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Los medios enfrentan un fin largamente anunciado

Buscando vía Google, se define un evento catastrófico como un “riesgo que tiene su origen en sucesos extraordinarios e improbables pero que, por su magnitud, implican una elevada cuantía de los daños que ocasionan”. Más allá se explica que es una situación de “baja probabilidad y de muy alto impacto”, aunque se incluyen entre ellos los terremotos, maremotos, tsunamis, ciclones, huracanes, erupciones volcánica y ahora, un virus de alcance mundial.

Si uno mira la situación de los medios de comunicación, un ámbito en el que me desempeño como profesor de una escuela de Periodismo, es claro que estamos ante un escenario en que se están conjugando una serie de circunstancias para configurar un evento de este tipo.

Audiencia y confianza

El primero es la pérdida de audiencia y junto con eso, de validación pública. Para eso, hay que mirar la encuesta de Cadem (Estudio Medios de Comunicación Post Crisis) de enero pasado. En una línea resumen lo mal posicionados que quedaron tras los eventos el 18/O en Chile:

Sobre el rol de los distintos medios de comunicación, un 80% cree que la televisión es quien más se ha centrado en la violencia y los destrozos de las movilizaciones y un 61% considera que representa más los intereses de la elite. Asimismo, 90% cree que a los medios de comunicación les importa más mostrar las noticias que convienen para tener más audiencia y mejores resultados económicos.

Negocios a la baja

Durante el verano fuimos testigos cómo, nuevamente, varios medios se vieron afectados por las mermas que están experimentando en sus negocios. Cierres y despidos fueron parte de las malas noticias. Por ejemplo, el 3 de febrero de 2020 el grupo Copesa anunció el cierre definitivo de las versiones impresa y digital del diario La Hora.

Durante noviembre y luego en febrero e incluso esta misma semana, una serie de medios despidieron parte de su personal. La razón para ello: los números de los negocios no dan.

El gerente general de Copesa, Andrés Benítez, lo explicó así: “Lo sucedido se enmarca en el complejo escenario que enfrentan los medios de comunicación en el mundo, del cual todos estamos conscientes. Esto no sólo está produciendo una transformación importante en la industria, sino también ha estado acompañado, lamentablemente, del cierre de muchos medios tradicionales”. Por su parte, Patricio Hernández, director ejecutivo Megamedia, informó que la medida se debía “exclusivamente por razones económicas y por el grave deterioro de los ingresos de la industria de la televisión”.

Redes Sociales como reemplazo

Una dato que recoge la encuesta de Cadem y que tiene su símil en los estudios hechos en EE.UU. es que las personas están prefiriendo las redes sociales para informarse. No es que les crean más que a los medios, pero como pasan allá más tiempo, poco les queda para confrontar lo que ven en las redes respecto de lo que informan los medios. Eso lleva a que les crean poco, pero que igual reemplacen el rol que cumplen los medios como canales de información y comunicación con la sociedad.

Esto se ve reforzado con la aparición de personajes relevantes de los medios, como Ascanio Cavallo, quien usó una entrevista en el Diario Financiero el viernes 7 de febrero, para detallar su crítica contra el rol de las redes sociales. Junto con decir que las redes sociales “están cumpliendo un papel fascista” (porque sus críticas generan funas que llevan a los periodistas a callar), indica que si bien tienen “inmensas virtudes para la comunicación interpersonal”, tienen un “efecto negativo que hay que controlar, atencuar y demarcar”.

“Si no controamos las redes, los medios de comunicación van a desaparecer. Y la lógica indica que la gente necesita información en la que pueda creer. De cara a los procesos que vienen en Chile -todos tan delicados, que dependen tanto de la opinión plural, en medio de un proceso de polarización galopante-, los únicos que pueden ofrecer información segura para tomar una posoción razonada son los medios profesionales. No es Facebook ni Whatsapp, porque en estos espacios sólo te escuchas a ti mismo”.

Escenario futuro en jaque

Volviendo al comienzo, cuando comienzo un año de clases lo hago con una advertencia para los alumnos: se tienen que preparar para un escenario en el que las personas seguirán necesitando información (más análisis y contexto), pero en el que probablemente no habrá medios para atenderlos. Habrá que buscar soluciones que sean digitales (por el costo), personalizadas (por el alcance) y segmentadas (por el interés) que sean entregadas en el tiempo y la forma en que los usuarios lo requieran. Agreguemos también, por un precio adecuado. ¿Cómo se hace? ¿Alguien lo ha logrado?

