Hay tres leyes que rigen a los robots, según Asimov. Sobre ellas levantó un conjunto enorme de textos que vale la pena leer (por ejemplo, el cuento «La última pregunta«).
Esto va a propósito de una entrevista que dio hace unos días Sam Altman, el director ejecutivo de OpenAI —la empresa estrella de la inteligencia artificial por estos días—, en la que se refirió con detención a lo que está haciendo y al futuro de aplicaciones como ChatGPT, de la que hablamos hace poco.
Allí planteó un tema novedoso: las inteligencias digitales que se vayan programando en el futuro deberían tener la posibilidad de que se les entregue un marco de referencia de lo que pueden hacer; fuera de eso, no deberían actuar. Dijo: «las sociedades se tendrán que poner de acuerdo y generar leyes respecto de lo que las inteligencias artificiales nunca podrán hacer». Añadió que por tratarse de modelos de lenguaje, pueden entender un texto que les ponga reglas, bordes y límites. «Podemos decirles , estos son los valores a los cuales queremos que se apeguen», agregó. Sin embargo, también dijo que habrá diferentes sistemas en el mundo, cada uno con sus reglas.
O sea, lo de Asimov, puede quedar en un cuento.
Nuevas herramientas
En la misma entrevista, Altman aseguró que trabajarían para ofrecer herramientas que permitieran determinar si algo estaba escrito con un sistema automatizado.
De hecho, hoy mismo lo dieron a conocer. Lo probé de inmediato con el texto que usé en el post en el que hablé de esta tecnología y, lo reconoció como propio.
Ha pasado poco tiempo pero hemos vistos muchos cambios. Las alternativas que proveen los nuevos sistemas van a seguir apareciendo y así como nada, el futuro que esperábamos que apareciera se va a ir concretando de manera reconocible. Alcanzaremos a vivir el futuro que soñamos cuando niños, probablemente. Lo que a esta altura, no sé si será para bien o no. Habrá que ver.