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Escribir para la web: explorando nuevos formatos

Escribir para la web ha sido siempre uno de mis temas de trabajo, incluyendo un libro. Pero, se trata de una materia que está siempre cambiando y ofreciendo nuevas posibilidades; de allí que se haga necesario ir mirando lo que se hace para ver si esas nuevas herramientas le ofrecen una mejor apoyo al relato que se está realizando en un medio digital.

Probablemente, el desarrollo más conocido (aunque no el nombre) son las listicles o artículos creados como lista, que fueron popularizados por Buzzfeed a mitad de esta década y que luego llegaron a ser usados en todo el mundo. Normalmente llevan en el título en número y se trata de una enumeración de características de un tema determinado. Por ejemplo: “Las X cosas que no sabías de Fulano”. El desarrollo del texto en este formato, habitualmente es una redacción esquemática, rápida de llevar a cabo ya que se caracteriza por tener textos cortos y el amplio uso de elementos multimediales.

Probablemente, una derivación de este formato es lo que tiene en mente Google al ofrecer los resultados como listas desplegables (ver imagen), aunque de este tema hablaremos más la semana que viene.

Imagen de la página de resultados de Google
Google está experimentando con listas, para ofrecer nuevas formas de mostrar los resultados.

Otro desarrollo interesante ha sido el de los charticles o artículos hechos con imágenes, aunque su origen es más antiguo. Son más parecidos a lo que conocemos como infografías, pero que tienen una lectura más secuencial y por tanto son una forma de redacción más gráfica que visual, aunque el foco es lo que se muestra. Probablemente, el trabajo que está haciendo por estos días el sitio Pictoline representa muy bien este camino.

El último grupo de formato que hay que mirar es el de los smarticles, que está llevando adelante y a modo de experimento, el diario inglés The Guardian a través de su Guardian Mobile Innovation Lab.

Ellos lo describen como una forma de contar historias diseñadas para dispositivos móviles que ofrecen los contenidos mediante grupos y que los van desplegando a medida que los lectores los van pidiendo. La clave es que se comporta como un texto que despliega lo que uno quiere saber y va ocultando lo ya visto, lo que ahorra tiempo y genera una mejor experiencia de uso en los lectores.

Hay más formas, por supuesto (por ejemplo, Transmedia y Periodismo Inmersivo), pero las descritas en este artículos son interesantes de tener a la vista ya que requieren poco desarrollo y mucha capacidad narrativa, para contar las historias. El público, por supuesto, agradecerá la variación y recompensará con más visitas.

¿Te va a reemplazar un robot en tu trabajo?

La pregunta del título tiene que ver con un sitio web que he usado en clases, en el que uno escribe el nombre de una profesión y de vuelta llega el dato acerca de la probabilidad de que uno pueda ser reemplazado por un robot (o un software) haciendo las tareas respectivas.

Aunque los periodistas puedan creer que tienen su trabajo seguro debido a que la creación está vedada al software, las noticias al respecto muestran un panorama diverso.

Bueno, esto llega a propósito de lo que anunció ayer la empresa DeepMind (de Google), acerca de un software que se enseñó a sí mismo a jugar un juego de estrategia en cuestión de horas y que, al cabo de unos días, ya estaba en condiciones de derrotar a los humanos y por supuesto, a las versiones previas del mismo software.

Es lo que se conoce como máquinas que aprenden y es la amenaza que varios están mirando con cuidado.

Pregúntale al diario

Este jueves 6 se presentará oficialmente Google Home en el Reino Unido. El precio es de £129 según anuncia el sitio oficial y a cambio el usuario recibirá múltiples servicios, incluyendo, entre varios otros, las noticias de algunos de los más populares medios del país, incluyendo desde  BBC hasta The Guardian.

Si no has tenido la oportunidad de verlo, Google Home es una máquina que funciona como un parlante / micrófono, que tiene la capacidad de escuchar y entender lo que una persona dice y responderle usando lo que Google ha acumulado de conocimientos a partir de lo que sus usuarios preguntan y su motor de búsqueda responde. La gracia es que no hay que teclear nada, sólo hay que hablar y el dispositivo responde.