Sí, varios. Probablemente el más relevante es The New York Times.

En una charla de enero pasado ante la INMA (International News Media Association), Mark Thompson, CEO del The New York Times tuvo que responder a esta pregunta: ¿Qué factores señalaría en el crecimiento y el éxito del New York Times durante su mandato?

Hace cuatro o cinco años descubrimos que primero deberíamos ser un servicio de suscripción. Lo más importante que teníamos que vender era nuestro contenido y la calidad de lo que el periodismo de The Times puede hacer. Deberíamos empezar a pensar en nosotros mismos más como un servicio de suscripción de calidad, como un HBO o un Netflix.

Como él ha sido el CEO desde 2012, por lo que le podemos acreditar a su desempeño la exitosa estrategia digital que ha llevado adelante la empresa, es interesante ver que entienda que el medio tiene esa característica.

Otra de sus frases, esta vez acerca del diario:

“Tenemos muchas plataformas, la impresa es una de nuestras plataformas. Nos encanta nuestro producto impreso, vamos a estar imprimiendo por otros 15 años o más, pero no hay ningún crecimiento que se pueda tener allí. Con el tiempo, el número de suscriptores se reducirá, los anunciantes disminuirán, y en última instancia, la economía de esa plataforma fracasará. Esa es nuestra opinión. El viejo barco se va a hundir al final”.

Por eso plantea que se debe poner en primer lugar lo digital (de hecho, enfatiza que hay que ser capaces de vender suscripciones en el celular):

No dejes el teléfono inteligente al final. Tiene que ser al revés. Los editores deben comenzar con lo digital, de allí obtienen su sitio web, y luego eligen de allí lo que se publica en el periódico impreso físico. Lo básico para las empresas con estructuras antiguas, y psicológicamente es muy duro, es que tenemos que poner lo nuevo primero y lo viejo segundo, aunque lo viejo siga siendo la mayor parte de tus ingresos. Esto representa una enorme dificultad interna para la mayoría de las empresas.

Aunque todos tenemos claro que sólo hay un diario como The New York Times y su modelo, haciendo compleja la imitación, las tareas que ellos han enfrentado son similares para todos los medios, sin importar su tamaño o situación. La forma de resolverlas, es donde está la dificultad.

Lograr que los lectores paguen

A través del Reuters Institute una serie de expertos han desplegado ideas acerca de cómo hacerle frente al futuro de los medios. En enero (en inglés) y a fines de febrero (en español) entregaron su visión y recomendaciones a través del documento “Periodismo, medios y tecnología: tendencias y predicciones para 2020” que publican como parte del Digital News Project.

En su resumen ejecutivo plantean que la última década estuvo marcada por os teléfonos móviles y las redes sociales que “fragmentaron la atención, socavaron los modelos de negocio basados en la publicidad y debilitaron el rol guardián del periodismo”, afectando “la confianza en el periodismo y en varios países provocaron ataques contra medios independientes”.

Ellos ven que la próxima década “será definida por la creciente regulación de internet, más los intentos de recuperar la confianza en el periodismo y una conexión más cercana con las audiencias. También sufrirá el impacto de la siguiente ola de disrupción tecnológica, desde la automatización mediante inteligencia artificial, big data (reunir y analizar grandes volúmenes de datos) y nuevas interfaces visuales y basadas en la voz”.

Asimismo queda claro que lo que sigue hacia adelante es buscar que los lectores paguen por lo que consumen:

Los editores siguen apostando fuerte por los ingresos que vienen de los lectores: la mitad dice que esa será su principal fuente. Alrededor de un tercio (35%) piensa que la publicidad y los ingresos vía lectores van a ser igualmente importantes y apenas uno de cada siete (14%) centra sus esperanzas exclusivamente en la publicidad.

En este sentido, creo que es muy pertinente leer la columna que escribe Eduardo Suárez como parte de este reporte: “Lograr que los lectores paguen”.

