Como lector habitual del diario “The New York Times” veo con frecuencia su preocupación por ir haciendo mejoras en su interfaz, de tal manera de mejorar la experiencia del usuario.
En esta ocasión, me pareció adecuado comentar acerca del acertado cambio que han hecho en la parte inferior de su portada, al incluir elementos gráficos y una grilla ordenada, para el acceso a las noticias de las diferentes secciones de su sitio web.
En la versión previa, en esta área sólo existía una recopilación de noticias separadas por área, sin que hubiera elementos que llamaran la atención y dirigieran la vista de quien revisaba dichos contenidos.
En la versión actual, el uso de imágenes y títulos destacados, permiten ordenar lo que se mira y facilitar la elección de lo que se puede revisar. En las imágenes que se muestran a continuación, se ve el antes y después de lo que comento.
Vista de la sección de noticias, ordenada por categoría. La falta de jerarquización atentaba contra la lectura.Vista de la sección de noticias más ordenada gracias al uso de jerarquía editorial marcada por el uso de imágenes y un título principal.
Si bien tenemos la noción de que las imágenes no siempre son una buena entrada para la lectura, es claro que este recurso acompañado por el uso del titular destacado, permite guiar al lector. Lo ideal sería tener datos de cómo ha influido este cambio en el número de visitas a dichas secciones del sitio web. Con eso podríamos completar el cuadro.
Este post se me había quedado atrás, ya que esperaba publicarlo al día siguiente de cuando se celebró el Día Mundial de la Usabilidad, el pasado 10 de noviembre. Pero, pasó el tiempo y no logré hacerlo, por lo que ahora llego (tarde pero seguro), con mi aporte.
Lo especial este año, es que un grupo de entusiastas del Diseño de Experiencias de Usuario (UX), que es una disciplina que se integra con la Arquitectura de Información (AI), logró crear un evento de celebración.
Tuvieron la deferencia de invitarme a exponer, por lo que tuve una oportunidad muy interesante de hablar acerca del papel que tiene la usabilidad en el mundo actual.
Mi planteamiento es que quienes desarrollan UX, están desarrollando un papel de gran relevancia que se ve aumentado al participar de una comunidad.
Hice en este sentido, un paralelo al papel que desarrollaron los técnicos en la Revolución Industrial del Siglo 19. Ellos fueron los que tomaron los grandes inventos (como la máquina de vapor y la máquina mecánica de hilar) y los perfeccionaron, logrando que dichas tecnologías llegarán al gran público y tuvieran el impacto que lograron. Esos técnicos desarrollaron el papel de “mejoradores” o tweakers, que ayudaron a hacer más simple el trabajo de todos.
Como apoyo, les dejo las láminas de mi presentación y, más abajo, los enlaces a las fuentes de información que mencioné en la charlas.
Comienzo este post diciendo que no soy un usuario de computadores Apple, tal como lo he contado antes.
Por lo mismo, mi punto de vista tiene que ver con el gran impacto que generó Steve Jobs, fallecido hoy producto de un cáncer al páncreas, en el ámbito que más conozco y en el que he desarrollado gran parte de mi carrera profesional: experiencia de usuario y usabilidad.
En ambos terrenos, la influencia de Mr. Jobs fue increíble, ya que él se encargó de ir moviendo, producto a producto, la frontera de lo que se podía hacer y de la manera en que debía ser definido el concepto “fácil de usar“.
En este blog he ido siguiendo el trabajo de Apple, y por ello en 2007 vi con muy buenos ojos la llegada del iPhone y en 2010, le di una recepción similar a la presentación del iPad, al decir que se estaba “inaugurando una nueva etapa en la computación personal”.
Desde mi perspectiva, Steve Jobs consiguió hacer que todos le exigiéramos más a las máquinas de cómputo con que contábamos y que se crearan estándares más altos acerca de lo que pueden hacer y respecto de cómo lo hacen.
Suscribo, en ese sentido lo que dijo Bill Gates (creador de Microsoft) y que fue recogido por The New York Times esta noche, al saber de su deceso: “El mundo difícilmente ha conocido a alguien con el profundo impacto que Steve ha tenido. Su efectos los sentiremos por varias generaciones”.
En los días que vienen seguiremos viendo y leyendo muchas cosas acerca de Jobs y su trabajo. Probablemente habrá recuerdos muy especiales y por ello, quiero colaborar con dos: la entrevista que tuvo junto con Gates en mayo de 2007 y su discurso de 2005, para los egresados de la Universidad de Stanford, cuando los llama a seguir “locos y hambrientos” por alcanzar sus sueños.
