Una de las tareas a las que he dedicado tiempo este año, ha sido pensar acerca de hacia dónde deben evolucionar los medios de comunicación para seguir cumpliendo su papel. Sé que no se ha notado demasiado porque he escrito poco, pero hasta que no tenga claro lo que tengo que decir, pues, prefiero seguir pensando.
Sin embargo, ya tengo algunas conclusiones, que ya harán su camino hacia una publicación mayor.
La primera y más importante es la del título de este post. En el sistema de administración de contenidos (CMS) está la clave de lo que un medio puede o no hacer. El CMS es el software que permite publicar un sitio web y tal como lo han visto en primera persona un par de amigos que trabajan en esta industria, no hay uno solo que sea perfecto, siempre falta algo.
Por ejemplo, leía temprano en el NYT una nota de deportes y al medio del texto había una invitación a suscribirse al boletín de noticias de su sección de deportes.
Con todo respeto por ese diario, varios de los deportes que cubren no son de mi real interés, por lo que no quiero ese producto. Pero sí quiero seguir la noticia, por lo que la oferta que habría tomado de inmediato -y en algunos casos hasta pagaría por ello- es que me avisen cada vez que haya algo nuevo y relevante que contar. Y que me permitan elegir a través de qué medios quiero ser avisado (mail, redes sociales, celular, etc).
¿Qué implica eso? Que el CMS debe tener la potencia para hacerlo, e incluso más, subiendo el nivel del mismo, ese software debería estar integrado a otro, a un Customer Relationship Manager (CRM) con el objetivo de que se guarden de inmediato las preferencias del usuario y luego eso permita procesar productos individuales por cliente, basado en lo que el medio publica. Es decir, ya no más un producto igual para todos, sino que por el contrario, muchos productos diferentes hechos a la medida de cada cliente. Eso da valor. Por eso ya se puede empezar a cobrar.
Y aún hay más
Pero no hay por qué detenerse allí. Leía ayer un interesante texto publicado por Cony Sturm en Medium acerca de “Por qué los periodistas ya no podemos trabajar como antes” y ella mostraba un diagrama muy interesante, que (sin su permiso, aunque espero, con su comprensión) voy a copiar aquí:
Ella explica el modelo señalando que “el periodista ahora hace el mismo trabajo de pauta y reporteo, pero la publicación puede ser montones de cosas. Es una serie de mensajes en Facebook, varias publicaciones en Twitter, un video en YouTube, un newsletter y una foto en Instagram, y todo es el mismo tema”.
Vale decir, no sólo hay que publicar, sino también difundir, que es una de las conclusiones del trabajo sobre innovación que hizo el NYT el año pasado, que lo llevó a crear una área de desarrollo de audiencias, que ha hecho mucho por la circulación social de sus contenidos.
Por lo mismo, es claro que debe ser desde el software de publicación, donde se deben ofrecer las herramientas para la difusión y de allí la urgencia por contar con una batería e acciones que haga al creador de la información, el responsable de su flujo. ¿Y qué tal si le agregamos información de visitas (analítica web) y de repercusión en redes sociales a cada elemento que escribimos?
Volviendo al título, se adivina que en esa herramienta que imaginamos, están muchas de las respuestas. Aunque claramente, esa herramienta siempre obedecerá a lo que la mente de quien la usa quiera llevar a cabo. Pero por algo hay que partir.