Debido a temas familiares, la semana pasada (martes a lunes) estuve en Buenos Aires haciendo una vida de persona local, (casi) no turista. Usé la Sube (tarjeta para el transporte) para andar en Subte (metro) y bondi (micro), comí una muzza (pizza), entendí, aunque no llegué a probar, qué era una bondiola (corte de carne) y sí probé buena birra (cerveza).
Cuento esto no con algún tipo de afán, sino porque tuve la oportunidad de hacer dos experimentos. Uno fue vivir un par de días sin conexión de datos (andar sin Internet en la calle) y luego, hacerlo con roaming de datos.
La primera parte permitió poner a prueba la memoria, el uso de las señales y señalética, y gozar la sensación de estar perdido. No hay mejor lugar, creo, para estarlo como es esta ciudad cuyo centro es, realmente, de un tamaño majestuoso. La segunda, ver cómo las aplicaciones reaccionaban ante un usuario que habitualmente ubicado en Santiago de Chile y que, de pronto, abre la misma pantalla pero en otra ciudad.
Sin Internet
Para vivir sin Internet en una ciudad hay que desempolvar varias capacidades olvidadas. Por ejemplo, leer mapas. Preguntar en la calle. Buscar signos y señales. Ver dónde está el sol para buscar el norte. Es una maravilla que todo eso permita avanzar y entender el espacio y ayuda a entender y discriminar entre la densidad de información que está disponible para ser usada.
Un mecanismo habitual fue usar Google Maps cuando tenía wifi y hacer imágenes de acercamiento capturando la pantalla del teléfono; luego cuando llegaba al lugar, volvía a comprobar esa imagen con lo que encontraba en la calle. Muchas veces no coincidía y allí aparecía la segunda capa: ver las señales del lugar. Si no era suficiente, la tercera capa: preguntar.
Por supuesto, era la más interesante. Por ejemplo, en una ocasión sabía que estaba a tres cuadras de la calle Paraguay y entré a un banco para asegurarme si iba en la dirección correcta o bien, debía ir en sentido contrario. Le pregunté a la persona que estaba como guardia. No sabía. Sacó su teléfono y escribió Paraguay: Google le respondió con el mapa del país. Nos reímos ambos. Eso permitió conseguir más datos de la zona.
Quizás el problema más complejo de este formato fue entender la manera en que estaba construida la información en la calle. No siempre los letreros con los nombres de las calles estaban en el mismo lugar. Ni tampoco eran del mismo tipo y color. Casi siempre había excepciones, que impedían entender lo que estaba expuesto a simple vista. Incluso, en un caso, una estación del Subte tenía tres nombres distintos.
Con Internet
Usando el roaming de datos todo fue más simple. Con el mapa a la mano ocurrió algo interesante: era posible tener una realidad aumentada. Ya se podía entender que no sólo era un edificio, sino lo que había en su interior y hacer preguntas más ricas acerca de su historia o situación actual.
Asimismo, fue posible acceder a precios, oportunidades comerciales e incluso, situaciones informativas que de otra manera no era posible revisar.
¿Cuál es mejor?
Para la vida lenta del que viaja, sin Internet. Para la vida rápida del que tiene que cumplir con tareas y hacer actividades, con Internet.
Sin embargo, para efectos de los temas de diseño de experiencia de usuario, diría que la gran enseñanza de estos días tiene que ver con la importancia del contexto. Cambiar el país influye mucho. Por ejemplo, la aplicación de Whatsapp le comenzó a ofrecer el texto predictivo a mi señora que usaba el modo argentino de hablar. En mi caso, al buscar precios de productos debía tener mucho cuidado para ver si me ofrecía valores en pesos argentinos o chilenos, porque casi nunca lo indicaba. Sólo un signo $ y el valor.
Por lo mismo, si hay que tener algo a la vista es que el contexto de obviedad de todo (desde nuestros productos hasta nuestras ciudades), genera una complicación enorme a las personas. Deberíamos hacer este tipo de ejercicio más a menudo con nuestros productos, ya que mientras más fácil sea entender los mensajes (gracias a que todo está bien explicado), mejor experiencia y más tranquilidad, además de mejores resultados para quien los usa.