El giro hacia un modelo de pago será duro para cualquier medio y no dará resultados a corto plazo. De acuerdo con el Digital News Report, la mayoría de la gente no está dispuesta a pagar por la información y mucho periodismo de calidad sigue siendo gratuito. Sin embargo, los editores deben ser pacientes. Esta carrera no es un sprint sino una maratón.

En resumen de lo ocurrido y de lo leído en estos meses, el desafío para los medios es mayor y es definitorio acerca de su permanencia en el tiempo. Es posible y muy real, que muchos no logren seguir, por lo que hay que actuar con urgencia y con sentido crítico. Ya no hay que hacer productos que sólo informen, sino que lo hagan y sean sostenibles.

No hay recetas, sólo hay certezas. La principal, es que seguir como estamos, sin cambios y sólo recortando costos, será equivalente a esperar que la suerte nos salve del evento catastrófico.

NYT: jugando en Rusia 2018

En casi todos los medios ha habido una cobertura interesante del Mundial de Fútbol que se desarrolla en Rusia durante este mes. Por eso, me interesó mirar lo que se estaba haciendo en un medio ubicado en un país donde el fútbol no es el deporte principal y que, incluso, tiene un nombre alternativo (soccer, le llaman), debido a que el nombre del juego con balón y pie, lo usa otra actividad deportiva (FIFA vs NFL).

Elegí The New York Times, porque es el medio que más leo actualmente y encontré algo muy entretenido para hacer. A propósito, como Chile no llegó a Rusia y lo nuestro ha sido seguir todo por televisión sin demasiado apego (además de ir siempre por los latinoamericanos en juego), ha habido tiempo para mirar algo más que resultados.

Así llegue a “Spot the ball“, que podría traducir libremente como “Adivina dónde está la pelota“, que permite ver muy buenas fotos y dedicarse a ver justo eso: dónde está el balón que los jugadores luchan por tocar.

Spot the ball, un juego de adivinanzas gráficas propuesto por The New York Times durante la Copa Mundial Rusia 2018.
Spot the ball, un juego de adivinanzas gráficas propuesto por The New York Times durante la Copa Mundial Rusia 2018.

En el juego, se usa el indicador circular para señalar dónde debería estar el balón. Luego de ubicarlo y decidir que esa es la mejor ubicación, la interfaz muestra qué tan cerca estuvimos y cómo lo hicimos respecto de los demás.

La zona verde indica dónde se eligió ubicar el balón y luego en la foto aparece la pelota. Luego hay una nueva oferta para seguir jugando.
La zona verde indica dónde se eligió ubicar el balón y luego en la foto aparece la pelota. Luego hay una nueva oferta para seguir jugando.

En resumen, fácil de usar, reglas simples para jugar y usuarios felices, recomendando el juego a más lectores. Una solución sencilla que atrae miradas, clicks y genera una experiencia interesante. Todo lo que se debe pedir de los buenos contenidos digitales.

La TV y el cambio en los medios

A propósito de la clase de anoche en la U. de Chile, en que hablamos acerca de cómo los medios van cambiando en el tiempo, recordé un ejemplo actual de cómo la televisión va perdiendo su espacio porque sus  usuarios hacen otras cosas a la hora en que solían sentarse a ver un programa.

Una de mis preguntas habituales en la clase dedicada a cómo generar contenidos para medios digitales, tiene que ver con la forma en que consumen esos contenidos y la diferencia respecto de cuando los mismos alumnos (la mayoría tiene más de 25 años) miraban ese tipo de información hace 10 ó más años. Casi siempre, el relato es que ellos se sentaban a esperar que llegara la hora de ver un programa, comparado con la situación actual, en que lo ven cuando lo requieren.

El ejemplo en este sentido, ocurrió esta semana con el documental “Chicago Boys” de Carola Fuentes y Rafael Valdeavellano. La película fue programada en televisión abierta a una hora tardía (minutos después de la medianoche del domingo) lo que impidió que mucha gente pudiera verla.

La reacción de sus creadores fue rápida y precisa: “liberarla” en Youtube por 24 horas para que cualquier persona pudiera verla (cosa que yo mismo hice y gracias a los cineastas por eso).

Tweets acerca del documento "Chicago Boys" escritos por sus realizadores.
Tweets acerca del documento “Chicago Boys” escritos por sus realizadores.

