Tengo la edad suficiente para haber experimentado la desaparición de muchas personas y de gran cantidad de cosas tecnológicas que, simplemente ya no existen. Por ejemplo, los diskettes. Los CDs. Las impresoras de matriz de puntos. Los mouse con bolitas. Probablemente aún se puedan encontrar por allí, pero, la verdad, ya no son tan habituales como sí lo fueron hace 10 ó 20 años atrás.
Aunque en su momento fueron estándares relevantes en los que casi todo se basaba y sostenía, hoy son piezas de la historia que se desvanecen y ya no se pueden encontrar ni referir, porque las nuevas generaciones ni siquiera tuvieron oportunidad de usarlas.
Llegué a estas reflexiones luego de descubrir un post del año 2012 del blog absorptionsque explicaba de manera gráfica el sonido de un módem, la máquina básica para conectarse a Internet.
La imagen es la siguiente:

Y la gráfica representa este sonido:
Para mi generación, ese conjunto de ruidos representaba la obertura musical de un mundo fantástico.
Mi punto con recordar estas máquinas desaparecidas (aunque tienen no más de 30 años) es que a diferencia de las tecnologías previas relacionadas con el manejo de información que duraron mucho tiempo (por ejemplo, el libro), las actuales no tienen esa capacidad. De hecho, la mayor parte de los pendrives que tengo, ya no funcionan ni permiten ver su contenido. Eliminé los diskettes cuando ya no tenía cómo leerlos y los CD yacen sin uso, porque no tengo lector.
Preparar la desaparición
Como he estado dedicado a un nuevo proyecto que se refiere a la historia digital, he comprobado que gran parte del material con que debo trabajar es inútil. Está en formatos que ya no se pueden leer; en tamaños imposibles de ampliar y con resoluciones que no soportan edición, sin perder calidad. Es decir, los testigos de la historia digital no logran mostrar nada de lo que representan. Es como si fuera la representación de un momento que, cuando pasa, ya no se puede volver a vivir.
De allí que pretendo dejar un consejo para quienes trabajan en contenidos digitales hoy: ayuda a tu futuro mediante la conservación adecuada de lo que estás haciendo. Usa formatos que puedan volver a revisarse y con estándares que ayuden a mantener lo que se publica. Aunque no hay seguridad de que se podrá reutilizar, al menos será un punto de partida para entender qué hicimos y cómo lo desarrollamos.
