Hace 10 años el equipo digital del The New York Times publicó Snow Fall, un especial acerca de una tragedia en las montañas que daba cuenta de una avalancha que destruyó todo a su paso y mató a tres esquiadores de alto nivel.
Publicada seis meses después de que ocurrieran los hechos, fue una historia presentada en seis partes que incluía relatos en video de los protagonistas y espectadores e incluía gráficos interactivos y simulaciones animadas, además de unas increíbles vistas en video de la nieve moviéndose.
Todos los que vimos eso, me incluyo, por cierto, nos dimos cuenta que el potencial que podía alcanzar el periodismo digital se estaba cumpliendo con ese tipo de trabajo. Ganó varios premios relevantes en Estados Unidos, incluyendo el Pulitzer.
Sin embargo, salvo excepciones, este tipo de demostraciones no siguieron ocurriendo. Hubo trabajos similares (basta ver los finalistas de cada año del Online Journalism Awards) pero la norma fue que el tipo de trabajo habitual del periodismo digital empleara otros métodos para contar historias. De allí que viéramos aparecer fenómenos como los listicles o artículos hechos como listas (al estilo de las 10 cosas que no sabías de…) o el clickbait, esas historias con un título cautivador que luego no tenía un correlato en la historia que lo acompañaba. Además de una carrera sin fin por contar la última novedad, abriendo paso al clásico “noticia en desarrollo”.
Las explicaciones
Hay buenas explicaciones, en todo caso, para que no hubiera más trabajos con ese tipo de despliegue.
Una razón es que se requiere de habilidades que cuesta mucho juntar. En el caso de Snowfall, el equipo gráfico y de diseño se integró por once personas (incluyendo un fotógrafo, tres personas en video y un investigador), a los que les tomó más de seis meses armar todo el especial.
Una segunda razón es que se requiere tiempo para hacer buenas investigaciones que permitan conseguir y juntar las historias que se van a contar.
La tercera, es que se requiere de liderazgo para enfrentar el problema de tener a un grupo trabajando un largo tiempo sin posibilidad de hacer algo más.
Todo lo anterior, cruzado con la crisis de la industria, imposibilitada de hacer inversiones mayores en las historias y por ello sólo llegaron hasta la investigación (amplia y rigurosa, como se vio en Panamá Papers en 2016 o en Pandora Papers en 2021), sin cruzar el espacio hacia la puesta en escena de la que SnowFall sacó tanto provecho.
Podemos decir que hay y seguirá habiendo periodismo, con buenas historias y un trabajo fuerte por llegar con lo que se debe saber. De seguro tendremos que trabajar extra para lograr que la forma de contarlo le haga sentido a los medios que los usuarios tienen para acceder a esa información. Allí queda mucho por hacer.