Con esto, Google se lanza en la carrera internacional por crear mercado para los asistentes digitales de audio, luego que en Estados Unidos no lograra alcanzar al Echo de Amazon (US$ 179), un dispositivo similar pero que tiene en su interior un software llamado Alexa cuyas habilidades (llamadas skills) incluyen tomar pedidos y comprar dentro de ese gran sitio de comercio electrónico (sólo funciona en Estados Unidos, por ahora), pero también tocar música y responder preguntas. También tiene las noticias: por ejemplo, The Guardian desarrolló ese skill para usarlo en el Echo.

Sin embargo, su principal gracia es que Amazon lleva un par de años en su desarrollo y ha seguido una estrategia diferente, lo que le ha permitido tener muchos socios en los cuales poner su software. Así en la última feria CES, que reúne a los principales productores de dispositivos electrónicos cada año en Las Vegas, todos estaban impresionados de la gran cantidad de marcas que estaban usando a Alexa (estaba en autos, refrigeradores, robots y diversos aparatos). Así lo contaron Wired, The Verge y BBC, por dar algunos ejemplos.

Más atrás, pero buscando su espacio en el mismo mercado están por supuesto Microsoft (Cortana), Apple (Siri) y Samsung (tiene su propio intento con Bixby en el S8).

Todo parece apuntar a que lo que sigue es el audio, en particular en situaciones en que el teclado y la pantalla no se pueden utilizar. Por ejemplo, en una conversación para conseguir un dato que la memoria no retiene; en la cocina para recibir instrucciones en la mitad de la preparación de una receta; durante un viaje en auto o al despertar en la mañana y preguntarle al diario: ¿qué pasó anoche?

Las audiencias dan señales antes del fin

Suena catastrofista, pero desde hace un tiempo que ronda la idea de que los medios de comunicación están cerca de desaparecer como los conocemos. Es un pena, pero si estudias comunicaciones, es algo que hay que enfrentar creativamente.

Lo anterior lo he venido diciendo hace algún tiempo y por tanto, no es mayor novedad si has leído este blog anteriormente. Pero hoy aparecieron dos artículos que me pareció bueno dejar consignados en este post, para que no se me pasen de largo.

El primero fue una nota del diario El Mundo que fue destacada por el profesor Ramón Salaverría (U. de Navarra) acerca de cómo los inversionistas están moviendo sus fichas fuera de la televisión. Allí dicen:

… sus colegas de Wall Street están cortando el cable financiero a las televisiones y a sus distribuidoras. Hasta hace apenas un año, la televisión era en EEUU un negocio seguro. Había publicidad de sobra y, gracias a un oligopolio de la distribución, la gente tenía que pagar sí o sí por ver las películas, las series y los acontecimientos deportivos. O sea: se cobraba dos veces. Una, a los anunciantes; otra, a la audiencia. Y entonces llegó internet. Y, con ella, los Netflix, YouTube (que ha dado inicio a un servicio de pago libre de anuncios), Hulu, Amazon prime, Roku, Chromecast y todo tipo de servicios y dispositivos que permiten independizarse de la televisión. Si antes se veía la tele en la caja tonta, ahora se ve a través del teléfono inteligente. El resultado: las acciones de los grandes grupos de televisión están siendo pulverizadas.

En mis clases suelo culpar a mis alumnos de estar matando la TV: todos ellos dejaron de ver las noticias en la televisión hace mucho tiempo y además, consumen sus contenidos vía las señales de los canales (asincrónicamente, por supuesto), Youtube o Netflix.

Google es la fuente confiable

El segundo artículo viene de un medio llamado Quartz que vengo siguiendo hace algún tiempo y que cita un trabajo que presentará la agencia de relaciones públicas Edelman en Davos, en los días que vienen. Lo ejemplifica el gráfico que se muestra a continuación:

El gráfico de Edelman que muestra en quiénes confían las personas a la hora de elegir dónde informarse. Google gana.
El gráfico de Edelman que muestra en quiénes confían las personas a la hora de elegir dónde informarse. Google gana.

En simple, la nota del medio señala:

Alrededor de mundo, un 63% de las personas dicen que confían en los buscadores para noticias e información, de acuerdo a una encuesta de 33 mil personas realizada en 28 países por Edelman, una empresa de relaciones públicas de Estados Unidos. Sólo el 53% confía en los medios online.