Cómo atender a la audiencia

Lo ocurrido permite mirar de una manera diferente la forma en que un medio debe atender a su audiencia. Ya no sirve tener la actitud de que un canal es la alternativa única, porque si piensan hacerlo, sus audiencias buscarán la forma de saltarse esa traba y llegar al contenido como les sea más conveniente.

Incluso ni siquiera el problema es encontrar la forma de ver algo gratis, ya que gran parte de los usuarios de la televisión local, están pagando por lo que consumen, mediante sistemas como Netflix y Spotify.

Lo que las personas buscan es la comodidad y tranquilidad para ver el contenido que quieren de la forma y en el momento que deseen. Si eso no está disponible, indagarán la forma de llegar y de lo contrario, usarán ese tiempo consumiendo otros contenidos: nadie va a esperar por un canal de TV que no está disponible. Lo reemplazarán y (con el tiempo) lo olvidarán. Será obsolescencia por irrelevancia.

En resumen, las audiencias quieren contenidos en la forma y en los horarios adecuados a su consumo y no en los que la TV decida, porque ese tiempo pasó. El mensaje es claro para los medios: adaptarse o lamentarse.

Cómo cubrir un evento en vivo: algunas lecciones

El desarrollo del Discurso del Estado de la Unión en Estados Unidos, realizado anoche por el presidente Donald Trump, me ayudó a ver de qué manera los sitios de los dos medios informativos que sigo con más frecuencia en ese país (NYT y Wapo), pusieron todo su conocimiento y destreza al servicio de cubrir una noticia en vivo.

Para quienes no lo ubican, este es un discurso que el presidente pronuncia en el mes de enero en el Congreso (no tiene fecha fija), para comentar lo que ha hecho, anunciar lo que va a hacer y hacer algunas demostraciones de todo tipo: simpatía, poder, en fin, lo que se le dé con más fuerza.

El discurso de Trump, anoche, por ejemplo, mostró un grupo de políticos muy dividido. Mientras sus partidarios lo vitoreaban de pie, sus opositores lo miraban sentados. Además, la emisión permitió mostrar muchos símbolos: mujeres vestidas de negro, lazos de color en las chaquetas, prendedores especiales. Todo tenía su significado.

Video en vivo

Los medios usaron estrategias similares para seguir el discurso. Video en la portada con el discurso en vivo. El Washington Post agregó un seguimiento en vivo en la etapa previa, para preparar a la audiencia y contar lo que pasaba mientras el salón se iba llenando de invitados. Lo mismo al final, para recibir comentarios de quienes asistieron, en un programa de televisión en vivo con muy buena producción.

Luego, en ambos casos se ofreció un seguimiento del discurso. The New York Times ofreció una página con el video del discurso y los comentarios, minuto a minuto, de un grupo de sus periodistas. En caso de ser necesario, se agregaban enlaces a noticias publicadas por el medio.

Era posible hacer scroll por las notas y en caso de que apareciera un dato nuevo, se indicaba con un destacador al pie de la página (ver imagen).

La imagen muestra una de las páginas del sitio del diario The New York Times
El Discurso de Trump junto a los comentarios de los periodistas en The New York Times.

Por su parte, The Washington Post ofreció una página con el video del discurso en la zona superior, mientras que en una barra a la izquierda, se iban generando datos y anotaciones, que se desplegaban en la zona más amplia de la derecha (ver imagen). Con más datos, pero probablemente, menos cercanía con quien estaba mirando el despliegue.

La imagen muestra una de las páginas del sitio del diario The Washington Post
El Discurso de Trump junto a la información de referencia en The Washington Post.

Durante el transcurso del evento, ambos medios fueron destacando su trabajo de “fact checking” (chequeo de información) para dar cuenta si lo que el gobernante iba mencionando era cierto o falso (o un poco de ambos). Algo que en el gobierno de Trump se ha vuelto muy necesario.

En este sentido y al término del discurso, ambos medios presentaron una transcripción anotada (ver imagen), con el objetivo de dar contexto a lo que el presidente había mencionado.

La imagen muestra una de las páginas del sitio del diario The New York Times
La transcripción del discurso, anotada por los periodistas.