Termino este breve homenaje con una foto: el sitio web de Apple, que dejó todo de lado, para ocupar todo el espacio con su foto. Jobs lo merecía.
Portada del sitio Apple con la imagen de Steve Jobs
Para quienes trabajamos en medios digitales, la innovación en las interfaces de las noticias es algo que siempre se agradece.
En particular, siempre ando mirando nuevas formas de ofrecer contenidos en medios digitales, ya que siento que queda mucho campo para avanzar y que cada vez más, la comprensión por parte de diseñadores y programadores de las necesidades de los usuarios, permite generar nuevos espacios de información, más interesantes que lo visto hasta ahora.
En El Dinamo se ofrece la posibilidad de votar acerca del contenido en forma simple.
De las revisiones que he realizado, lo que más me ha interesado -partiendo por lo nacional- pertenece a El Dínamo, un medio digital muy interesante que ofrece calificar una noticia, con varias categorías de interés para los usuarios. En este caso, se puede ver cómo una interfaz sencilla y con palabras amigables con el usuario, fomentan la participación de los usuarios.
En AskMen se registra la primera impresión que genera un artículo.
Algo similar se puede encontrar en el sitio de AskMen, cuando piden a los usuarios calificar las características del contenido que se está revisando, utilizando palabras cercanas al tipo de contenido que se muestra en la pantalla.
Nuevamente, la cercanía de los términos para calificar con los términos que se incluyen en el contenido, facilitan e incluso, podríamos decir que impulsa la participación.
Una buena lección al respecto, es que los creadores de los contenidos, no se pueden quedar sólo en escribir y mostrar buenos elementos de texto e imagen, sino que deben preocuparse de la experiencia completa que tiene el usuario, para asegurar que la participación tiene motivos para existir.
El siguiente ejemplo viene desde el sitio Bnet y se refiere a la manera en que se incorporan los comentarios a un sitio web. En este caso, se ofrece una manera creativa de mostrar los artículos con mayor participación, integrando esta información al artículo y ofreciendo al usuario más razones para visitar páginas que probablemente habría obviado, si no supieran que habían tenido tanto feedback.
En Bnet se muestra de manera ordenada los artículos con más comentarios.
Por último, no podemos terminar sin un clásico, como es The New York Times, que utiliza las nuevas tecnologías para apoyar los clicks del usuario hacia sus columnas de opinión, a través de la sección llamada “Opinionator“. Utilizando un sistema de interacción simple, permite acceder a los datos más interesantes de cada artículo, generando un espacio con una gran cantidad de información, basado en un espacio muy pequeño y de gran funcionalidad.
La imagen muestra los artículos de opinión en diferentes temas permitiendo una navegación simple en NYTimes.
Como decía al comienzo, la innovación en las interfaces de las noticias es un trabajo que no termina y que cada vez que llega con algo diferente, que ayuda a informarse mejor y recuperar información que de otra manera se habría perdido, o lo que es peor, ignorado… se agradece.
La portería del edificio del The New York Times en la 8th Avenue en Nueva York, EE.UU. (Foto de Paula Camus A.).
Debo reconocer que he estado dándole muchas vueltas al tema de los diarios pagados, a raíz del anuncio del The New York Times, de que comienza con su sistema de cobros por visitas desde el 28-M para todo el mundo.
Aunque este diario hace concesiones a quienes llegan desde buscadores y otros espacios, la idea es que no se puedan leer más de 20 artículos mensuales de manera gratuita. Hay varias formas de darle una vuelta y evitar el “peaje“, pero ya ha surgido algún debate ético al respecto. Por ejemplo, se dice que también es posible leer el diario gratis, robándoselo de un quiosco.
Me interesa mucho el tema, principalmente porque creo que a futuro todo será de esta manera, es decir, pagando por contenido premium y recibiendo el contenido de menor valor, en forma gratuita. Por ejemplo, las actualizaciones de lo que pasa, será sin costo; el análisis de parte de “nombres” reconocidos o las entrevistas exclusivas, naturalmente serán pagadas.
El problema que tengo ahora surge a raíz de un artículo que leí en Harvard Business Review donde se plantea una mirada económica del asunto: si tengo sólo 20 artículos gratis para leer, ¿cuándo valdrá la pena usar una de esas 20 posibilidades de lectura? Es decir, leo ahora y ¿me pierdo algo mejor a futuro? Reconozco que lo pienso dos veces antes de un click.
