UX: ¿cuál es el mejor método de trabajo?

Escribir un libro es un salto al vacío y una decisión basada en la esperanza. Lo primero, por creer que uno tiene algo que decir que los demás quieren escuchar; e incluso más que eso, que se está calificado para hacerlo. Lo segundo, se refiere a la idea de que habrá quien quiera leerlo. Todo lo anterior, sumado al concepto de la falsa modestia y del síndrome del impostor que me sigue permanentemente. Cosas con las que uno vive, ¿no?

Pero, avancemos.

Traigo este dato de mi siguiente libro a colación para disculparme por anticipado si hablo mucho de él durante el año, y también porque en los últimos seis meses he sido un poco monotemático por haber estado leyendo casi todo lo que encontré en temas de arquitectura de información (AI), diseño de experiencia (UX) y desarrollo de interfaces (UI) y proyectos digitales, que son los temas que incluye el texto. 

Debido a eso tengo tantos datos a la mano que me ha costado responder una pregunta simple: ¿cuál es el método más efectivo si uno trabaja en UX?

Depende, todo depende

La respuesta habitual de antes, y que debo entregar nuevamente, es que depende de lo que quieras conseguir, es la herramienta que debes utilizar.

Puede ser que uno tenga preferencias por algunas y que sólo por eso, las use más que otras. 

Por ejemplo, en el caso de los proyectos en los que he trabajado nunca falta card sorting para trabajar en arquitectura de información. Desde mi perspectiva es la manera más simple y poco tecnológica (sólo lápiz y papel) para lograr que las personas cuenten historias acerca de los contenidos y cómo los usan.

Una segunda herramienta habitual, aunque siempre la he presentado como la más aburrida de hacer, es el inventario de contenidos. En simple, es una planilla de cálculo en el que se anota todo acerca de cada uno de los enlaces de un sitio web; permite capturar a plena vista todo lo que pasa en un espacio digital. Lo bueno, lo malo y lo que no funciona.

Por último, el análisis heurístico es parte de lo que siempre reviso cuando visito un espacio digital. 

No obstante, cuando salga el libro se podrá dar una mirada a 22 herramientas, incluyendo las tres que menciono, organizadas dentro del contexto de un proyecto. Entonces será más simple entender el valor de cada una. 

Lo bueno de la revisión fue comprobar que además de las tradicionales (como las que yo uso), siguen apareciendo herramientas útiles para trabajar en estas disciplinas. Y creo que con el tiempo habrá más, en particular las que se generarán a partir del análisis de contenidos que se está haciendo posible mediante inteligencia artificial. Al respecto sugiero mirar el trabajo de Gustavo Soto, quien presentó recientemente su libro Diseño Artificial, por lo que les propongo mirar su trabajo para entrar con mayor profundidad en ese espacio.

Así que vaya un testimonio de alegría por ver que disciplinas como la AI, la UX y la nueva IA siguen vivas y activas. Además, mi tranquilidad personal por haber terminado el texto. De eso, pronto les contaré más.