En resumen, ambos medios utilizaron una estrategia similar en la que llamó la atención la gran cantidad de recursos utilizados.

Algunas lecciones

Probablemente, la principal tiene que ver con el equipo de trabajo y la calidad de la producción, lo que finalmente se traduce en recursos disponibles. Muchos elementos disponibles y gran cantidad de profesionales trabajando para poner en pantalla lo que estaba ocurriendo en el Congreso.

La segunda, la necesidad de explicar. En ambos casos, los especialistas de cada medio ofrecieron reacciones rápidas para explicar las frases más relevantes. Algo que se agradece, ya que de lo contrario, muchos de esos párrafos pasarían desapercibidos.

La tercera, la importancia de ofrecer contexto. En ambos casos había elementos preparados de antemano, que se fueron destacando en las publicaciones, a medida que el discurso se desarrollaba. Donde más se notó esto fue en las cuentas de Twitter de ambos medios, que ofrecían enlaces y apoyos de diverso tipo a los comentarios, permitiendo que los interesados en el tema, tuvieran mucho más de lo que se estaba mostrando.

Un buen trabajo y mucho más interesante ver el despliegue de los medios en vivo, durante la una hora y 20 minutos que duró más el tiempo de antes y después del discurso.

¿Y en español?

Actualizo este post al mediodía de hoy, porque me pareció interesante lo que hizo Eduardo Suárez en Univisión, al entregar un discurso anotado en español. Creo que esta es una de las mejores prácticas, ya que ofrece el contexto que se necesita para entender un texto que muchas veces parece casi poético, pero que tiene referentes concretos. Un buen trabajo.

Las audiencias dan señales antes del fin

Suena catastrofista, pero desde hace un tiempo que ronda la idea de que los medios de comunicación están cerca de desaparecer como los conocemos. Es un pena, pero si estudias comunicaciones, es algo que hay que enfrentar creativamente.

Lo anterior lo he venido diciendo hace algún tiempo y por tanto, no es mayor novedad si has leído este blog anteriormente. Pero hoy aparecieron dos artículos que me pareció bueno dejar consignados en este post, para que no se me pasen de largo.

El primero fue una nota del diario El Mundo que fue destacada por el profesor Ramón Salaverría (U. de Navarra) acerca de cómo los inversionistas están moviendo sus fichas fuera de la televisión. Allí dicen:

… sus colegas de Wall Street están cortando el cable financiero a las televisiones y a sus distribuidoras. Hasta hace apenas un año, la televisión era en EEUU un negocio seguro. Había publicidad de sobra y, gracias a un oligopolio de la distribución, la gente tenía que pagar sí o sí por ver las películas, las series y los acontecimientos deportivos. O sea: se cobraba dos veces. Una, a los anunciantes; otra, a la audiencia. Y entonces llegó internet. Y, con ella, los Netflix, YouTube (que ha dado inicio a un servicio de pago libre de anuncios), Hulu, Amazon prime, Roku, Chromecast y todo tipo de servicios y dispositivos que permiten independizarse de la televisión. Si antes se veía la tele en la caja tonta, ahora se ve a través del teléfono inteligente. El resultado: las acciones de los grandes grupos de televisión están siendo pulverizadas.

En mis clases suelo culpar a mis alumnos de estar matando la TV: todos ellos dejaron de ver las noticias en la televisión hace mucho tiempo y además, consumen sus contenidos vía las señales de los canales (asincrónicamente, por supuesto), Youtube o Netflix.

Google es la fuente confiable

El segundo artículo viene de un medio llamado Quartz que vengo siguiendo hace algún tiempo y que cita un trabajo que presentará la agencia de relaciones públicas Edelman en Davos, en los días que vienen. Lo ejemplifica el gráfico que se muestra a continuación:

El gráfico de Edelman que muestra en quiénes confían las personas a la hora de elegir dónde informarse. Google gana.
El gráfico de Edelman que muestra en quiénes confían las personas a la hora de elegir dónde informarse. Google gana.

En simple, la nota del medio señala:

Alrededor de mundo, un 63% de las personas dicen que confían en los buscadores para noticias e información, de acuerdo a una encuesta de 33 mil personas realizada en 28 países por Edelman, una empresa de relaciones públicas de Estados Unidos. Sólo el 53% confía en los medios online.