Sin embargo, más allá de estas “preocupaciones”, he avanzado en ideas. Propias y revisando otras, ajenas. Dentro de las mías, me parece que un sistema de suscripción interesante, sería uno que te diera créditos por participar. Es decir, comienzas el mes con 20 artículos gratis y el diario te regala uno más, por cada vez que una opinión tuya sea moderada positivamente por el diario y publicada en el artículo; o también por cada enlace entrante de un post que hable de algún artículo; o por darle un like desde Facebook.
Creo que sería muy adecuado que formar parte de la comunidad y tener participación en ella, vale decir, entregarle contenidos al medio (que lo hacen más interesante de leer) recibiera un pago. No soy el único que está considerando esto, por supuesto; sugiero leer la columna de David Cohn que avanza sobre este tema e incluso sugiere cómo pagarle a la comunidad que participa.
Tiempos interesantes estos, los que nos ha tocado vivir. Mejores lo que vienen, sin duda…
Los ojos del mundo observan lo que pasa en New York con el experimento que hace The New York Times para cobrar por sus contenidos (Foto: Paula Camus A.)
Me importaba mucho lo que pasara con el “paywall“ que estaba planificando el diario The New York Times, ya que me considero un suscriptor más y un seguidor de lo que hace mediante su edición online. De hecho, buscando en mi blog descubrí que con cierta frecuencia estoy usándolo de referencia para lo que planteo en estás páginas.
Ayer se informó oficialmente su precio mensual de suscripción: se pueden leer 20 artículos gratis al mes y si se quiere algo más que eso, hay que desembolsar 35 dólares mensuales para acceder a sus páginas sin restricciones (20 dólares para verlo sólo en iPad). Vale consignar que esto es un poco más caro de lo que pago por las suscripciones en papel de los diarios que llegan a mi casa (sé que es exagerado, pero estoy suscrito a tres de ellos). Es decir, lo encuentro caro.
Realmente yo esperaba que el acceso estuviera bajo los 10 dólares y por lo mismo me deja en un dilema interesante, ya que claramente “consumo” más que la cantidad que ofrecen gratis. Tendré que evaluar qué haré.
Mientras tanto, les invito a ver un par de puntos de vista sobre el tema:
Steve Outing cree que el precio debería ser “al estilo” iTunes, vale decir acceso completo a 1,99 dólares. Lo apoyo, claro.
En el blog Paper Papers no le tienen mucha fé al modelo y se sientan a esperar lo que pasará.
10,000 Words ofrecen acceso a una planilla de cálculo que compara al NYT con otros diarios que cobran.
Dos pesos pesados mundiales están debatiendo acerca de algo que llevamos tratando en este blog hace un tiempo: la curatoría de datos. Se trata de Bill Keller, del diario The New York Times y Arianna Huffington, de The Huffington Post.
Bill Keller y Arianna Huffington, los polemistas de la agregación (Fotos de Wikipedia)
El punto central de la discusión está en que el trabajo del curador consiste en elegir información de un universo de datos publicados, seleccionando y destacando el trabajo de otros, para que sus lectores accedan a un grupo interesante de contenidos de manera simple.
Hasta allí todo bien, porque en el caso del diario que dirige Arianna, une su capacidad de elegir buenos contenidos con una presentación que logra que los mismos artículos tengan más visitas en ese medio, respecto de lo que consiguen en su espacio original (este artículo de Wired lo explica muy bien).
Sin embargo, cuando el resultado de ese trabajo se presenta junto a avisos y el dinero proveniente de ese negocio no le llega a quienes produjeron los contenidos que se muestran, hay quienes no están muy felices.
Allí es donde aparece Bill Keller, Executive Editor del diario The New York Times. El escribió hoy una columna en la que califica a quienes hacen esa actividad, como piratas. Su frase para este tema, es la siguiente (la traducción es mía, a medias con Google, you know):
“Agregación” puede significar que gente inteligente comparte sus listas de lecturas, conectándola a otras personas mediante la generosidad del universo de la información. En cierto modo, describe lo que hago como editor. Pero, muy a menudo, equivale a tomar las palabras escritas por otras personas, envasarlas en tu propio sitio web y recolectar los ingresos que de otro modo se habrían entregado a quienes generaron dicho contenido. En Somalia se llamaría piratería a esto. En la mediasfera, es un modelo de negocio respetado.
