Siempre necesitas un sherpa

Pasé parte de mi niñez arriba de los cerros. Nada heroico, ninguna cumbre o recorrido memorable, pero me quedó el recuerdo de esa vida al aire libre. De mi papá aprendí nombres de plantas, pájaros y traté de hacer lo mismo en mi turno.

Recuerdo una vez en la orilla del río Claro, un poco más abajo de las 7 Tazas cuando, en una tarde soleada, un niño del lugar —un poco menor que nosotros— nos advirtió a mi hermano y a mí, que esa noche llovería fuerte. ¿Y cómo sabes eso?, preguntamos. Es que el río está sonando, explicó. La razón era extraña, especialmente porque cuando estás a la orilla de un río cordillerano, que baja rugiendo entre piedras, no logras escuchar nada más que el ruido del agua. Entonces, ¿qué sonido escuchaba él? No le creímos.

Esa noche una tormenta sorpresiva para nosotros, se llevó nuestra carpa flotando y escapamos ilesos, por poco.

Hacia el Everest

El próximo 29 de mayo se cumplirán 70 años desde que Edmund Hillary, un apicultor de Nueva Zelandia de 33 años que luego sería nombrado Sir, y el sherpa Tenzing Norgay llegaron a la cima del Everest. Lo que no sabía hasta que investigué para este boletín, era que el guía ya había participado en seis expediciones previas que intentaron subir, desde 1935 en adelante, y que el año previo había estado apenas a 250 metros de la cumbre con una expedición suiza.

Foto de The Guardian con los montañistas tras bajar del Everest.

No obstante, el nombre de Hillary es el más recordado en Occidente. El de Norgay, en Oriente. Tras la hazaña, él siguió en India, abrió una escuela de guías y se mantuvo fiel a la montaña, llevando grupos hacia las alturas.

Necesitamos sherpas

Como en mi pequeña historia en el río o en la gran historia del sherpa Norgay, aparece alguien que por los motivos que sean, ayuda a quien llega hasta el límite de lo que conoce y le permite entender lo que hay más allá, los riesgos y las posibilidades. Queda en manos de quien recibe el dato hacerse cargo de la información y tomar las medidas adecuadas.

Claro que para hacerlo, hay que estar atentos a las señales, a las advertencias y a los pequeños cambios que pueden servir como evidencia de lo que está por pasar.

En el mundo digital en el que vivo, estamos en ese momento. Viene un cambio enorme en la forma en que nos relacionamos con los computadores Esta semana, por ejemplo, ha estado llena de anuncios. Google y Bard. Bing y ChatGPT. Meta y su AI. El paisaje está a punto de cambiar y necesitamos entender por dónde sigue el camino. Más que nunca necesitamos de un sherpa que nos guíe. Mi consejo, abrir los ojos y buscarlo. También estoy en eso.