Lo interesante de mirar de la presentación hecha por la empresa, es que los medios tradicionales mantienen su importancia, pero baja cada año en que se mide y que claramente, serán reemplazado por la prensa online en algún tiempo. Y esto no porque los medios lo estén haciendo mal; es sólo que están haciendo lo mismo de siempre, mientras que la innovación la están haciendo los nuevos.

Concluimos que probablemente seguiremos viendo la supremacía de los medios tradicionales, pero queda claro que hay ruido de fondo. Lo hace la propia audiencia, que da señales de estar cambiando su forma de enterarse acerca de qué ocurre en el mundo.

A propósito, mi medio para llegar a estos artículos fue Twitter.

¿Por qué no cambia el periodismo?

Termina el semestre y como hago clases en Escuelas de Periodismo acerca de tecnologías que mis alumnos entienden bien (o relativamente bien, según la nota que saquen) pero que en los medios no se aplican tal como se enseña, queda un poco la duda acerca de cómo se evoluciona en esta profesión.

Mi reflexión permanente en este tema me ha llevado desde creer que evangelizando a todos se podrá hacer un cambio, hasta creer que vendiendo aplicaciones interesantes se podrá conseguir un cambio, sólo por comparación.

Por lo mismo me he sentido interpretado por un paper escrito en la Sanford School of Public Policy de la U de Duke en EE.UU. que habla de este mismo tema: ¿por qué si hay tanta y tan buena tecnología para ayudar a contar mejores historias, se utiliza tan poco?

Hablamos de temas tales como visualización de datos, periodismo con bases de datos, uso de mapas para mostrar datos, hacer streaming en vivo de eventos, usar drones y otros similares, que requieren periodistas que programan, que por ahora se ven poco, pero que luego serán un híbrido obvio, tal como los periodistas que editan video en su PC que ahora abundan en los canales de televisión, pero que hace unos años eran algo imposible de encontrar.

¿Qué dice el paper al que me refiero?

En simple, que hay una brecha digital en las redacciones que llevan a que los jefes sigan pidiendo el mismo tipo de reporteo que llena páginas y minutos, sin atreverse a algo nuevo. No por malo o diferente, sólo porque es desconocido.

También está el concepto de que lo digital es un adorno, pero que lo que es serio es la crónica escrita como siempre se ha hecho. No hay por lo mismo, intención de comenzar algo desde lo digital.

Por último, carecer de herramientas flexibles que permita hacer cosas diferentes desde las plataformas digitales, ya que para ello hay que involucrar a otros con los que no es fácil contar.

El llamado del documento es a que las redacciones se reinventen y abran los ojos más allá de lo obvio. Por lo mismo, recomiendan comenzar por algunas de las siguientes herramientas, que darán valor a este trabajo:

Tres palabras sobre el libro de Copano

En realidad van a ser más de tres palabras, porque en la últimas semanas tuve la oportunidad de leer “Movimiento Social Media” (octubre 2013), el libro en que Nicolás Copano (aquí lo cuenta en video) se lanza a explicar el fenómeno de las redes sociales y, en particular, cómo éste ha afectado a los medios de comunicación tradicionales y, de paso, su propia vida.

El libro de Copano con mis anotaciones. Mucho para revisar.
El libro de Copano con mis anotaciones. Mucho para revisar.

Autorreferente a ratos, ya que toma su propia experiencia como ejemplo, en su libro Copano se dedica a hacer un análisis detallado de la manera en que los medios (y en particular la televisión) se fueron quedando atrás en la tarea de ser relevantes para las personas y cómo la propia audiencia se transformó y comenzó a buscar en otros lugares lo que no encontraba en las transmisiones y publicaciones habituales.

