En todo el mundo se busca la verdad

Cuando hay elecciones —y en Chile estamos en un período electoral— no falta quien usa todos los medios disponibles para ganar votos. Esto que pareciera lícito tiene un lado oscuro, cuando esos métodos incluyen verdades a medias, información inexacta y, directamente, mentiras.

El problema es que en este último ámbito ha habido tanta lamentable creatividad, que ya se cuenta con varias palabras para describir el fenómeno. En inglés se usan al menos cuatro: Disinformation, Misinformation, Post-truth (o posverdad) y Fake News. Es tan complejo el panorama que ya hay papers dedicados al tema para explicarlo.

En simple, disinformation alude a información falsa, errónea o engañosa y puede ser inocua, mientras que misinformation es lo mismo pero con el objetivo de mentir deliberada o intencionalmente. Posverdad se refiere a la situación en que hay una relativización de la verdad  frente a un discurso que apela a la emotividad, creencias o sentimientos para ser aceptados por la sociedad, aunque siempre tiene algunos rasgos de verosimilitud. Por último, fake news es la forma popular de llamar a las noticias falsas de diferente tipo (desde sátira hasta engaño) que tienen una alta circulación entre las personas.

Ya hemos hablado de este tema antes, por lo que vale la pena reiterar el punto a través de esta imagen:

Los tipos de desinformación de acuerdo al trabajo publicado por el profesor Ramón Salaverría.

Hay que anotar que las cuatro formas de cambiar la verdad por mentiras aparecen con más fuerza que nunca en los períodos electorales.

¿Qué se hace frente a esto?

En varios países del mundo se está trabajando en el tema.

En Chile hubo una comisión académica dedicada al tema. Su inicio estuvo marcado por falsedades acerca de su motivación y alcances. Su trabajo final, entregado a fines del año pasado, urge por medidas concretas cuya ejecución, hasta ahora, no es tan evidente. 

En Brasil está en pleno desarrollo una investigación que se ha enfocado por estos días en el dueño de la plataforma X, quien se ha lanzado con todo en contra de la Corte Suprema del país. Incluso, con el apoyo de parlamentarios estadounidenses. A eso se añade que en los últimos años, en Brasil ha habido un trabajo constante en torno al efecto de la desinformación, dado que incluso las autoridades anteriores hicieron uso de estas acciones. Esto llevó a que, tras el cambio de gobierno federal, se iniciara el año pasado una campaña en contra de las fake news.

Por último, en India, un grupo de nueve medios en conjunto con Google lanzó una organización para combatir la desinformación. Bharat Gupta, CEO de Jagran New Media, explica que “aunque los periodos electorales se caracterizan por un aumento de la desinformación debido a lo mucho que está en juego, muchas de las crisis de desinformación más acuciantes van más allá de las campañas políticas. La desinformación sanitaria, la desinformación sobre el cambio climático, las estafas financieras y los contenidos educativos engañosos suponen importantes amenazas para todo el ecosistema de la información”.

De allí que se planteen que “la clave para mitigarlo reside en mejorar la alfabetización mediática e informacional para defender una sociedad de ciudadanos con pensamiento crítico. Aunque erradicar por completo la desinformación de Internet puede ser inalcanzable, estos esfuerzos pueden contribuir significativamente a crear una comunidad en línea más informada y exigente”.

Como para copiarlo, ¿no? De hecho, hay que recordar que un esfuerzo similar hizo Poynter y logró muy buenos resultados en España. Así que sí, se puede.