Lo interesante de mirar de la presentación hecha por la empresa, es que los medios tradicionales mantienen su importancia, pero baja cada año en que se mide y que claramente, serán reemplazado por la prensa online en algún tiempo. Y esto no porque los medios lo estén haciendo mal; es sólo que están haciendo lo mismo de siempre, mientras que la innovación la están haciendo los nuevos.

Concluimos que probablemente seguiremos viendo la supremacía de los medios tradicionales, pero queda claro que hay ruido de fondo. Lo hace la propia audiencia, que da señales de estar cambiando su forma de enterarse acerca de qué ocurre en el mundo.

A propósito, mi medio para llegar a estos artículos fue Twitter.

New York visto por sus habitantes

Un proyecto editorial que vale la pena ver es el que lanzó a mediados del mes pasado el diario The New York Times. Se trata de Walking New York, que permite recorrer la ciudad usando la vista de la calle que ofrece Google Maps, apoyada con la descripción que hacen los habitantes del lugar de ciertos espacios sugeridos por ellos mismos.

Como si lo anterior fuera poco, el sitio hace la oferta para que los propios visitantes sugieran lugares, marcando en el mapa la ubicación y ofreciendo su propia descripción. Incluso, mediante una página en Facebook se ofrece más explicación acerca del proyecto.

La portada del sitio Walking New York, con la imagen panorámica de la ciudad
La portada del sitio Walking New York, con la imagen panorámica de la ciudad

Este sitio forma parte de una serie que ha hecho ese diario en cooperación con los usuarios y lectores, ya que a través del buscador del sitio se pueden buscar otros similares, como el muy bello “Buscando la ciudad silenciosa” o el informativo “los verdaderos alcaldes” de la ciudad, realizado con motivo de la última elección municipal.

Si bien estos especiales multimedia son costosos de realizar por el tiempo de desarrollo que involucran, son el tipo de contenido editorial que le dan el sello a un medio, le otorgan una voz especial y logran que los usuarios retornen. Porque el buen contenido, no sólo tiene seguidores, sino es el que motiva a que quienes lo ven (como yo, en este caso), inviten a otros a visitarlo. Porque vale la pena.

Desafíos del periodismo que viene para quienes lo estudian hoy

Con motivo de una charla que dicté a estudiantes de periodismo hace una semana, me puse a buscar cuáles eran los desafíos que debían enfrentar quienes deberán trabajar como profesionales y dar sus primeros pasos, en una carrera que estará cruzada por el impacto de las redes sociales, la existencia de muchos datos para revisar mediante análisis usando software, la necesidad de aprender a visualizar datos y otras mejoras del mismo tipo.

Cuando estaba preparando mi trabajo, me di cuenta que Google ya es semántico, de la manera que imaginábamos que sería: está entendiendo las preguntas y respondiéndolas. No es que ya no muestre documentos que tengan las palabras que buscamos como es lo habitual, sino que ahora puede responder las preguntas en forma directa. Por ejemplo, al preguntar cuánto mide un jugador de básquetbol o dónde juega uno de fútbol, entrega el dato exacto. Y más abajo, los enlaces a documentos de referencia.

¿Cómo reacciona un profesional que debe elaborar contenidos, si su competencia es el buscador con más recursos del mundo? ¿Cómo enfrenta la capacidad de una máquina que es mucho más rápida y que procesa más datos, con mejor memoria y que puede responder en varios idiomas?

Mi respuesta, que la di en la presentación y se infiere de las láminas que incluye, es “haciendo lo que la máquina aún no puede, siendo creativo y agregándole valor al usuario que viene a buscar la información, entregándole una experiencia interesante”.

A continuación, la presentación:

Charla periodistas y tecnología from Juan C. Camus

¿Qué más me puedes contar?

Como habitualmente me pasa, me quedo pensando bastante tiempo en las cosas que veo, antes de hablar/escribir al respecto.

Esta vez me pasó que busqué algo en Google y el resultado me impresionó. Estaba detrás de información de Los Lakers, un equipo de la liga NBA de EE.UU., y mi búsqueda era acerca de Pau Gasol. Al llegar a la página de resultados, apareció en la zona de la derecha los datos provenientes de Wikipedia y bajo estos lo que me llamó la atencion: oferta de contenidos relacionados.

