Un experimento de Substack, la plataforma para enviar boletines, abrió un espacio significativo en relación con la forma de escribir contenidos digitales que vale la pena considerar como una herramienta habitual de trabajo.
Se trata del test A/B y funciona de la siguiente manera: se hacen dos versiones de un texto que llama a realizar una acción (A y B) y se muestran a la audiencia en partes iguales. Es decir, durante la primera hora después de su publicación, a la mitad de los visitantes se les muestra la página con el texto A y a la otra mitad, la versión B.
Al término del periodo de prueba, se decide cuál de ellos genera la mayor cantidad de actividad. El que tiene mejor rendimiento se mantiene para las siguientes horas. Por supuesto, todo eso se hace de manera automatizada buscando mejorar el desempeño de lo que se publica.
El experimento Substack
En el caso que comentamos, Substack me ofreció la semana pasada crear dos versiones del título del boletín. Para llevarlo a cabo, una vez que el texto estuvo listo, me permitió escribir un segundo título (el de la imagen) que se mostró a quienes recibieron el boletín durante la siguiente hora.

Gracias a eso, el mail se comenzó a enviar con uno y otro título a la base de datos de suscriptores. Basado en los resultados obtenidos en la apertura de los mensajes el sistema tomó la decisión de declarar ganador uno de los dos y a partir de allí se usó para los siguientes envíos (ver la imagen con los resultados).

A propósito, el segundo título fue una sugerencia de Gemini a través del siguiente prompt:
Genera tres títulos alternativos para el siguiente: «La biblioteca de prompts que necesitamos». La idea es que el título sea atractivo y promueva que a la audiencia le interese leerlo. El artículo al que se accede con ese título aborda la idea de que estamos construyendo un listado de instrucciones para modelos de inteligencia artificial que ayuden a periodistas y creadores de contenidos, a mejorar su trabajo gracias al acceso a ideas interesantes y constructivas que apoyen su trabajo.
Títulos automáticos
Todo este proceso me lleva a considerar una nueva forma de escritura basada en la intervención permanente y automatizada de tres elementos de trabajo. Por un lado, gracias a las estadísticas de un sitio se ve qué funciona mejor. Por otro, se aprovecha la capacidad de un modelo de lenguaje basado en IA que pueda generar títulos automatizados de manera habitual y que tenga la capacidad de ir cambiando los que están publicados durante un periodo de tiempo. El elemento final es la evaluación de cuál genera el mejor resultado y, basado en esa comparación, se decide la que se mantiene en el tiempo.
Esto da por hecho de que un contenido se publica con un título inicial en diferentes lugares (por ejemplo, portadas y portadillas de secciones, además de redes sociales) para ver cuál consigue mejores respuestas de la audiencia. El que genera las mejores reacciones, se queda.
Creo que de esa manera se le saca el mayor provecho a las capacidades de automatización que ofrecen estas nuevas herramientas y se libera tiempo para que las personas dedicadas al contenido hagan lo que mejor saben: buscar y escribir historias.