Y de lo que cuenta en sus páginas hay tres conceptos que me parecen muy interesantes de tener en cuenta:

  • Fugacidad relevante: aborda este concepto en la Página 132 para explicar aquellos contenidos que son muy importantes y seguidos por los usuarios (viralizados, explica), pero duran muy poco. A eso se une el hecho que como él plantea, el “contenido se vuelve líquido”, es decir, pasa de una plataforma a otra velozmente. “No es estático dentro de una plataforma. Parte desde la lógica del video, pero se vuelve texto en el chiste de un tuitero que alerta de la existencia de esa secuencia a sus seguidores. Es transmedia para todos”, explica. Esta fugacidad “está llena de histeria y velocidad”, resume.
  • No hay intermediarios: en la página 145 y siguientes desarrolla el concepto de que el cambio tecnológico permite que el acceso a la información de manera directa de la fuente, sin pasar por medios tradicionales. De esta manera, cada persona es un curador de contenidos, un filtro que selecciona lo que desea ver y de esa manera “todos somos canales”.
  • Medios alternativos consiguen audiencias: el tema es tratado en la página 193 y se explica muy bien con esta cita: “Las redes sociales recogen información de los medios alternativos y la ponen al mismo nivel que los medios hegemónicos. Los medios alternativos siempre tuvieron problemas de distribución en quioscos u otros canales tradicionales, De hecho, ese es su rasgo distintivo. Sin embargo, en el escenario actual, esta situación cambia radicalmente”. Esto gracias a la viralización y a que, en general, estamos frente a un cambio en las reglas del juego.

En síntesis, se trata de un libro rápido de leer, hecho especialmente para quienes deseen entrar rápido a entender acerca de redes sociales, que explica de manera sencilla el fenómeno que hay en ellas. Buen acercamiento y muy buen pronóstico sobre lo que está pasando y debería ocurrir gracias al uso de las tecnologías para comunicarse.

Raro el final, pero no les diré más para que no sea spoiler.

Ideas: la televisión que me gustaría ver

Confieso que veo mucha y poca televisión. Mucha en Internet: desde YouTube y TED hasta Cuevana. Poca, en las pantallas tradicionales.

Entonces, desde hace un tiempo ando pensando en qué hacer para balancear esto y devolver a la TV al lugar al que pertenece, es decir al aparato que es el más apropiado para verla, es decir el propio televisor. El problema no obstante, es doble: por un lado no cuenta con un sistema operativo que ayude a hacer cosas más interesantes y por otro, es limitado ya que sólo es un espacio de exhibición que no cuenta con atributos de inteligencia que apoyen alguna actividad más interesante.

La app para iPad de Comcast
La app para iPad de Comcast

Por eso he visto con interés la aparición de algunas señales en este sentido. Por ejemplo, desde la aparición del iPad, lo vi como el gadget más adecuado para ver televisión. Me lo imaginaba como el aparato adecuado para hacer micro-zapping, sin perder la capacidad de seguir viendo en la TV, el programa que me interesara. Esto que era pura imaginación, ya es un producto gracias a Comcast, un proveedor de cable en Estados Unidos, que tiene una aplicación que permite hacer lo que me imaginaba: ver programas bajo demanda vía una conexión WiFi, buscar en listados de programas, cambiar canales en el televisor, programar la grabación de programas.

Sin embargo, aún falta para avanzar hacia el modelo de televisión que imagino. Falta la “capa social”. Es decir, la capacidad de que lo que estoy viendo en la pantalla “sepa” que mis amigos también lo están viendo y que gracias a eso, se pueda compartir en el televisor lo que pensamos, lo que opinamos. E incluso, que el propio aparato nos sugiera otras cosas para ver, en la que haya más personas de mis redes sociales viendo algo que me podría interesar.

En este sentido, se podría aplicar lo que, de acuerdo a Mashable, está ofreciendo la empresa Ticketmaster para la venta de entradas en ciertos eventos en Estados Unidos. Se trata de mostrar junto al mapa de los asientos del lugar del evento, los nombres de las personas que los ocuparán utilizando sus identidades digitales de Facebook. Gracias a eso, es posible ver con anticipación quiénes de mis amigos en la red social asistirán y dónde estarán, ya sea para acercarme (o alejarme) de ellos.

Plano del recinto ofrecido por Ticketmaster, vinculando los asientos con las identidades de los usuarios en Facebook.
Plano del recinto ofrecido por Ticketmaster, vinculando los asientos con las identidades de los usuarios en Facebook.

Como se ve, ya está el camino la TV que quiero. Falta un poco de emprendimiento, tecnología y buenas ideas para que ocurra. Entonces, claramente, volveré con alegría al televisor.