¿Quiénes estaban allí? Los colegas basquetbolistas de Pau. Al clikear sobre uno de ellos, esa zona se transformó en un elemento de navegación en la parte superior de la página de resultados. Es decir, la zona de relacionados, se tomó la navegación.

La imagen muestra la página de resultados de Google con contenidos relacionados
Página de resultados de Google con contenidos relacionados

Aparte de que me llama la atención lo central que se está haciendo Google en la producción de contenidos (ya no es el que te envía hacia quienes los crean), me interesó el hecho de que el buscador esté haciendo ofertas que tienen que ver con relacionar objetos de información.

Lo que parece obvio en otras industrias (por ejemplo, cuando Amazon ofrece otros productos que podrían ser de interés dependiendo de lo que uno haya visitado previamente), es usado en este caso para ofrecer nuevas posibilidades de información. Vale decir, se avanza hacia una experiencia de usuario más interesante para quien navega.

Una señal interesante que genera un par de alertas acerca de las tareas que deberían abordar los medios de comunicación, que son los productores naturales de contenidos pero que hasta ahora sólo se dedican a la noticia por separado. Su camino natural debería ser crear capacidades de generación de relaciones automáticas, basadas en contenido sin intervención directa de los redactores. Pero para eso, aún falta.

Mis razones para extrañar a Google Reader

No es raro que se acaben las aplicaciones web que son lanzadas por diferentes empresas, cuando los objetivos que persiguen no se cumplen.

De allí que el término de Google Reader anunciado en días pasados y debatido en todo el mundo (esta columna de E. Dans resume lo que siento) sea sólo parte del paisaje. No hay mucho que hacer al respecto, además de firmar peticiones en contra y buscar un reemplazo (dicen que Feedly va con ventaja).

Mis estadísticas en Google Reader: poca lectura en los últimos 30 días gracias a las vacaciones.
Mis estadísticas en Google Reader: poca lectura en los últimos 30 días gracias a las vacaciones.

Sin embargo, como les he contado a mis alumnos desde hace varios años, voy a extrañar a Google Reader porque como lo uso desde 2006, prácticamente lo transformé en una de mis aplicaciones de cabecera.

Al comienzo lo usé sólo como lector de blogs, sin embargo cuando aprendí sus capacidades de etiquetado comencé a trabajar en marcar los artículos que más me interesaban con mis propias etiquetas. Así lo conté en un post de 2007, cuando comencé a usar un widget que aún permanece en la portada de este sitio.

Ahora, lo interesante ocurrió cuando descubrí que por cada etiqueta era posible generar un RSS (archivo XML con la información de título, fecha, descripción y link) que podía ser entregado a otras aplicaciones, para construir otras piezas de información. Es decir, desde el Reader se generaban contenidos. Esto me sirivió para trabajar como curador de datos, tal como lo conté en un post de 2010.

E incluso cuando conocí ifttt.com ya pasé más allá y logré programar más cosas de manera simple. Así por ejemplo, cada vez que usaba una etiqueta en particular, se agregaba al RSS y ese sitio hacía una publicación en Linkedin a mi nombre.

La gracia de Google Reader entonces era su capacidad de generar contenidos en formatos interoperables (como el XML), para ser usados en otros lados, sin necesidad de estar promocionando a la marca. Si piensan en Twitter que sólo permite sacar tweets con “branding” o en Facebook que no deja sacar nada desde su plataforma, se entiende la utilidad de esto. Claro que es la utilidad para el usuario, no para la marca.

Para mí es un retroceso y lo genera la empresa que declaró que en sus principios que no haría esto. Por último que hubieran cobrado por el servicio: yo me haría cliente.

La señal aquí es la de no confiar en que lo que tienes va a durar permanentemente. Probablemente es el sino digital y habrá que vivir con él.

Google ya lo dijo: se viene la semántica

No es muy público ni ha llegado a los grandes titulares, pero para quienes trabajamos en contenidos digitales es una de las noticias importantes: Google apostó por lo semántico.

La nota en la que se anunció formalmente apareció en The Wall Street Journal hace un mes, incluyendo las declaraciones de Amit Singhal, uno de los científicos de Google dedicados a la búsqueda.

