Como casi todos los que trabajan con un computador de escritorio conectado a Internet, voy llegando a buenos contenidos gracias a sugerencias que veo en redes sociales, en mi caso Twitter. Un like por acá, una sugerencia directa por allá, me llevan a dejar pestañas abiertas para ver más tarde. Por ejemplo, de la última semana, tengo la lista de 41 aspectos a cambiar en un sitio web para mejorar el SEO o la guía de la U. de Cornell para que los alumnos se autoevalúen en un curso (y evitar que todos se pongan un 7 entre ellos). Sí, una lista diversa.
Mi problema es que si no actúo a tiempo, las pestañas siguen abiertas, generando problemas de memoria en mí (tratando de recordar qué me llevó a dejar abierto eso) y en el browser. He probado con aplicaciones que sirven para guardar esa información, pero queda todo archivado, como las páginas que se guardan como favoritas: guardado una vez y visitado nunca. El bueno de Patricio Contreras vive lo mismo, pero él organiza todo en una base de datos, e incluso enseña cómo hacerlo.
Las tareas de hoy
Eso me lleva a la necesidad de hacerme cargo de un tema mayor: preocuparme sólo de lo qué necesito hacer hoy, desechando lo demás. La idea de que hay que guardar las cosas porque me pueden servir luego (que practico con cierto apego en la vida real), no debería persistir en mi actividad digital. Ya tengo temas en los que estoy trabajando (de hecho, estoy escribiendo este post aquí y no en mi blog, en lugar de dedicarme al libro en el que estoy activamente trabajando hace 3! años) y no debería buscar otros. Pero allí están las pestañas abiertas que muestran lo contrario.
Para que no quede como que me he dejado llevar sin luchar, debo decir que desde hace un tiempo uso Trello para tener un kanban de actividades que me ayude con las prioridades. Además, tengo un calendario/agenda (papel y digital) para llevar anotado el futuro, y recordarme qué he hecho en el pasado. Pero hay algo de miedo a que se me pase algo por alto y no me dé cuenta a tiempo, que sé que me está afectando.
Ser digital
Una de las gracias de ser digital es que tienes cada vez más herramientas para trabajar, acceso a mayor cantidad de información y posibilidad de interactuar con gente variada e interesante de todo el mundo. Y, a Dios gracias, lo hacemos.
A cambio, una de las sensaciones que deja todo esto, es que estamos viviendo y abarcando más de lo que deberíamos. Quizás una vida más lenta, con más música (clásica, por ejemplo) y lectura (leer a este filósofo es un deber), sería interesante.
Comienza febrero, pleno verano en el sur del mundo, buen tiempo para pensarlo.