Parecía un chiste bien contado por la forma en que se presentó: una columna de opinión que abogaba por la importancia de que haya más información libre de pago, pero que se entregaba en un medio en el que se debe pagar para leerla. Pero no era broma, sino una forma de aumentar la contradicción en torno a esta situación: si no pagas, no lees ni te enteras.
En opinión del autor de la columna, la democracia se ve afectada cuando no hay información de calidad que ilustre lo que las personas requieren saber. Desde su perspectiva, los medios en Estados Unidos deberían dejar fuera de los muros de pago aquellas noticias relevantes para tomar una decisión acerca de las elecciones presidenciales en ese país, que vienen a finales de este año.
Jugando con el lema del diario The Washington Post (Democracy Dies in Darkness o la democracia muere en la oscuridad), el autor plantea que la democracia muere tras los muros de pago (Democracy Dies Behind Paywalls).
Aprovecho la oportunidad entonces para dar un par de ideas en relación con este método de generar ingresos: obligar a pagar.
¿Pagar por las noticias?
Es un hecho que cada vez de manera más frecuente estamos pagando por contenidos. De hecho, lo más probable es que quienes leen esta columna paguen por la música y la televisión que consumen habitualmente. También es probable que estén suscritos a espacios que ofrecen información específica en diferentes tópicos.
Los medios que cobran por noticias son cada vez más frecuentes o, para decirlo con tranquilidad, son pocos los espacios que tienen información de valor que dejan sus contenidos abiertos y gratuitos.
De hecho tanto The New York Times como Clarín, de Argentina, para citar dos casos que han dado a conocer su estrategia, se han inclinado por paywalls inteligentes. Se trata de un software que toma decisiones a partir de las acciones que has hecho en el pasado al navegar por el medio; mientras más renuente estés a pagar, más probable es que te deje leer; si, por el contrario, vuelves varias veces al medio para buscar contenidos, lo más seguro es que te interese una suscripción para acceder.
En un trabajo publicado por Reuters con la U. de Oxford, se estudió por qué se paga en 20 países y se concluyó que apenas un 17% de la audiencia lo hace y corresponde a un grupo que “tiende a ser masculino, más pudiente y mejor educado, con gran interés por las noticias y la política. La mayoría de quienes pagan suscripciones a precio completo son personas de más edad, mientras que los jóvenes tienden a pagar menos, o nada”.
¿Qué hacer entonces?
Financiar los medios no es tarea simple, por lo que no hay una receta que funcione en todos los casos. Quienes lo han estudiado con más detalle tienen claridad que debe haber una mezcla de fuentes de ingresos. Publicidad, por cierto, pero también suscripciones, donaciones, compra de espacios y una serie de otros métodos que incluyen hasta clases y actividades promovidas desde la redacción.
Sin embargo, hay que tener la claridad que sólo en los casos en que la audiencia perciba que hay un valor en estar junto al medio y recibir información de su parte, será el único camino que lleve a sentir la necesidad de apoyar a su financiamiento. Es decir, crear valor produce una relación de largo plazo de la que pueden surgir las oportunidades de negocio que ayuden a la sostenibilidad futura del medio.