El objetivo de su virulencia, no fue otro que Huffington Post, el diario digital hecho por Arianna Huffington que precisamente se dedica a la “agregación” y que fue vendido en días pasados en muchos millones de dólares a un conglomerado de medios. Incluso la acusa de copiar lo que él dijo en una charla que dio junto a ella, a un periodista que los entrevistó justo al término de ésta. Es decir, la tildó de “copiona”, o, en sus términos, de “agregadora”.
Ella no se demoró nada en responder. Además de ofrecer muchos ejemplos de cómo trabajan, le enrostra que ella no le copia a Bill, sino que es al revés, mediante una columna en su medio, en la que sostiene que hace mucho tiempo que está hablando de este mismo tema:
“Aquellos diarios que se despierten a tiempo, se convertirán en híbridos periodísticos, combinando los mejores aspectos de los periódicos impresos tradicionales con lo mejor de aquello que la web pone sobre la mesa. Entonces, Bill ¿quién era el que estaba “agregando” las ideas del otro?”
La discusión ya está lanzada y creo que va a seguir, ya que hay muchos otros que están siguiendo y agregando lo suyo al debate. A estar atentos.
En el Museo Guggenheim de Nueva York, fue presentado este miércoles The Daily, un nuevo medio de comunicación, basado en Internet cuyo foco es la multimedia y la interacción basada en un dispositivo del tipo tablet.
Además de publicitar su portada con la foto de los 33 mineros chilenos (ver imagen), me interesó mucho ver la descripción de su lanzamiento a través de la crónica de un blog del The New York Times.
Portada del sitio de «The Daily» que muestra una edición de ese medio en un iPad; en la portada, los mineros chilenos.
Allí recogen una frase de Rupert Murdoch, dueño de la empresa que lanza este diario-revista en formato digital para tabletas (para iPad, en realidad, por ahora), que me pareció muy importante. De acuerdo al blog, él plantea que este medio está hecho para una generación que no lee diarios ni ve televisión, sino que consume medios. Añade una cita suya, en la que dice en inglés que dicha generación espera:
“content tailored to their specific interests to be available anytime, anywhere.”
Lo podemos traer al español como “contenido hecho a la medida de intereses específicos, para estar disponible en cualquier lugar y momento”.
Lo interesante de este nuevo medio, es que es el primero que está diseñado pensando desde el inicio en un dispositivo portátil; aunque no he leído mucho acerca de sus características ni tengo el dispositivo para probarlo (nota metal: también debería probar Flipboard), tengo la claridad de que esta característica debería ser central.
Es decir, hacerse cargo de “dónde” se lee, con el objetivo de complementar lo que se está mirando, con la información adecuada para la situación que está viviendo quien lo lee. Es diferente leer sentado y con buena luz, que moviéndose (y el dispositivo se puede dar cuenta al contar con un GPS que así lo indique). Para el primer caso, se pueden ofrecer artículos largos; para el segundo, espacios más interactivos, con menos lecturas y más acción orientada al movimiento con una mano. Porque, recordemos, este medio se “toca” al ser usado, ya que por tratarse de una tablet, no hay mouse. ¿Se les ocurren artículos donde el contenido se pudiera ordenar, moviéndolo? Desde ya, se me ocurren viarias infografías donde este movimiento manual haría mucho sentido.
A todo esto, hay que decir que este medio será construido diariamente de manera especial para sacarle provecho a las características del iPad; que se distribuye por la plataforma de ventas de aplicaciones de Apple y que no es gratis, como casi todos los demás medios de noticias en Internet. Cuesta 99 centavos a la semana y casi 40 dólares al año.
Con todo lo dicho, creo que hoy comenzó algo nuevo, que a lo mejor The Daily no alcanza a interpretar ni catalizar; pero es claro que a partir de él, algo interesante se viene.
Desde hace algún tiempo que ando pensando acerca de cómo deben ser los medios online, lo que se ha visto reforzado por la aparición tan poderosa de espacios como Wikileaks y otros que obligan a que desde Internet se den respuestas diferentes a las que se entregan desde los medios tradicionales.
Por ejemplo, tanto El País en España como The New York Times, dos de los medios que han participado de la cobertura mundial, han creado áreas especiales para el tema en las que van destacando las novedades (como la detención de Assange esta mañana), como también, mecanismos para que el propio usuario elija lo que quiere revisar. En el primero, hay un selector por países que permite ir hacia todo lo que se ofrece por zona geográfica, mientras que en el segundo, hay una selección editorial que da lugar a un grupo de cables ordenado por tema.