Comenzó The Daily, la apuesta de noticias para tocar

En el Museo Guggenheim de Nueva York, fue presentado este miércoles The Daily, un nuevo medio de comunicación, basado en Internet cuyo foco es la multimedia y la interacción basada en un dispositivo del tipo tablet.

Además de publicitar su portada con la foto de los 33 mineros chilenos (ver imagen), me interesó mucho ver la descripción de su lanzamiento a través de la crónica de un blog del The New York Times.

Portada del sitio de "The Daily" que muestra una edición de ese medio en un iPad; en la portada, los mineros chilenos.
Portada del sitio de «The Daily» que muestra una edición de ese medio en un iPad; en la portada, los mineros chilenos.

Allí recogen una frase de Rupert Murdoch, dueño de la empresa que lanza este diario-revista en formato digital para tabletas (para iPad, en realidad, por ahora), que me pareció muy importante. De acuerdo al blog, él plantea que este medio está hecho para una generación que no lee diarios ni ve televisión, sino que consume medios. Añade una cita suya, en la que dice en inglés que dicha generación espera:

“content tailored to their specific interests to be available anytime, anywhere.”

Lo podemos traer al español como “contenido hecho a la medida de intereses específicos, para estar disponible en cualquier lugar y momento”.

Lo interesante de este nuevo medio, es que es el primero que está diseñado pensando desde el inicio en un dispositivo portátil; aunque no he leído mucho acerca de sus características ni tengo el dispositivo para probarlo (nota metal: también debería probar Flipboard), tengo la claridad de que esta característica debería ser central.

Es decir, hacerse cargo de “dónde” se lee, con el objetivo de complementar lo que se está mirando, con la información adecuada para la situación que está viviendo quien lo lee. Es diferente leer sentado y con buena luz, que moviéndose (y el dispositivo se puede dar cuenta al contar con un GPS que así lo indique). Para el primer caso, se pueden ofrecer artículos largos; para el segundo, espacios más interactivos, con menos lecturas y más acción orientada al movimiento con una mano. Porque, recordemos, este medio se “toca” al ser usado, ya que por tratarse de una tablet, no hay mouse. ¿Se les ocurren artículos donde el contenido se pudiera ordenar, moviéndolo? Desde ya, se me ocurren viarias infografías donde este movimiento manual haría mucho sentido.

A todo esto, hay que decir que este medio será construido diariamente de manera especial para sacarle provecho a las características del iPad; que se distribuye por la plataforma de ventas de aplicaciones de Apple y que no es gratis, como casi todos los demás medios de noticias en Internet. Cuesta 99 centavos a la semana y casi 40 dólares al año.

Con todo lo dicho, creo que hoy comenzó algo nuevo, que a lo mejor The Daily no alcanza a interpretar ni catalizar; pero es claro que a partir de él, algo interesante se viene.

Solitario y final

Manuel González solo al final, en la mina.
Manuel González solo al final, en la mina (Imagen tomada de la señal oficial de televisión, transmitida desde el interior de la mina).

La foto muestra el momento en que se había ya casi cumplido el anhelo de todos los chilenos: que los 33 mineros salieran desde la Mina San José y que quienes habían ayudado a sacarlos, también pudieran salir de allí.

La emoción fue fuerte durante todas las horas que duró esta operación y en los días que la precedieron.

Quienes seguimos lo que pasó esperamos que este episodio deje lecciones que duren. Muchas. Desde la seguridad en cualquier operación que involucre riesgo de vidas humanas hasta la sensación de que lo mejor de lo que somos como país salió adelante, haciendo que lo peor espere por un tiempo.

Creo que desde ahora se puede afirmar una imagen-país más potente que cualquier de las campañas que se estaban impulsando hasta ahora. La fortaleza de esta parte del mundo, está en la gente, más que en el paisaje o en lo que hayamos construido.

Somos capaces de hacer cosas: debemos creerlo y hacerlo. Tenemos el ánimo de emprender y sacar adelante lo que requerimos cuando nos ponemos de acuerdo para hacerlo. O, como dijo el Ministro Golborne al terminar la faena del rescate, podemos decir siempre: Señores, se cumplió la tarea.

Actualización:

Todos los diarios del mundo han contado la noticia de los mineros. Acá les dejo una presentación que reúne a varios de ellos, basada en el trabajo de Kiosko.net: