Durante la semana y mediante una red social estuvimos conversando con algunos amigos y a propósito de un tema que levantó Sady Maureria, acerca del impacto que están teniendo los “youtubers” (personas que publican contenidos frecuentemente en YouTube) entre las audiencias más jóvenes.
Durante el último año he tenido la oportunidad de seguir de cerca el trabajo de algunos de ellos y, principalmente, el impacto que tienen en sus audiencias. He ido a juntas y presentaciones y, claramente, me doy cuenta que hay algo allí, que nace naturalmente por las ganas de comunicarse de un grupo de chicos (tanto los que hablan como los que escuchan y a su vez hablan), que es digno de ser mirado con interés.
Por ejemplo, hay un álbum coleccionable que se define como “el primer álbum de stickers coleccionables de youtubers chilenos!” y que está siendo vendido en todo el país.
Desde ese espacio, cada vez que se generan acciones, logran reunir decenas de interesados que ven la forma de estar cerca de los youtubers. Pero al mismo tiempo ellos, que son el público, buscan ser nombrados y reconocidos y establecer diálogos permanentes. Lo que hace más interesante todo esto, es que ocurre a través de un medio, como es el sitio de videos de YouTube en el que los primeros publican y en el que los segundos responden. Pero además se mueve hacia Facebook y otras redes, donde se amplifica el mensaje.
La primera lección que deja este episodio y que sirve para quienes producen contenidos digitales, es que cada vez es más importante que quien realiza dicha acción debe estar listo para la interacción (escribir y publicar y luego comentar y responder a la audiencia interesada).
La segunda lección es que no hay un medio, sino que son múltiples medios interactuando entre ellos y que quien logra usarlos y participar con los interesados, aumenta su capacidad de generar influencia y llegar con el mensaje que quiere entregar.
La tercera es que el contenido por sí solo no sobrevive y la única forma en que se mantenga es que genere una experiencia que incluya a quienes lo consuman. Y que esas personas no sólo quieren decir algo, sino que desean participar, ser nombradas y tenidas en cuenta y por lo mismo, incluir en lo que sigue.
Lo importante de estas constataciones es que el público que está consumiendo esta información hoy tiene entre 10 y 15 años. En diez años más ellos estarán decidiendo tendencias y en 20, dirigiendo el consumo. Si uno es una marca y quiere permanecer, es bueno irse fijando por dónde va la mano y darse cuenta que la manera de generar información hoy (de una sola vía y sin respuesta), tiene fecha de expiración.