Mis 30 años digitales

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El libro “No-Cosas” de Byung-Chul Han representa un desafío para personas como yo que hemos pasado gran parte de nuestra vida construyendo objetos digitales. De hecho, en este año cumplo 30 años haciendo sitios web, un oficio en el que me gané la vida y que, al comienzo, me tocó construir “a mano” debido a que había que escribir todo el código para lograr que aparecieran las cosas que esperábamos desplegar en una pantalla.

Pero no nos alejemos del tema: el filósofo (que no está exento de críticas) identifica las no-cosas con la información. Plantea que el énfasis que le damos a las pantallas por la que se despliega este sinfín de datos, nos está alejando del sentido que debe tener nuestra vida, ya que reemplazamos lo real por lo digital.

Es imposible detenerse en la información. La contemplación detenida de las cosas, la atención sin intención, que sería una fórmula de la felicidad, retrocede ante la caza de la información.

Más adelante en el mismo texto enumera las cosas que parecen ser reales pero que son reemplazadas por emulaciones de lo que se hace, sin llegar a un propósito concreto.

Hoy corremos detrás de la información sin alcanzar un saber.Tomamos nota de todo sin obtener un conocimiento. Viajamos a todas partes sin adquirir una experiencia. Nos comunicamos continuamente sin participar en una comunidad. Almacenamos grandes cantidades de datos sin recuerdos que conservar.

Los destacados en estos párrafos son de las palabras que marca el autor en su relato. De ellos sobresale su mirada acerca de que la mejor forma de enfrentar el mundo, es volver a lo físico, a sentir de verdad. Llama a emplearlos porque “sólo el uso prolongado da un alma a las cosas”.

Libros de papel

Puedo decir, a propósito de mis 30 años digitales, que la mayor parte de lo que he construido ya no existe. Ha desaparecido, sin ruido ni destellos. Sólo se ha apagado. Sólo sigue en la memoria de quienes lo construimos y usamos.

La imagen muestra una línea de tiempo en torno al trabajo digital

Mi forma de enfrentar ese vacío digital ha sido a través de un hobby físico. Me hice carpintero y por eso tengo muchos muebles pequeños y rústicos cerca, que mejoro y reparo a medida que lo necesitan.

La otra manera son los libros. Aunque el primero fue digital, los siguientes han buscado el papel. De hecho, en las próximas semanas saldrá a circulación uno de ellos, del que ya habrá noticias. Y, para el siguiente, del que fui contando su avance en este espacio, estoy en el proceso de buscar editor mientras avanzan sus correcciones y mejoras.

Por favor, no crean que estoy triste por la pérdida de lo digital. Es simplemente su característica. Los bits fueron hechos para durar mientras haya electricidad que los sostenga en su lugar. Una vez que eso deje de ocurrir, ya habrán cumplido bien con su papel. Y eso, estará bien.

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