Allí plantea que se vienen años diferentes para su propio buscador, ya que además de mostrar resultados tal como lo hace ahora, debe establecer relaciones entre las páginas que se destacan, hasta llegar a un momento en que responda tal como una persona. Es decir, y tal como se plantea en esa nota de prensa:

Para una pregunta compleja tal como “¿cuáles son los 10 lagos más grandes de California?” Google podría entregar una respuesta en lugar de sólo mostrar enlaces hacia otros sitios.

Esto significa varias cosas, entre las cuales aparece la idea de que hay una máquina que entiende el significado los contenidos, más allá de que sólo se da cuenta de las palabras que ellos incluyen, como es en la actualidad. De allí que a esto se le llame “semántico”.

Como la publicación en WSJ es un anuncio concreto de lo que viene, ya hay muchos que se están preparando, ya que si bien es algo que va a tomar tiempo para que se concrete, es claro que Google (y los demás buscadores) seguirán indexando sitios y que, cada vez, buscarán más datos. Ya no sólo los que se muestran en el sitio, sino también los metadatos, que son aquellos que dan contexto a la información que se ofrece.

Entonces, si uno se dedica a crear contenidos digitales, cuáles son las tareas que aparecen y de qué nuevas hay que preocuparse? Acá enumeramos algunas:

  • Fin al SEO como lo conocemos: ya no serán tan relevantes las estrategias de mejoras de páginas tradicionales para subir en los buscadores, ya que éstos se fijarán en el contenido, más que en la forma. Habrá que darle más énfasis al contenido.
  • Contenido de calidad: lo que se buscará a futuro es contenido que efectivamente dé respuestas a lo que la gente busca. Por ello, habrá que tener un foco más puesto en la calidad que en la cantidad, ya que éso andarán buscando los robots que indexan.
  • Google’s Knowledge Graph: esta es una base de relaciones entre elementos que Google adquirió junto con la empresa Freebase y se asume que será la base desde la cual, a partir de ahora, establecerá cuáles son los sitios mejor relacionados, para determinados contenidos. Entender cómo opera, ayudará a saber lo que viene.
  • Aprender de web semántica: una forma de hacerlo, es mirar las presentaciones que ha hecho Claudio Gutiérrez, profesor de la U. de Chile y uno de los más avanzados en el tema en el país. Asimismo, leer los posts de Álvaro Graves, en los que explica qué hacer con linked data.

Otra mirada para los lentes de Google

En este video se muestra cómo podrían ser los lentes de Google, que corresponden básicamente a una interfaz actividada por la vista y el audio, que permite acceder a información que el usuario va requiriendo a medida que avanza su día.

Aunque parezca raro (mis alumnos entenderán que no lo es tanto), llevo pensando en ellos una rato, así que más abajo, les puedo contar qué me había imaginado. Y por qué me gustaría tenerlos.

Aunque los lentes podrían nunca concretarse y ser una broma (otra de Google, que suele hacerlas), como decía antes, hacía un tiempo andaba pensando en este tipo de interfaces para acceder a información.

Yo los había bautizado los “lentes sociales” porque facilitan el seguimiento de la actividad social de una persona, idealmente una que sea mala fisonomista (como yo mismo), y permitían hacer lo siguiente:

– Los lentes deberían tener un sistema para sacar una foto cada vez que la persona que los usa activa un mecanismo en el propio lente. Eso queda almacenado en el lente o se transmite vía Internet a un sitio web.
– En dicho sitio, el usuario llena la información que permite clasificar a la persona fotografiada, es decir, nombre, datos relevantes y una descripción de lo que conversaron en esa ocasión en que se encontraron.
– La siguiente vez en que ambos se encuentran, el usuario de los lentes vuelve a mirar a la persona y mediante una activación con la mirada, los lentes revisan la base de datos de rostros fotografiados e -idealmente- reconocen el rostro, mostrando en la pantalla su nombre, datos y el dato que le permite retomar la conversación.
– Gracias a eso, el usuario “pasa” por un experto en relaciones sociales, que reconoce y recuerda a todas sus relaciones, aunque haya pasado mucho tiempo.

Como ven, una pequeña ayuda para vivir la vida. ¿Se podrá hacer? ¡Seguro que sí! Bueno, si los haces, recuerda que te di la idea, para ser el primero en probarlos. ¿Vale?