Lo primero que debo aclarar es que el medio que usé fue Claro Sports. No un medio tradicional chileno, sino que uno mexicano dedicado a los deportes. Valió la pena: siempre una dupla de personas conocedoras de lo que se mostraba, con el énfasis y el contexto justo para entender lo que estaba en pantalla.
Ver un evento como París 2024 por esa vía fue una gran decisión. Porque pude darme cuenta de lo que se gana y también de lo que se pierde.
En lo que se gana, la posibilidad de disponer de una parrilla de emisiones simultáneas donde podíamos elegir el deporte que fuera más interesante en el momento. Gracias a eso llegamos a ver surf, tiro con arco y básquetbol, por poner algunos de los que más disfrutamos. Dejamos de ver fútbol (que es lo que se conoce como “deporte”, por omisión en Chile). A eso se sumaba una serie de clips con lo mejor de un evento, para acceder a otros de manera más rápida.
En lo que se pierde, echamos de menos las historias personales. Es decir, como no había alguien que estuviera reporteando no pudimos conocer las sensaciones de boca de quienes participaban. En este esquema faltó eso. Porque eso no era parte de la oferta. Es como si hubiéramos estado en las graderías y pudiéramos haber visto los eventos, pero sin información de primera línea de quienes estaban allí para ser protagonistas.
Hubo historias
Porque las historias abundaron. Pero nos enteramos gracias a las redes sociales. Ya sea por X o Instagram, fue posible llegar a ellas.
De las que destacan, me quedó lo que contó Jerome Brouillet, fotógrafo de AFP tras hacer la impresionante imagen del surfista Gabriel Medina: «Me gusta decir que tomar fotos es como hacer surf. Es una mezcla de preparación, devoción, tiempo justo, algo de experiencia y un toque de suerte».
Pero hay más. Léon Marchand, un nadador francés, saltó a la fama en estilo mariposa al superar toda expectativa y marcar un récord olímpico. Al contar cómo se prepara para enfrentar una final dijo: “Me pregunto qué pasará si termino último. Y la respuesta real es “nada”. Mis papás me seguirán amando y mis amigos seguirán allí. Así que todo lo que tenía que hacer era rendir lo mejor y mirar”.
Y lo de la atleta australiana Jemima Montag que llegó tercera en la prueba de la marcha. En la entrevista que dio en la meta comentó que quería la medalla, pero que no la necesitaba. Le pidieron un consejo para las niñas que la miraban. Dijo: «Sigue jugando, a tu manera» (“Play on, in your own way”).
En resumen, estuvimos en los eventos, vimos y entendimos todo. ¿Qué faltó? Conectarnos a la emoción que entrega quien está allí por ti, para ayudarte a mirar. Eso que te entrega el periodismo.
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