He estado trabajando arduamente en un proyecto que está por salir y al que le puse mucho empeño. Con el apoyo de un grupo de entusiastas ingenieros y un gran diseñador/programador, logramos implementar un par de ideas que permitirán avanzar en el tema de hacer ofertas de contenido que le hagan sentido a quienes las revisan. En una frase: ofrecer lo que quieres ver al lado de lo que estás viendo.
El problema es sencillo si se cuenta con la organización de contenidos adecuada. Es decir, si un contenido pertenece a una sección, puedo ofrecerte más de esa sección, Si dentro de la sección uso etiquetas, puedo ofrecerte algo más de esa misma sección/etiqueta. Si lograra darle algún tipo de jerarquía a los contenidos de la sección/etiqueta y hacer que ese conjunto de contenidos se ordenara por algún factor de relevancia (número de visitas, efecto en redes sociales, etc), pues, mejor sería la selección que tendríamos para ofrecer.
Bueno, todo lo anterior ya lo hace Facebook. Vale decir, muestra los contenidos de una sección (nuestros amigos), para una etiqueta determinada (por ejemplo, los amigos a los que más leemos) y finalmente, de ellos nos muestra lo que están haciendo con mayor frecuencia en nuestro muro.
Eso ha llevado a que nos encerremos en una especie de caja (en inglés, echo chamber), en la que vemos lo que nos gusta y rara vez lo que nos disgusta. Y, ya tenemos claro que eso es un problema que los medios no han podido resolver: la gente no está usando los medios para informarse ya que dedica su tiempo a las redes sociales y allí sólo ve lo que quiere ver.
¿Qué deben hacer los medios entonces? Lo de siempre, ser una guía hacia el mundo, mostrar lo que está a la vista pero no se ve. La forma de hacerlo es la de siempre: buen contenido.
Sin embargo, hay algo que quienes hacemos periodismo digital podemos aportar. Sobre la capa de buen contenido (que es imprescindible) se debe ofrecer una capa de interacción que ayude a que las personas interactúen con lo que leen o miran, de tal manera que puedan explorar por sí mismas y darse cuenta de lo que les falta saber.
Hasta ahora, el contenido ha sido pasivo, pero lo que las redes sociales nos han mostrado, es que cuando el contenido se activa, se producen situaciones nuevas que llevan a las personas a preguntarse cosas que hasta ese momento ni siquiera sabían que ignoraban (casi lo mismo que hacía Sócrates cuando caminaba con sus alumnos).
Por lo mismo, cuando mostremos un contenido deberíamos ofrecer otro inesperado. No más de lo mismo, sino que algo distinto y complementario de lo que estoy mirando. Si leo una declaración, la oferta debería ser algo así como “y qué dijo el otro” con el respectivo enlace. Si en un texto hay datos aportados por alguien, entregar al lado un espacio interactivo para jugar con las cifras y descubrir conjuntos de datos que nos abran los ojos a la realidad. Un ejemplo actual, usando los datos que entrega Wikipedia: en Chile hoy existen un poco más de 100 mil haitianos y casi se habla de una invasión y descontrol; pero hay 400 mil personas de origen palestino de un total de 800 mil árabes. Todos ellos han mejorado al país, sin duda y mi tema es que con ese nuevo dato, cambia la perspectiva de cómo vemos la realidad.
El contenido de calidad debe estar acompañado de interacción de calidad. Sólo de esa manera el periodismo recuperará el espacio que está perdiendo frente a las redes sociales. Por lo mismo, los periodistas deben aprender nuevas formas de contar historias y sacar lecciones de lo que hacen las redes sociales. Ambas son tareas pendientes y queda poco tiempo para resolverlas.
Si nos demoramos un poco más, pudiera ser que los usuarios ya ni se acuerden de que antes éramos los que ofrecíamos la información del mundo.