Dos interfaces para acceder a los cables de Wikileaks. A la izquierda, El País separa por áreas geográficas y a la derecha, The New York Times lo hace por temas.
En ambos casos, la acción se traslada al usuario, quien tiene a su cargo la tarea de mirar, buscar, filtrar y gastar a su antojo el tiempo que estime necesario en el tema. Vale decir, podemos afirmar que estos medios online explotan sus capacidades interactivas para dar acceso a grandes cantidades de información, dejando en manos del usuario la capacidad de elegir qué ver y a qué ritmo hacerlo.
Al mismo tiempo, esta forma de operación me lleva a plantear las cuatro zonas en las que los medios online tienen capacidades interesantes, las que podemos resumir en este acrónimo: IDEA.
I – Información: vale decir, los medios online viven de la información y responden a la necesidad de estar siempre actualizados; sin ese flujo de nuevo material, se pierde uno de los sentidos más potentes que tiene esta tecnología.
D – Documentación y Referencia: los medios online ofrecen la capacidad de agregar contexto, gracias a su hipertextualidad; dado esto, la tecnología web permite seguir aprendiendo de un tema vía navegación y por tanto, los medios deben explotar esta característica ya sea mediante contenidos propios u otros que existan como recurso a un link de distancia. No hay que temer a que el usuario se aleje; siempre volverá al sitio que le ofreció un enlace de interés.
E – Experiencia y Experimentación: los medios online deben tener siempre puesto su foco en lo que pasa en sus páginas y buscar permanentemente nuevas tecnologías que le permitan hacer una oferta que aumente el valor de cada visita. No se puede mantener la experiencia, por buena que sea, en forma permanente, siempre debe haber ofertas nuevas en cuando a acceso, visualización y especialmente, interacción con los contenidos ofrecidos.
A – Actividad: los medios online deben ofrecer que “pase” algo durante la visita del usuario; debe existir algún tipo de actividad, lo que se puede resumir en las acciones que se puedan ejecutar desde sus páginas. Estas acciones deben ser las que permiten que un visitante (ocasional) se transforme en usuario (frecuente) y termine siendo quien recomiende nuestro sitio (evangelista) y finalmente, quien compre lo que se pueda vender (cliente) de nuestras páginas. Esto sólo se consigue cuando el visitante puede hacer click sobre una aplicación o funcionalidad y ésta ejecuta la tarea que se espera de ella. Esa confianza que se gana mediante un click, crecerá hasta apoyar los emprendimientos que se hagan desde el medio que pone el “botón para clickear”.
En resumen, viendo lo que pasa en los medios internacionales con los documentos filtrados de la diplomacia de Estados Unidos, podemos adivinar en cuál de estas etapas están los medios que ofrecen dicha información y entender las razones de su ventaja sobre los demás.
A raíz de una investigación en la que estoy trabajando, en los últimos días me he dedicado a mirar contenidos digitales no tradicionales de algunos medios de comunicación. Es decir, actividades que se pueden hacer dentro de los medios, pero que escapan a las noticias o a los contenidos tradicionales.
Un buen ejemplo para esto, es el puzzle que ofrece The New Yorker, una medio que se especializa en los aportes gráficos, ya que incluso tiene un concurso permanente para que los usuarios le agreguen una línea graciosa a una viñeta de comic.
El puzzle de The New Yorker usa su portada como imagen para jugar.
Otros medios que optan por ofrecer “tiempo libre” a sus usuarios son aquellos que buscan otras formas de interacción, como es el caso de la “Trivia” de Emol en Chile o la “Pregunta del Día” de El Tiempo en Colombia.
Por último, no faltan los juegos propiamente tales, como en el caso de Los Angeles Times y El País, ambos con buenas versiones de Sudoku, por ejemplo.
Para resumir, es claro que los juegos deben ser un factor que no se debe dejar de lado porque lo que se busca en estos días cuando se trabaja en contenidos digitales, es atraer la atención y luego el tiempo de los usuarios. Gracias a esa cualidad, será posible contar con una oferta permanente a la comunidad que participe y transformarlos en quienes van invitando a sus amigos y a los amigos de ellos a participar. ¿Ya adivinan quién lo hizo así? Sí, Facebook. Ya vemos cómo le ha ido.