Si tomamos como referencia los primeros sitios web comerciales que aparecieron (Yahoo, BBC, IMDb, entre ellos) llevamos casi 30 años haciendo contenidos digitales. En mi caso, durante el próximo año cumpliré esa meta.
Este tiempo de desarrollo de la industria de contenidos debería ofrecernos una idea bien definida acerca de cuál es la real vocación (o la forma y función) que debe tener lo que se publica en una pantalla. Es decir, entender para qué sirve y para qué no. Qué cosas hacer y qué evitar.
Pero vemos cada día ejemplos de que hay quienes no entienden y, por eso, aprovecho la ocasión para darle una vuelta a estas capacidades y posibilidades. Aunque en mi libro del 2009 planteó las 8 características principales de los contenidos digitales, para esta pasada quiero poner énfasis en tres de ellos.
Los tres principales
Interactivo, siempre. Creo que es una de las características más relevantes, que es la capacidad de hacer cosas en pantalla usando las capacidades de la web. Por lo tanto, si hay que poner énfasis en un tema cuando se trabaja en digital es que el contenido sea breve y permita ejecutar tareas orientadas a un objetivo.
Actualizado de manera permanente. Significa que lo que está publicado será visto como la última versión existente y que habrá que hacer algo para informar en caso de que no sea así. Vale decir, toda publicación permanente debe tener fecha y debe ser exhibida en cada pantalla. Además, que a juzgar por los cambios que ha hecho Google con la indexación (antes muy simple, hoy bien complicada), será preferible reutilizar URLs ya posicionadas antes de crear nuevas.
Adaptable al dispositivo. La idea es que lo que se muestre lo haga de acuerdo al computador, celular o tablet desde que se hace la visita. Aunque esto suena muy obvio, aún hay espacios digitales que siguen mostrando el tamaño escritorio en el celular. Y le toca al usuario hacer las maniobras para agrandar y lo que vé y hacer las acciones que requiera. Mi banco, por ejemplo, sigue en eso (para motivarme a adoptar la aplicación que con tanto entusiasmo promueve). Pero si las personas usuarias no se adhieren a ese cambio, no queda otra que atenderlo bien donde estén.
Aprovechar la AI
Adicional a esto, creo que con la inteligencia artificial se abre una nueva etapa para los contenidos, gracias a la que se pueden hacer cosas muy complejas para procesos que dependan de actividades manuales. Algo de esto lo están explorando algunos medios para ofrecer resúmenes, como comentamos previamente. Pero se puede hacer más.
Por ejemplo, imagínate esto: usar AI para cambiar el título de una noticia cada ciertos minutos en sitios con alto tráfico. Luego de una hora de operaciones, calcular cuál de esos títulos alternativos se desempeña mejor y dejarlo estable (es decir, un Test A/B masivo y automático). Con eso se consigue que el título se adapte para presentar los contenidos de la manera que mejor capture la atención de la audiencia.
Otra posibilidad: hacer versiones minimizadas de textos largos para entregar el contenido resumido: para leer en 30 segundos o en 1 minuto. Que se puedan escuchar. Que se puedan ver en video. Todo de manera automática, usando la AI como motor de la transformación.
Es decir, dado que es digital hay que abrir el espacio para que el contenido pueda transformarse y hacer sentido al hecho de que esté en una pantalla. Como se ve, se cumplen 30 años pero hay bastante trabajo por delante.