La necesidad de transparencia en los medios

Un par de experiencias de los últimos días han mostrado el rol que juega la transparencia de los medios de comunicación cuando están cumpliendo la tarea de ser quienes nos cuentan qué pasa en el mundo.

Cada vez que lo hacen se juegan la confianza que tiene en ellos la audiencia que los utiliza y, por lo mismo, cualquier error tiene un efecto inmediato.La primera y más cercana evidencia en este sentido es la tormenta que está viviendo por estos días The New York Times, debido al cierre de su sección de deportes para dejar la responsabilidad de esa cobertura al sitio The Athletic, que cubre deportes y que fue comprado por la empresa hace un año.

¿Cómo nos enteramos? Además de lo que se conoce por muchas vías, lo supimos gracias a la cobertura del propio medio que lo informa como si se tratara de cualquier hecho noticioso ajeno a ellos. Por ejemplo, detalla que los periodistas le enviaron una carta al dueño, que se juntaron con él y, como corresponde, ofrece trascendidos de ese encuentro.

Además, a través de los comentarios del artículo, es posible llegar a más datos y avanzar en el conocimiento del hecho. Es decir, el artículo se transforma en el punto de partida para entender el contexto, incluyendo la discusión sobre el sindicato y las pérdidas financieras ligadas al negocio. Informan aunque les afecte hacerlo.

Otra experiencia similar fue cuando la Defensora del Lector del diario “El País” de España criticó a su propia aplicación móvil, por ofrecer una mala experiencia de usuario. Escribió al respecto:  “¿Es suficiente el esfuerzo para asegurar que el canal principal de lectura de los suscriptores sea una buena herramienta y se convierta en una vía de captación y fidelización en vez de en lo contrario? Esta defensora cree que no. A día de hoy, la aplicación no está a la altura de sus lectores”.

Esclavos en The Guardian

Un caso más extremo es lo que hizo el diario inglés The Guardian en marzo de este año, al publicar una serie llamada Cotton Capital que fue el resultado de una investigación histórica de dos años de duración para descubrir las relaciones entre los fundadores del diario y la esclavitud. Su foco fue la relación entre John Edward Taylor, que fundó The Guardian en 1821, con negocios ligados a la esclavitud o bien, con socios que hubieran sacado provecho de esa ella.

Imagen del reportaje de The Guardian sobre los lazos de sus fundadores con la esclavitud.

La Dra. Cassandra Gooptar, historiadora y especialista en el tema y quien estuvo a cargo del proyecto, concluyó que nueve de los 11 financistas iniciales del diario “tenían diversos vínculos con la esclavitud transatlántica, a través de la cual generaron su riqueza. Esta investigación se suma a un corpus cada vez mayor de trabajos en este campo. Espero que sirva de trampolín para otros estudios que tengan como eje central las vidas y las historias de las personas esclavizadas”.

¿Por qué decidieron investigar esto? Pues, porque como resultado del movimiento Black Lives Matter en 2020, muchas organizaciones decidieron revisar su pasado para entender su relación con la esclavitud y el colonialismo. En el artículo en que explican esto, añaden: “The Guardian estuvo a la vanguardia de la información sobre este extraordinario movimiento, pero no podía hacerlo sin mirarse también a sí mismo.”

Como resultado, la empresa dueña pidió perdón por su pasado y comprometió diversas acciones en relación con esa situación, incluyendo financiamiento para acciones concretas.

¿Cómo andamos por casa?

La verdad es que en Chile no hay mucho que mostrar sobre transparencia –en este estilo–, porque los ejemplos casi no existen; salvo Ciper que ofrece muchos datos acerca de cómo se financia y la manera en que trabaja, no hay otros casos de este tipo.

Ahora, si miramos la vara alta que deja el diario inglés, ni siquiera nos acercamos al necesario “pedir perdón” por el rol que los medios jugaron en su momento en la historia nacional.

Un artículo escrito por profesores de Periodismo de la UC para responder a la pregunta “¿Cómo contribuyó la prensa al quiebre de la democracia chilena?”, recoge una reflexión de la «Comisión de Verdad y Reconciliación», establecida en 1990 para investigar las violaciones a los derechos humanos en la dictadura:

«Finalmente, no puede olvidarse –en la descripción de la fase última de la crisis, 1970-1973– el papel jugado por los medios de comunicación. No en todos ellos, pero sí en algunos, especialmente escritos, de vasta difusión –y de ambos bandos–, la destrucción de la persona moral de los adversarios alcanzó límites increíbles, y se recurrió para ello a todas las armas. Presentada así en ambos extremos, la figura del enemigo político como despreciable, su aniquilamiento físico parecía justiciero, si no necesario, y no pocas veces se llamó a él abiertamente»

Dado que vamos a cumplir 50 años de ese período y que subsisten varios medios de comunicación de esa época, cabe preguntarse: ¿se ha avanzado por parte de los propios medios en entender la responsabilidad que tuvieron? ¿Se han planteado ellos mismos la responsabilidad actual que tienen respecto de la democracia? Hasta ahora su silencio responde a esa pregunta.