nos contaron sus historias y, como resultado, todos nuestros hijos saldrán beneficiados”.

En otra parte explicaron que “nos dimos cuenta que parte de nuestro trabajo era dar a las mujeres una montaña de evidencia sobre la que apoyarse: documentos, correos electrónicos, registros de acuerdos, reportes de recursos humanos. Nuestro objetivo fue romper el ciclo él-dijo-ella-dijo y mostrar toda la evidencia posible acerca de lo que estas mujeres nos estaban contando. No queríamos publicar una historia inicial para generar un debate acerca de lo que realmente había ocurrido. Nuestro interés era publicar una historia que generara un debate acerca de por qué se habían acumulado tantas acusaciones”.

La portada del reportaje The Wall por Usa Today y Arizona Republic.
La portada del reportaje The Wall por Usa Today y Arizona Republic.

Una historia con todos los medios: el segundo premio que encontré digno de destacar fue el reportaje “The Wall: Unknown stories, Unintended consequences“, ganador de la categoría periodismo explicativo, que fue realizado por Usa Today en conjunto con Arizona Republic, acerca del muro que el Gobierno de EE.UU. quiere construir en la frontera con México.

Como se espera de un trabajo “enorme”, los periodistas no sólo estuvieron en la frontera, sino que la recorrieron y grabaron video, audio, hicieron fotos, coleccionaron datos e hicieron entrevistas. Parte de ese trabajo se puede ver en el mapa interactivo que explora cada una de las 2 mil millas de frontera, incluyendo vistas aéreas desde un helicóptero (permite ubicarlo con el mouse, para ver las tomas de esa zona del mapa).

Lo que más me gustó de este trabajo, fue lo atinado del uso de los medios interactivos, que aparecen para afirmar la historia, más que para definirla. Se les da un rol muy relevante cuando corresponde, pero el trabajo está basado en lo periodístico y no en electo de la tecnología. Ese equilibrio, tan bien logrado, merece premio.